Escribió una novela perfecta y la escondió en un cajón: nadie supo de ella hasta que murió

Esta es una lectura imprescindible. No solo por su valor literario —que lo tiene, y mucho— sino por su potencia simbólica

Elena Fortún - Sociedad
Una fotografía de Elena Fortún en blanco y negro
Archivo

Durante décadas, Elena Fortún fue reconocida exclusivamente como la creadora de Celia, aquel personaje inolvidable que cautivó a generaciones enteras de lectoras en la España del primer tercio del siglo XX. Sin embargo, lo que pocos sabían —y lo que nadie pudo siquiera imaginar— es que bajo la piel de aquella escritora de literatura infantil latía una autora profundamente moderna, atormentada y lúcida.

Una escritora que, en medio de su exilio, sus miedos y sus contradicciones, llegó a escribir una obra maestra que guardó en secreto, como si solo pudiera existir en la intimidad de lo no dicho. Esa novela fue Oculto sendero, el gran tesoro escondido de Elena Fortún. Un tesoro que no vio la luz hasta más de medio siglo después de su muerte. Una joya de la literatura, olvidada durante décadas.

Una novela silenciada por la culpa y el miedo

Oculto sendero fue escrita entre 1945 y 1947 en Buenos Aires, durante el exilio argentino de Elena Fortún, cuyo nombre real era Encarnación Aragoneses. En esa novela, redactada con un estilo confesional y desgarrador, la autora se atrevía a hacer lo que jamás había hecho públicamente: hablar de sí misma, de sus deseos reprimidos, de su atracción por otras mujeres, del peso de la religión y de las convenciones sociales que la asfixiaban desde niña.

La protagonista, María Luisa, funciona como un trasunto de la propia Elena Fortún. A través de su voz se articula una suerte de memoria íntima y dolorosa. Un autorretrato que, en el fondo, funciona como una confesión póstuma. La autora pidió expresamente que esa novela no se publicara. Y, de hecho, en sus últimas voluntades figuraba el deseo de que fuera destruida. Pero alguien la conservó.

Oculto sendero - Cultura
Portada de la novela ‘Oculto sendero’, de Elena Fortún
Renacimiento

Elena Fortún murió en 1952 sin ver publicada esa novela. Durante décadas, el manuscrito permaneció oculto. Primero en Buenos Aires y después en Madrid. Guardado en un cajón como una reliquia prohibida. No fue hasta 2016 cuando, gracias a la labor de la investigadora Nuria Capdevila-Argüelles y la editora María Jesús Fraga, Oculto sendero fue rescatada del olvido y publicada por la editorial Renacimiento.

La aparición de este libro no solo transformó nuestra percepción de Elena Fortún. También la incorporó con justicia al canon de la literatura española contemporánea desde una nueva mirada. Ya no solo como autora infantil, sino como una escritora adulta, desgarrada, capaz de explorar las profundidades de la identidad, el deseo y el exilio.

Un texto adelantado a su tiempo

La importancia de Oculto sendero es doble. Por un lado, porque nos revela a una Elena Fortún desconocida, valiente, lúcida y profundamente moderna. Por otro, porque es una de las primeras novelas en castellano en abordar abiertamente la homosexualidad femenina desde una perspectiva interior, no voyeurística ni estereotipada.

Elena Fortún - Sociedad
Una fotografía de archivo de Elena Fortún en blanco y negro, tomada en 1935
Wikipedia

Es un texto adelantado a su época, escrito con una crudeza emocional que aún hoy resulta conmovedora. La prosa es sobria, directa, pero profundamente íntima. En sus páginas resuena la tragedia de quien no encuentra un lugar en el mundo. De quien sabe que no podrá ser quien realmente es sin pagar un precio altísimo.

Elena Fortún escribió esa novela como un acto de honestidad brutal. Y luego la escondió, como si temiera que el mundo no estuviese preparado para leerla.

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