“Los cuentos y las fábulas permiten a los niños profundizar en sentimientos enormes, y a veces aterradores, dentro de un espacio protegido”. Con esta reflexión, Keira Knightley explica el impulso que la llevó a escribir Te quiero igual que siempre, su primer libro infantil, un proyecto íntimo que combina texto e ilustraciones propias y que sale a la venta el 19 de noviembre de 2025. Tras veinticinco años en la interpretación, la actriz británica abre una nueva etapa creativa a partir de una experiencia profundamente personal: convertirse en madre y acompañar a su hija mayor en un momento de transición emocional.
Keira Knightley relata que la semilla del libro surgió de un gesto doméstico, casi accidental. Su hija mayor tenía dificultades para dormir, y cada noche ella le dejaba un dibujo junto a la cama “para que, si se despertaba, supiera que estaba pensando en ella”. Esta rutina se prolongó durante cinco meses, y el resultado fue una montaña de bocetos llenos de criaturas, colores y escenas fantásticas. La actriz prometió reunirlos algún día en un libro, pero su hija intervino rápidamente en el proceso creativo: pidió aparecer en la historia, incluir a su hermana pequeña e incluso que un pájaro se la llevara volando. Ese momento marcó el inicio de la narración que después fue tomando forma.

Te quiero igual que siempre cuenta el viaje de una niña que, tras la llegada de un nuevo miembro a la familia, siente que el mundo que conocía empieza a moverse bajo sus pies. Una noche, escucha a su madre cantar la nana que antes le dedicaba a ella, solo que ahora se la canta al bebé. Esa disonancia emocional —la misma canción, pero dirigida a otra— la empuja a un sueño extraño que da paso a una odisea fantástica. A lomos de su gato, seguirá el rastro de unas notas musicales que su madre va dejando a través de bosques encantados, mares embravecidos y paisajes oníricos que combinan exuberancia y delicadeza. El viaje es simbólico, pero también concreto: la protagonista sigue la música para encontrar su camino de vuelta a casa, un hogar que ahora debe entender desde otra perspectiva.
El libro, ilustrado también por Keira Knightley, aborda cuestiones universales: el amor, la transformación emocional que implica la llegada de un hermano y la manera en que los niños procesan la pérdida del “centro del universo”. La actriz subraya que su intención era mostrar que “el amor crece, que el cariño de los padres no se reduce cuando llega un nuevo bebé”. También quería rendir homenaje a “la resiliencia del hijo mayor”, que debe aprender a compartir y a sentirse seguro en medio de un cambio que, en muchos hogares, viene acompañado de la preocupación de los adultos por cómo reaccionará el primogénito.
El proceso de creación del libro fue atípico, casi inverso al habitual. Keira Knightley no comenzó por la historia, sino por las ilustraciones. Durante un año, las colgó en la pared de su despacho y convivió con ellas mientras seguía trabajando en sus proyectos cinematográficos. Solo cuando viajó a Glasgow para rodar una producción, se llevó esos dibujos en la memoria y, desde la distancia, comenzó a escribir la historia que los unía. A su vuelta, reorganizó el manuscrito utilizando notas adhesivas: movía escenas de lugar, alteraba itinerarios, ajustaba ritmos. La pieza que terminó de darle estructura fue la incorporación explícita del personaje de la madre, un gesto que permitió a Knightley articular el viaje emocional de la protagonista.
Las ilustraciones se terminaron durante el rodaje de Palomas negras, una serie de tono adulto y escenas violentas que contrastaba radicalmente con el universo tierno del libro. Knightley reconoce que pasaba horas memorizando diálogos oscuros mientras coloreaba animales, hojas, olas o figuras infantiles. Lejos de interferir, ambas tareas se alimentaban entre sí: “Por alguna razón, esa combinación funcionaba a la perfección”.

La actriz explica que, para ella, el dibujo nunca ha sido un territorio ajeno. Es una herramienta que utiliza para memorizar guiones: escucha sus líneas grabadas una y otra vez mientras hace bocetos. En esta ocasión, ese hábito quedó transformado en un proyecto completo. “Crear este libro ha activado partes de mi cerebro que no usaba desde que era niña”, afirma en el dossier.
El libro incluye la nana que articula el viaje de la protagonista, versos que la niña reconoce como propios y que, sin embargo, ya no van dirigidos a ella. La música aparece en el texto como vínculo, como hilo conductor, como puente entre la vieja y la nueva dinámica familiar. También es un ancla emocional que permite comprender el núcleo temático del libro: el deseo infantil de ser visto, escuchado y recordado.
Keira Knightley reconoce la influencia de los cuentos tradicionales en su forma de narrar. Lee a sus hijas historias de los hermanos Grimm, llenas de peligros, bosques y seres amenazantes, porque considera que los relatos fantásticos ayudan a los niños a explorar emociones intensas sin miedo. “Cuando esas historias las escuchan en la voz de un padre, lo espantoso se vuelve manejable”, explica. Para ella, este libro participa de esa tradición: un espacio seguro donde los niños pueden enfrentar los celos, la incertidumbre o el temor a perder el afecto de sus padres.
Te quiero igual que siempre se enmarca así en la trayectoria de Keira Knightley como narradora, una faceta que acompaña a su carrera interpretativa. A lo largo de veinticinco años, la actriz ha trabajado en superproducciones, cine independiente, dramas históricos y teatro, y ha sido reconocida con nominaciones a dos premios Óscar, dos BAFTA, tres Globos de Oro y un Olivier. En 2018 recibió la distinción de Oficial de la Orden del Imperio Británico (OBE) por sus servicios al teatro y la caridad.
Ahora, asentada en Londres con su marido y sus dos hijas, Keira Knightley convierte un gesto cotidiano de maternidad en una obra ilustrada que dialoga con familias de todo el mundo y que marca su entrada en la literatura infantil. Si deseas, preparo también entradilla alternativa, recuadro biográfico o versión para redes.

