Contemporánea de Picasso, la artista santanderina recupera su lugar como figura indiscutible de las vanguardias

María Blanchard, pintora y cubista, a pesar de ser mujer

El Museo Picasso de Málaga pone de relieve la obra de una figura maltratada por la historia, en una exposición monográfica de ochenta y cinco obras comisariada por José Lebreros que se podrá visitar hasta finales de septiembre

Composición cubista 1916-1919

Composición cubista 1916-1919 Museo Picasso

María Blanchard (Santander, 1881-París 1932) fue pintora a pesar de muchas cosas, pero sobre todo a pesar de ser mujer. Se consagró como figura indiscutible del cubismo porque dedicó su talento y toda su vida al arte, olvidando todo lo demás. Mujer cultivada y comprometida con su modo de vivir, traspasó los límites de los estereotipos de género de su tiempo, afiliándose con decisión a la aventura cubista en la capital internacional de la modernidad del momento. A pesar de las duras críticas machistas a las que se vio sometida, también por su físico, María Blanchard fue un ejemplo de superación y supervivencia en un mundo de hombres.

La dama del abanico, de María Blanchard

La dama del abanico, de Máría Blanchard

La artista santanderina fue un talento y un alma bella dentro de un cuerpo desagradecido y doliente. Su vida significó renuncia, silencio y exclusión. Con la exposición “María Blanchard, pintora a pesar del cubismo”, inaugurada este pasado 30 de abril, el Museo Picasso de Málaga reivindica su lugar, poniendo de manifiesto el prodigioso relato de una de las mejores pintoras cubistas de la historia y escribiendo un capítulo importante en el libro de las principales figuras femeninas de la historia del arte.

La exposición, comisariada por José Lebrero Stals, quien afirma sin dudar que “María Blanchard es la mejor artista en la historia del cubismo”, reúne ochenta y cinco óleos, pasteles y dibujos del legado artístico que la pintora dejó en su corta trayectoria de tan sólo 20 años.

La boloñesa (La boulonnaise) 1922-1923

La boloñesa (La boulonnaise) 1922-1923

Entre las obras que los visitantes podrán ver hasta el próximo mes de septiembre destacan La Comulgante (1914), donde María ya demuestra una gran libertad intelectual, La dama del abanico (1913-1916), La boloñesa (1922-1923), que pertenece al Museo del Prado, y La echadora de cartas (1924-1925). Mención especial merece Joven en la ventana abierta (1924) entre otras razones por ser la primera vez que se expone fuera de Reino Unido, tras la adquisición por la Courtland London en los años 30. La exposición acoge también dos obras nunca expuestas, El Almuerzo (1922) y La niña de la pulsera (1922-1923).

Jóven en la ventana abierta, de María Blanchard

Jóven en la ventana abierta, de María Blanchard

Cerca de 50 instituciones museísticas y grandes colecciones han prestado obra para esta exposición, destacando entre otras la colaboración del Centre Georges Pompidou, el Musée d`Art Moderne de la Ville de París, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Museo Thyssen Bornemisza, el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander o el Museo del Prado.

Además, con motivo de la exposición, el Museo Picasso Málaga ha editado, en una edición en español y otra en inglés, el catálogo María Blanchard, con más de doscientas páginas ilustradas y textos de José María Lebrero, Andrea Weiss, Griselda Pollock o Xon de Ros, entre otros. Cuenta además con una biografía realizada por la doctora en historia del Arte y especialista en la obra de María Blanchard, María José Salazar, así como pequeños extractos escritos por Ramón Gómez de la Serna, Gerardo Diego o Federico García, entre otros intelectuales de la época.

La española, de María Blanchard

La española c. 1919-1913. De María Blanchard

Completa el proyecto el documental 26, Rue du Départ, Érase una vez París (2012) de Gloria Crespo, quien argumenta cómo la condición de género de María Blanchard y su discapacidad influyeron en su vago recuerdo en las páginas de la historia del arte.

Sus comienzos y su vida de experimentación artística en París

María Blanchard nació en una familia acomodada y culta en 1881 en Santander, el mismo año que nacía Pablo Picasso en Málaga. Con veintidós años inicia sus estudios de arte en Madrid, en un ambiente conservador propio del siglo XIX, y su obra de formación se centra en el retrato de seres queridos, las temáticas costumbristas como las escenas de la gitana, o mitología clásica.

En 1909 lleva a cabo su primer viaje a París, donde se viven aires de modernidad, vanguardia y libertad estética. Allí conocerá a Pablo Picasso o Juan Gris, Diego Rivera, Vicente Huidobro y se integra, como una más, en el círculo de artistas cubistas donde casi todo son hombres. Aunque fue muy activa dentro del movimiento cubista, según explica José Lebrero en el libro editado con motivo de la exposición, “la santanderina no participa de ningún modo de la sociabilidad de lo que se conoce como los locos años 20”, pero sí será una compañera más del grupo de artistas de donde saldrán figuras clave.

