Lanzamiento

Zaz: “La música me ha salvado”

Con una voz inconfundible que mezcla la bohemia parisina con la herencia del chanson y el aire libre del mundo, Zaz regresa con nuevas canciones que confirman su renacer artístico

La cantante francesa Zaz
La cantante francesa Zaz

Zaz ha aprendido a vivir varias vidas dentro de una misma melodía. La intérprete que conquistó al mundo con Je veux vuelve ahora con un disco que late entre la fragilidad y la fuerza, entre lo íntimo y lo universal. Tras una trayectoria marcada por giras internacionales, millones de discos vendidos y un repertorio convertido en himno para varias generaciones, la cantante francesa se desnuda ante su público con una obra que celebra la música como salvación, refugio y renacimiento.

Quince años después de que algunos de sus grandes éxitos la catapultaran como fenómeno internacional de la chanson française, Zaz reaparece en los escenarios con una fuerza distinta. Su nuevo disco, Sains et saufs, que verá la luz el 19 de septiembre, marca un renacimiento personal y artístico tras años de lucha contra las adicciones y la presión del éxito. Con la voz rota que la convirtió en heredera contemporánea de Édith Piaf, la cantante francesa se sube de nuevo a los escenarios mostrando una versión más luminosa y serena de sí misma.

El peso de las exigencias

Durante años, Zaz vivió atrapada en el perfeccionismo. “Me ponía muchísima presión. No se notaba, pero también porque bebía bastante y fumaba; tenía un montón de muletas por todas partes”, confesó en la presentación de su nuevo proyecto en Madrid. Detrás del entusiasmo de sus giras y la energía con que transmitía cada canción, se escondía una mujer en permanente tensión consigo misma. El éxito de Je veux y de los álbumes que siguieron le otorgaron fama mundial, pero también la expusieron a una contradicción constante: la de cantar contra la superficialidad del dinero y ser juzgada por las sumas que ganaba. “Yo no dije que no quisiera dinero, dije que no era lo que me motivaba”, replicó entonces.

La presión se extendía al estudio de grabación. Cada disco era para ella una batalla contra sus propias expectativas. Con Warner, la multinacional que la acompañó en los primeros años de éxito, nunca logró liberarse del todo de ese peso. La ruptura fue inevitable. Hoy, bajo el sello independiente parisino Tôt ou Tard, Zaz asegura haber encontrado el espacio creativo que necesitaba.

Un punto de inflexión vital

La pandemia fue el verdadero cambio. Durante el primer confinamiento, Zaz enfermó de Covid-19 y, tras un ayuno de tres días, decidió abandonar de golpe el alcohol y el tabaco. “Tenía un consumo festivo, pero muchas veces terminaba estrellándome. Al dejar todo eso, me respeté, me reconocí, me valoré”, explica. Esa decisión no solo transformó su vida cotidiana, también su manera de crear. Sains et saufs es, en gran parte, el resultado de esa sobriedad: un álbum que se abre con Je pardonne, una canción que vuelve sobre su propio pasado, el de la infancia difícil en hogares de acogida y expulsiones escolares, y el de la adolescencia marcada por la rebeldía. “Todo estaba construido sobre bases muy inestables y destructivas”, ha relatado.

Su juventud, sin embargo, también fue el tiempo de la reconstrucción. Autodidacta, se perdía en los libros con hambre de comprender. “¡Devoraba libros! Tenía hambre de saber”, recuerda. Aquella búsqueda intelectual la sostuvo en los años en que la música era todavía un sueño precario.

La fama, cuando llegó, se mezcló con esas heridas. Excesiva, intensa, sin límites, Zaz volcó buena parte de su energía en su fundación Zazimut, creada para apoyar proyectos sociales y medioambientales. “Puse mi dinero, para mí era lógico, había que dar”, explicó. Pero en esa entrega también se perdió: “Siempre he sido intensa y absoluta. Me di cuenta de que quería ser un superhéroe y que eso no funcionaba. Me agotaba”.

De ahí que su nuevo trabajo respire otra cadencia. El disco se presenta como un manual íntimo para aprender a vivir con fragilidad y, al mismo tiempo, con alegría. “La base es volver a aprender a quererse. No vivo en un mundo de color de rosa, en absoluto, pero casi es una elección política estar en la alegría”, afirma. No se trata de ingenuidad, aclara, sino de resistencia: “Si te hundes en la angustia y el miedo, no vas a ayudar”.

Sanos y salvos

El título del álbum resume bien ese trayecto. Sains et saufs no es una declaración de victoria definitiva, sino de reconciliación. Zaz reconoce que hablar públicamente de sus heridas ha sido un proceso lento: “Antes estaba desconectada de mí misma. He pasado de la teoría a la práctica, y eso es un camino. Estamos llenos de contradicciones”. Esa honestidad la acompaña ahora en una gira europea que pasará por España en varias fechas y culminará en París, en un Olympia ya anunciado para diciembre de 2025.

Quince años después de su irrupción en la música, Zaz vuelve a situarse en el centro de la canción francesa, pero con otro tempo vital. Ha atravesado adicciones, contradicciones y presiones, y se presenta ahora como una mujer que ha aprendido a habitar sus propias cicatrices. “Al dejarlo, me respeté”, repite. “La música me ha salvado”. Y en esas palabras se resume la nueva etapa de una artista que, más que renacer, parece haber encontrado por fin un modo sereno de estar en pie.

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