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‘El señor Fox’, de Joyce Carol Oates: cuando la ficción abraza lo monstruoso

La nueva novela de Joyce Carol Oates vuelve a su territorio favorito —la manipulación, la infancia, la complicidad silenciosa— en un thriller literario que el New York Times calificó como “impresivo" e "inquietante”

'El señor Fox', de Joyce Carol Oates: cuando la ficción abraza lo monstruoso
'El señor Fox', de Joyce Carol Oates: cuando la ficción abraza lo monstruoso
Montaje: kiloycuarto

En su reciente novela El Señor Fox, Joyce Carol Oates emprende un viraje hacia el thriller literario bajo la superficie de su habitual exploración psicológica. El New York Times la definió como “impressive and unsettling” (“impresionante y desconcertante”), señal de que, una vez más, la escritora no rehúye sumergirse en los rincones oscuros de la experiencia humana.

La trama se despliega en un elitista internado de Nueva Jersey, la Langhorne Academy, donde aterriza un nuevo maestro de inglés, Francis Fox, cuya función aparente es la enseñanza, pero cuyo verdadero poder invisible es la seducción, la manipulación y el control. La desaparición de su coche en un estanque y la aparición de restos humanos inician un relato que, conforme avanza, despliega capas de maldad, fascinación y abuso que Oates aborda con precisión quirúrgica. Por un lado, el cuerpo del suspense: un detective que tira del hilo; por otro lado, la masa de víctimas, de padres, de instituciones que miran hacia otra parte.

La novela destaca por la forma de Oates al manejar construcciones de poder simbólico: Fox, carismático y manipulador, no es solo un villano aislado, sino un espejo de los sistemas educativos, de las familias pudientes y de la complacencia social. Este libro tiene los ingredientes de una novela comercial, pero se sustenta en la elegante estructura y sintaxis. Esa elegancia —como hueso y músculo literario— es lo que distingue esta obra de un thriller convencional: la densidad emocional, el lenguaje exigente y la ambigüedad moral.

'El señor Fox', de Joyce Carol Oates
‘El señor Fox’, de Joyce Carol Oates

Y sin embargo, la obra no está exenta de reparos. Su extensión es exagerada y hay algo de repetición temática. El desconcierto guarda relación con momentos en que la acumulación de violencia simbólica y psicológica puede saturar al lector. El riesgo de Oates, siempre presente, es llevar su maestría hacia un nivel de intensidad que algunos pueden considerar excesivo.

Desde la perspectiva de las representaciones del poder y el género, Fox ofrece múltiples motivos de reflexión. Primero, el personaje central —Fox— opera como mentor, maestro, figura de autoridad; y es precisamente esa figura la que manipula y vulnera. Oates interroga así la responsabilidad que conlleva la posición de poder educativo, pero también el silencio de los que lo rodean. Segundo, la novela aborda la inocencia infantil como terreno de explotación: las alumnas-víctimas están atrapadas en sistemas que prometen tutela pero entregan sometimiento. Tercero, aunque no es una obra específicamente feminista, su foco en la vulnerabilidad de las jóvenes y el encubrimiento colectivo conecta directamente con debates actuales sobre abuso, consentimiento, instituciones.

La escritora Joyce Carol Oates
La escritora Joyce Carol Oates

En su construcción narrativa, Oates alterna presente y pasado, desplegando una temporalidad fragmentada que intensifica la desorientación del lector. Esa técnica permite que lo que debería ser un solo asesino se convierta en metáfora de redes más amplias de complicidad. Por tanto, la lectura de Fox trasciende el puro entretenimiento y se convierte en un espejo: ¿qué tipo de figuras confiamos? ¿qué instituciones permiten que la seducción se convierta en daño?

En definitiva, El señor Foz es nueva prueba de que Joyce Carol Oates no deja de renovarse, o al menos no deja de aprovechar los recursos del género para profundizar en sus obsesiones literarias. Con su registro de maestra del horror psicológico, entrega una obra que entretiene, incomoda e invita a la reflexión, cruzando la literatura de género con los debates permanentes sobre poder, vulnerabilidad y representación.

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