El Cambridge Dictionary ha añadido más de 6.000 términos nuevos a su edición online en el último año, una actualización que pone en evidencia cómo las redes sociales, plataformas como TikTok o YouTube y la jerga generacional influyen directamente en el lenguaje escrito y hablado. Entre las inclusiones más destacadas figuran palabras como skibidi, delulu, tradwife, broligarchy, lewk, inspo y mouse jiggler.
Del meme al diccionario
Skibidi empezó como una expresión sin sentido atribuida al éxito viral Skibidi Toilet, una serie animada surrealista con cabezas humanas emergiendo de inodoros, creada por Alexey Gerasimov. El término ha llegado a emplearse para expresar admiración, rechazo o simple absurdo: “cool”, “malo” o “sin sentido”, según el contexto.
Delulu es la abreviatura de “delusional”, que significa “delirante”, y tiene raíces en el fandom del K-pop, donde se utilizaba con ironía para burlarse de fans que se creen romances imaginarios con celebridades. Su uso se ha expandido a redes como TikTok e incluso llegó al Parlamento australiano, cuando el primer ministro Anthony Albanese lanzó el meme “they are delulu with no solulu”.
Tradwife combina “traditional” y “wife” y hace referencia a mujeres que defienden y exhiben públicamente su rol tradicional: ama de casa, madre y cuidadora. La etiqueta se popularizó en plataformas como Instagram o TikTok gracias a influencers como Hannah Neelman y ha generado tanto adhesión como críticas profundas por su carga ideológica.
Más allá del meme: broligarchy, lewk y mouse jiggler
Broligarchy, mezcla de bro (hermano, tío) y oligarchy, surge para describir a la élite masculina de Silicon Valley con poder político y económico —pensando en figuras como Elon Musk, Jeff Bezos o Mark Zuckerberg— quienes ejercen una influencia determinante en el Estado.
En el ámbito tecnológico y laboral, aparecen mouse jiggler, dispositivo o software para simular actividad en la computadora y aparentar que se está trabajando, y en la cultura de la moda, lewk (versión estilizada de “look”) y inspo (inspiración) —compañeros de hashtags en publicaciones virales— ya tienen su lugar en el diccionario.
También ganan terreno expresiones que antes solo figuraban en el argot digital: snackable para describir contenido breve y fácil de consumir; red flag y green flag para aludir a señales negativas o positivas en relaciones sentimentales; y forever chemical para etiquetar sustancias artificiales persistentes que contaminan el medio ambiente.
El criterio Cambridge: solo lo duradero
Colin McIntosh, director del programa léxico del Cambridge Dictionary, insiste en que solo se incorporan palabras con persistencia demostrable. “No es habitual ver ‘skibidi’ o ‘delulu’ en el diccionario. Solo añadimos términos que creemos que perdurarán”, señala. Este enfoque refleja cómo los neologismos digitales han ganado una legitimidad que amplía y transforma el vocabulario formal del inglés.
La inclusión de estos términos no ha pasado desapercibida sin críticas. Usuarios en redes lamentan que el inglés pierda dignidad o distinción: “¿Inglés o sección de comentarios de TikTok?”, se queja un tuitero. La palabra skibidi, en particular, ha sido atacada como síntoma de “brainrot” o deterioro generacional por otros países, como afirmó la escritora Lee Escobedo. Aun así, los editores del diccionario defienden que el lenguaje es vivo, y estos cambios son prueba del impacto real del internet en la lingüística moderna.
Préstamos y extranjerismos digitales
Aunque el Diccionario Cambridge trabaja sobre el inglés, fenómenos como este anticipan cómo el español y otras lenguas también están asimilando préstamos de la cultura digital: anglicismos como “spoiler”, “crush” o “vibe” ya son habituales. La oficialización de términos como delulu o tradwife evidencian que internet no solo moldea el habla coloquial, sino que también entra en los registros académicos y culturales.
La última actualización del Cambridge Dictionary supone un reconocimiento de que las pantallas y las redes sociales son hoy fuente legítima de evolución lingüística. De la mano de generaciones que dominan la viralidad y la ironía, el inglés —y con él, otros idiomas— permanece en transformación. Así, lo que ayer era jerga de nicho o meme pasajero, hoy forma parte del léxico oficial.