Maritza, Zunilda y Marisa, las tres últimas víctimas de violencia eran extranjeras

La mitad de las mujeres asesinadas este año por violencia machista eran migrantes (8). Estas víctimas se enfrentan a una serie de dificultades añadidas que complican su acceso a la protección y a sus derechos

Las últimas tres mujeres asesinadas eran extranjeras
KiloyCuarto

Poco antes de las siete de la mañana, los gritos de Marisa, de 61 años, y de su pareja, Floren, de 64, sobresaltaron a los vecinos de un bloque de viviendas en Getafe.  Asustados y preocupados, los vecinos llamaron a emergencias para avisar de lo que estaba sucediendo.

Tres puñaladas en el pecho

Cuando los agentes de policía llegaron al domicilio, se toparon con Floren: estaba muy nervioso, tenía un cuchillo en la mano y amenazaba con matar a su mujer. Lo cierto es que ya había consumado el asesinato en ese momento, pero los agentes tuvieron que dispararle con una pistola ‘táser’ para inmovilizarlo ante su actitud agresiva. Se había autolesionado, probablemente con la misma arma blanca con la que segó la vida de su pareja. Fue trasladado al hospital en calidad de detenido.

Vista del edificio, ubicado en la calle de Maestro Turina de la localidad madrileña de Getafe, donde Floren ha asesinado a Marisa de tres puñaladas
EFE/José Antonio Gallego

Minutos antes había asestado a Marisa tres puñaladas en el pecho. No se pudo hacer nada por salvar su vida. Según ha informado el Ministerio de Igualdad, no existían denuncias previas por maltrato, ni Floren constaba como agresor en el sistema de protección VioGén.

Víctimas extranjeras

Se da la circunstancia de que Marisa tenía nacionalidad cubana. Las tres últimas víctimas mortales asesinadas por sus parejas o exparejas eran extranjeras.

A Zunilda, colombiana de 43 años, la asesinó su marido, Jarrod, a martillazos en una fecha aún por determinar de la semana pasada. A Maritza, de 49 años y nacionalidad peruana, su marido la acuchilló hasta la muerte el domingo 15 de junio. Las tres eran migrantes, mujeres que se instalaron en España por distintos motivos.

Ninguna había denunciado

Ninguna de ellas había denunciado. En el caso de Maritza, sí constaba en el sistema VioGén por una activación a través del conocido como Protocolo Cero, cuando los agentes presencian o sospechan que una mujer está en peligro. Sin embargo, tras entrevistarse con ella, Maritza manifestó no estar preparada para dar el paso y se negó a denunciar el maltrato. El sistema se pone en marcha aunque no se haya obtenido la declaración o se haya formalizado una acusación.

En lo que llevamos de 2025, la mitad de las mujeres asesinadas por violencia machista eran extranjeras, según el desglose realizado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. En concreto, ocho de las 16 mujeres asesinadas este año no habían nacido en España.

Las dificultades de las mujeres migrantes víctimas de violencia

Estas mujeres se enfrentan no solo a las barreras propias de las víctimas de violencia machista —como la dependencia emocional o económica, el miedo o el no reconocerse como víctimas—, sino también a obstáculos añadidos derivados de su situación migratoria. En muchos casos, estas circunstancias dificultan que puedan pedir ayuda o acceder a protección.

Las últimas tres víctimas mortales por violencia machista eran extranjeras
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Idioma

La barrera más evidente es el idioma. Muchas de ellas no dominan el español, lo que complica el proceso de denuncia o incluso el hecho de contarle a alguien lo que les está ocurriendo.

Desconocimiento de la legislación

Del mismo modo, al no ser España su país de origen, desconocen sus derechos, los recursos disponibles o el funcionamiento del sistema legislativo, judicial y de asistencia social. Aquí es donde cobra especial importancia la figura de la mediadora sociocultural.

Países donde la violencia machista está normalizada

Además, algunas de estas mujeres provienen de países donde la violencia de género está normalizada o donde denunciar puede tener consecuencias sociales o familiares graves.

Falta de permiso de residencia o situación irregular

Muchas víctimas no tienen permiso de residencia o están en situación administrativa irregular, lo que les genera miedo a ser deportadas si acuden a la policía o a los servicios públicos.

La Ley de Extranjería permite la regularización por circunstancias excepcionales, como ser víctima de violencia de género, pero muchas de estas mujeres lo desconocen o no confían en que se les concederá.

Falta de red de apoyo

Al haber dejado su país de origen, muchas de estas mujeres viven aisladas y carecen de redes de apoyo suficientes que les ayuden a salir de la relación violenta.

Desconfianza en las fuerzas de seguridad

La policía no actúa del mismo modo en todos los países, y puede ocurrir que estas mujeres desconfíen de las fuerzas de seguridad. Esto impide que se atrevan a pedir ayuda o que confíen en los agentes cuando estos les advierten de que están en peligro, como ocurrió en el caso de Maritza.