La echadora de cartas, de María Blanchard

La echadora de cartas, María Blanchard (1924-1925)

Rechazada por la crítica machista en el Madrid de 1915, en un sistema del arte que la ninguneó y la excluyó

En 1915 es invitada por Ramón Gómez de la Serna a participar en “Los pintores íntegros”, la primera exposición cubista que se celebra en Madrid. Sin embargo, en una capital española aún tradicional y academicista, su obra será duramente criticada, recibiendo una feroz y despectiva censura machista. Tampoco duró mucho la exposición, que fue clausurada por las autoridades a los diez días de su inauguración. Después de aquel episodio y ante la decepción y desolación artística que vivió, María no volverá nunca a España.

Niña de negro y rosa. María Blanchard

Niña de negro y rosa. c. 1926. María Blanchard.

La lucha de María Blanchard

Pocos detalles se saben de la vida de la artista santanderina, compañera de Pablo Picasso y Juan Gris y amiga de Diego Rivera. A Blanchard, se la compara a menudo con la que pronto se convertirá esposa de Rivera, Frida Kahlo, por compartir la vida triste y dolorosa que vivió a consecuencia de sus dolencias físicas. Al parecer nació con cifoescoliosis, una malformación congénita de la columna vertebral que le provocó enanismo y una dislocación bilateral de la cadera.

Un impecable dominio técnico y la preocupación por la vulnerabilidad humana

Su repertorio temático impregnado de alusiones al mundo real desarrolla en sorprendentes recursos cromáticos maternidades, escenas domésticas, niños o mujeres centradas en sus quehaceres. Refleja también una sentida preocupación femenina por la vulnerabilidad de la condición humana y el poder evocador de las emociones, con un uso personal de los colores, con el uso del pastel, que identifica su prolífica obra de la de sus compañeros.

La exposición de María Blanchard, primera de la nueva etapa que afronta el Museo Picasso de Málaga tras el nombramiento de Miguel López-Remiro como nuevo director de la pinacoteca malagueña, es una muestra única de los vínculos de la tradición y vanguardia. “Es un honor poder albergar la exposición de una artista mujer que se estableció con una audacia y un emprendimiento realmente peculiar, en un momento en el que la relevancia artística de las mujeres no era valorada; ella supo navegar esta situación y establecer un diálogo entre iguales con Braque, Juan Gris o el mismo Picasso”, explica López-Remiro.

La Comulgante, de María Blanchard

La Comulgante, de María Blanchard

El último adiós

María Blanchard murió un 5 de abril de 1932, en París. A su entierro acudieron todos sus amigos. Entre ellos estaba Pablo Picasso, quien la consideraba una de los suyos y otros compañeros de la vanguardia cubista. María ya había sufrido mucho con la muerte de Juan Gris y en esos lances se encontraba ahora ella misma.

Vicente Huidobro escribió a su madre para relatarle cómo fue el último adiós de Blanchard.  Vengo llegando del entierro de María Blanchard. Que tanto quería a los míos y que tenía un talento y un alma extras en un cuerpo tan poco favorecido. Fue un entierro tristísimo, como de drama romántico, aunque estaba todo lo mejor de París, llovía terriblemente y granizaba con un viento que azotaba la cal. Picasso me decía, “cómo va disminuyendo nuestro grupo, nuestro primer grupo batallador y heroico. Cuán pocos quedamos ya y en tan pocos años, tantos muertos”.

Sin llegar siquiera a conocerla personalmente, Lorca escribió en su honor una elegía. Sobre ella había dicho que “la lucha de María Blanchard fue dura, áspera e hinchosa como una rama de encina, sin embargo, nunca fue resentida, sino todo lo contrario”.

Los museos y las mujeres en la historia del mundo del arte

José Lebreros, comisario de la exposición comentó que “el Museo Picasso de Málaga haga esta exposición es un paso más en la trayectoria del museo de traer a esta ciudad estas historias de mujeres artistas”. Y esto nos lleva a la bendita evidencia de que las narrativas museísticas de las principales pinacotecas y museos han emprendido un cambio. En los últimos años están dando luz a pintoras que, de manera totalmente injusta, no tuvieron hasta ahora su lugar en las páginas de la historia del arte. En palabras de Griselda Pollock, “Las mujeres siempre han hecho arte. Han participado en todas las culturas, en todos los momentos, periodos y movimientos de historia del arte, a pesar de las numerosas prohibiciones y restricciones”.

Queda mucho por descubrir sobre el universo de María Blanchard, “ese ser tan lleno de cosas, tan reservado, tan pleno de ahorros, que nos tiene sobrecogidos” según describe Gómez de la Serna, pero gracias a este nuevo punto de luz que arroja el Museo Picasso de Málaga hacia su vida y obra la investigación y puesta en valor sigue adelante.

 

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