El Ministerio de Defensa ha anunciado que incrementará en 30 las plazas de acogida disponibles para familias de combatientes ucranianos en la residencia residencia militar La Plana de Castellón. Su objetivo, según el Departamento de Margarita Robles, “seguir sacando sonrisas y alejar, especialmente a los niños, del horror de la guerra”.
Concretamente, Defensa ha anunciado que ya están en marcha el protocolo y la coordinación para pasar de 50 a 80 plazas en cada rotación a partir del próximo año. Un anuncio ha sido realizado durante la visita de Robles a la residencia militar de la provincia castellonense.
Desde que en enero de 2024 llegara el primer grupo de beneficiados, ya han sido cerca de 1.200 las personas que han disfrutado de este programa que incluye actividades culturales, de ocio y descanso. Además, también ofrece atención psicológica durante las dos semanas de estancia.
La ministra de Defensa agradeció este jueves al personal del centro su “importante” labor de apoyo para quienes encuentran en España un “lugar seguro para dejar atrás el horror de la guerra, aunque sea por unos días”. Robles también insistió en que España “va a estar siempre al lado de Ucrania”. “Y una forma de materializar ese apoyo es este proyecto que nos permite ayudar a los niños y a sus madres”.
“Los niños no tuvieron que oír disparos”
Artículo14 pudo hablar hace algunos meses con participantes en el proyecto. Durante 15 días, Olena Smuzhenko y Olena Syvorih y sus hijos no escucharon las explosiones de las bombas ni los aviones militares sobrevolando. Tampoco tuvieron que preocuparse de buscar un refugio en el que sus hijos puedan sobrevivir a la guerra. La residencia militar de acción social de la localidad castellonense es un oasis para una pequeña comunidad ucraniana.
Tanto Smuzhenko como Syvorih estuvieron dos veces en Valencia, una vez en Peñíscola y el último día hemos fueron a las cuevas de San José. Ambas se mostraron “muy agradecidas” a España y al Ministerio de Defensa por este proyecto, ya que fue una “gran oportunidad para desconectar un poco de la guerra en Ucrania”. “Sobre sobre todo para los niños, que no tuvieron que oír disparos ni explosiones”, agregaron.
Preguntadas por si estas actividades las pudieron alejar de la guerra, Syvorih declaró que las mujeres “no podemos desconectar del todo” porque sus maridos están en el frente y corren peligro. Sin embargo, “los niños desconectan totalmente porque no tienen la preocupación de buscar refugios antiaéreos o buscar un lugar por dónde escapar. Eso es lo más importante”, declaró.


