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‘Flores para Antonio’: Alba Flores transforma el duelo en un canto a la verdad de su padre

El cineasta Isaki Lacuesta y la documentalista Elena Molina acompañan a la actriz en un viaje íntimo que, entre archivos inéditos y confesiones familiares, convierte la memoria de Antonio Flores en un relato universal sobre la pérdida, la música y la reconciliación con la herencia familiar

El documental sobre la figura de Antonio Flores que han dirigido Isaki Lacuesta y Elena Molina, 'Flores para Antonio', se ha estrenado en el Festival de San Sebastián
El documental sobre la figura de Antonio Flores que han dirigido Isaki Lacuesta y Elena Molina, 'Flores para Antonio', se ha estrenado en el Festival de San Sebastián

Isaki Lacuesta nos tiene acostumbrados a su particular manera de tratar el documental y las historias reales para fundirlas y tratarlas siempre desde nuevos puntos de vista y formatos, tanto en sus películas de ficción como en sus documentales. Desde el tratamiento de la memoria y la mella que puede hacernos de Un año, una noche, hasta la construcción bidireccional de Segundo Premio con su uso de la voz en off de los protagonistas. Una vez más, el cineasta toma la historia real de un personaje y la explica a través de un punto de vista que, sí, narra las vivencias del icónico Antonio Flores, pero que hace mucho más que eso.

Junto a la documentalista Elena Molina, la película repasa la vida del músico, desde sus inicios, su familia, salto a la fama, caída y eventual fallecimiento. Este no es un documental exposicional al uso, sino que está contado a través de la perspectiva de la auténtica protagonista, la actriz Alba Flores, hija de Antonio, que trata de repasar la relación con su padre para, tantos años después de su muerte, comprender quién fue en realidad.

Joaquín Sabina, Rosario o Carmona homenajearán a Antonio Flores en un documental liderado por su hija Alba
Joaquín Sabina, Rosario o Carmona homenajearán a Antonio Flores en un documental liderado por su hija Alba

Apoyándose en un cuidadísimo estilo cinematográfico, más cercano al reportaje que al cine documental al que estamos acostumbrados, entrevistas de la propia Alba con familiares y amigos de Antonio, y sobre todo, en una gran cantidad de archivo familiar nunca antes visto, el documental es un repaso verdaderamente emocional de la vida del cantante y una celebración de su figura.

Aunque por estas líneas pueda parecer un documental pensado para los seguidores más fieles del hijo de Lola Flores, lo cierto es que Flores Para Antonio, es, en realidad, una película para todo aquel que haya sufrido una pérdida y no ha sabido cómo afrontarla. En una conversación entre Alba y su tía, la también cantante Lolita, la actriz le confiesa que nunca había querido conocer a fondo lo que le había sucedido a su padre por “respeto al dolor”, a lo que su tía le dice que la forma de hacerlo es hablar de ello. Eso es lo que se dedica a hacer la película: enfrentar a Alba con las imágenes y recuerdos de su pasado, de su familia, y utiliza el cine como un medio para exorcizar el dolor y el duelo, y convertirlo en belleza y verdad.

Hay mucha valentía en este proceso, y también mucho cariño, mucho respeto y mucha autenticidad. La película no busca en ningún momento blanquear la parte más oscura de la vida de Antonio y las polémicas de los Flores. Es tremendamente satisfactorio y emocionante ver cómo una hija acepta esas caras ocultas de su familia porque necesita saber la verdad completa y clara sobre quién era su padre, para poder sanar y cerrar su herida.

Por supuesto, hablando de quienes estamos hablando, es imposible no mencionar el papel de la música en esta película. Parte de este proceso de curación de Alba Flores tiene que ver con la súbita frenada en su relación con el cante: tras la muerte de su padre, Alba no volvió a cantar. Descubrir la verdad da a la protagonista la confianza de volver a usar la música para expresarse, como muestra el precioso clímax de la cinta. Alba acepta así su legado, su posición y de dónde viene, recuperando su voz y su pasado. Es por supuesto un proceso difícil pero redentor y catártico, como dice ella misma en la película: “Mi cantar siempre fue algo desgarrado”.

Esta es una película redonda. De esas en las que todos los elementos (y hablando de Lacuesta, sabemos que el número de ideas por minuto va a ser muy elevado) van en la misma dirección. Desde lo visual, el montaje, los doodles y motion graphics que ilustran las secuencias y dinamizan fotografías (en alusión a la afición de Antonio por los collages), su acercamiento al tema… Todo se trata con un cariño y un respeto ante el cual es prácticamente imposible no emocionarse. Esto es cine necesario, de ese que abre los ojos e inspira, y hay que agradecer a Alba, la familia Flores y a todo el equipo por abrirse a compartir esta historia.

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