Florence + The Machine, fuego femenino que renace en ‘Everybody Scream’, su próximo álbum

“I’ll burn your heart out of me…”: en el umbral de Halloween, Florence Welch anuncia su sexto álbum, 'Everybody Scream'. Mientras esperamos lo nuevo, celebramos su legado: un cine sonoro y poético donde el dolor, el deseo, el feminismo y la liberación femenina se elevan como rituales de transformación

Florence + The Machine ha anunciado un nuevo disco para el próximo octubre de 2025
Florence + The Machine ha anunciado un nuevo disco para el próximo octubre de 2025

“But I hear the music, I feel the beat, and for a moment, when I’m dancing, I am free”, canta Florence Welch en uno de los mejores discos de la década, Dance Fever. Aquellas palabras sacudían el miedo, la ansiedad que la artista enfrentó antes del confinamiento, y al mismo tiempo ofrecían una promesa: la liberación como acto de creación. Hoy, esa línea resuena como bandera de su música y la de su banda, Florence + The Machine: purgadora, fecunda, radical.

Un nuevo grito emerge

Hace solo unas horas se ha confirmado que Florence + The Machine lanzará el álbum Everybody Scream el próximo 31 de octubre, coincidiendo simbólicamente con la noche de Halloween. Pocos detalles ha ofrecido la artista, salvo teasers inquietantes que la muestran gritando en un campo abierto, acompañada de frases como “toil and trouble”, “witchcraft”, “folk horror”, “magic” e “insanity”. Sobran los indicios de que lo nuevo promete ser osado, oscuro y profundamente femenino.

El legado de Dance Fever

Desde Lungs (2009), Florence + The Machine ha trazado una obra que combina visceralidad vocal, beats barrocos y paisajes emocionales amplios. Pero fue Dance Fever el punto de inflexión definitivo: un disco aclamado por la crítica (con puntuaciones que rozaron el “aclamación universal” en Metacritic).

Con temáticas que oscilan desde la ansiedad en “Free”, hasta el conflicto entre maternidad y vocación en “King”, el álbum explora los desequilibrios de lo femenino sin pasarlos por alto. Su fusión de pop progresivo, barroco, folk, disco e incluso industrial convierte cada pieza en un terreno sacralizado donde lo íntimo deviene catarsis colectiva. Fue, para muchos, uno de los mejores discos de la década, y sin duda el más poderoso y liberador del grupo hasta la fecha.

Dolor, deseo y la voz del feminismo

El poder de Florence Welch reside en hacer público lo privado: el trauma, el ansia, la dualidad entre lo sagrado y lo profano. Su voz no solo canta, sino que convoca ceremonias emocionales, donde el que escucha encuentra su reflejo. Temáticas como la ansiedad, la presión social, el autocontrol frente al abandono emocional, tienen siempre un ángulo femenino afirmativo.

En Dance Fever, ese pulso feminista no es retórico. Los climas oscilan entre el éxtasis de bailar para exorcizar demonios y la fragilidad pura de quienes solo encuentran su voz en la creación. Florence ensalza la vulnerabilidad como fuerza. Habla del dolor como materia: lo tritura, lo transforma y lo devuelve, libre, al mundo.

¿Qué esperar de Everybody Scream?

En ausencia de pistas concretas, las señales apuntan a un disco teatral, oscuro, inmersivo. Halloween como fecha no es casual: será un álbum de supersticiones, invocaciones e inmersión en el lado más oscuro de la experiencia. La presencia del guitarrista de Idles en imágenes del estudio añade una dimensión punk, visceral. Las referencias a “witchcraft”, “magic” e “insanity” (comunes, por otro lado, en su discografía) apuntan hacia un imaginario ancestral y liberador.

Florence ha tejido su carrera como un tejido ritualista, como así lo entienden sus fans, que forman parte del ‘Florence cult’: de bailes frenéticos a cantos rituales; de furiosas marismas sónicas a remansos de confesión al oído. Su nuevo álbum parece dispuesto a continuar esa senda, invitando de nuevo a abandonarnos a su altar sonoro.

Creadora intransferible

Florence Welch es creadora total: su voz es instrumento y su palabra, liturgia. Su feminismo no es proclama, sino pulso vital. En una era donde el pop tiende a la homogeneización, ella conserva un cuerpo musical intacto, indómito, poblado de demonios sensibles.

Cuando Florence canta “I’ll burn your heart out of me”, más que liberarse, nos libera. Nos recoge en ese gesto incendiario y nos devuelve, incendiados, unos minutos después. No es la clarividencia lo que ofrece, sino la catarsis; no la confirmación, sino la pregunta.

Everybody Scream es esa nueva hoguera que esperamos con fervor. Y aunque el futuro sea incierto, su pasado reciente —ese Dance Fever que tantas bestias interiores expulsó— nos da la certeza de que seguiremos encontrando en ella una “bruja profética” que conjura del deseo femenino su fuego inmortal.

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