Cristina Montero aglutina más de 20 años de experiencia profesional, y casi 10 en la industria de defensa. Actualmente, Montero desarrolla su carrera profesional en GDELS-Santa Bárbara Sistemas, donde dirige las operaciones de la planta de GDELS-SBS en Sevilla, centro de apoyo al ciclo de vida de vehículos blindados en Europa, con más de 200 personas a su cargo. La compañía, con sede en Madrid forma parte de la europea General Dynamics, que cuenta con 50 clientes, entre ellos 20 países miembros de la OTAN y de la UE. GDELS-SBS se dedica a la comercialización y mantenimiento de equipos de defensa, como vehículos blindados o sistemas de artillería.
Ingeniera de formación, Montero aporta una sólida trayectoria en gestión de proyectos complejos, transformación industrial y liderazgo técnico, con una visión estratégica que conecta la innovación con las capacidades operativas, sostienen desde GDELS-SBS. Antes de su incorporación a la empresa, trabajó más de una década en el sector energético en Abengoa, donde coordinó proyectos de I+D de alto impacto internacional. Destaca también su etapa como Senior Program Manager al frente del Programa Pizarro para el ejército español.
¿Qué futuro tiene el sector de la Defensa?
La industria de Defensa está en un momento de elevado crecimiento y transformación, impulsado en gran medida por el compromiso del aumento del gasto en Defensa a nivel nacional y mundial.
Debido a la situación geopolítica, en los últimos años estamos viviendo un resurgir de las empresas vinculadas al sector que está invirtiendo en instalaciones, personal y desarrollos en I+D. De igual forma, existe un interés cada vez más manifiesto de profesionales en entrar en el mundo de Defensa, puesto que se percibe como una carrera de largo recorrido y proyección.

¿Cree que es aún un sector que está muy masculinizado?
Es indudable que los sectores industriales en general siguen teniendo un porcentaje de dedicación masculina superior a la femenina. Aunque esto es algo que viene desde la etapa formativa: los estudios universitarios de orientación ingenieril, mecánica, eléctrica o electrónica siguen atrayendo en mayor medida a la población masculina y cuando hablamos de formación profesional, esa brecha es aun mayor.
Adicionalmente, creo que desarrollar una carrera en la Industria de Defensa no es una primera opción para los estudiantes, puesto que es una gran desconocida. Los compañeros del área de diseño están haciendo una gran labor participando en diferentes Ferias de Empleo Universitarias, dando a conocer y poniendo en valor el trabajo en GDELS SBS atrayendo a futuros profesionales.
Aun así, he podido ver como en los últimos años la tendencia va cambiando, incorporándose más mujeres no solo a puestos típicamente de gestión, sino de carga técnica y en primera línea en el desarrollo y pruebas de vehículos blindados y sus componentes.
¿Cree que sigue existiendo la brecha salarial?
Sigue existiendo, aunque la industria es cada vez más consciente de ello y empresas como la nuestra poseen mecanismos para su erradicación.

Aunque yo opino desde una posición privilegiada, en la que he podido optar a puestos de responsabilidad con remuneración acorde al puesto y no a la persona, soy consciente de que la masculinización del sector y la baja presencia de mujeres en puestos tanto de responsabilidad como de mando intermedio, contribuye a agrandar esta brecha.
¿En qué proyecto se encuentra ahora?
A mediados de este año he pasado a ser la Jefa de Producción de la Fábrica de Sevilla de GDELS SBS, centro de excelencia de apoyo al ciclo de vida de vehículos blindados en Europa, con más de 200 operarios especializados en el mantenimiento, montaje y prueba de vehículos y sus componentes. Trabajar en estas instalaciones históricas, en un centro referente para la industria es un reto apasionante.
¿Qué mito sobre el liderazgo femenino le gustaría desterrar para siempre?
Que las mujeres no impulsan a otras mujeres al liderazgo. Existe una creencia de que solo “un puñado” de mujeres puede ocupar un puesto de liderazgo y responsabilidad, y que, por ello, si una mujer lo alcanza, la presencia de una segunda cabeza femenina puede hacer peligrar su estatus.
En mi experiencia puedo afirmar que las mejores profesionales que he tenido como mentoras o jefas han trabajado por impulsar los méritos de sus subordinadas, sin que esto hiciera sombra alguna a su trabajo.
¿Cuál ha sido la decisión más difícil en su carrera profesional?
Hacer un cambio completo de sector y rumbo desde el sector energético que fue mi especialidad en la carrera y mi primera experiencia profesional hacia la producción y la Defensa. Profesionalmente, aunque tenía ganas de ese cambio, suponía volver a empezar en un sector que era un gran desconocido para mi.
Después de casi 10 años, puedo reafirmarme en mi decisión, en una industria en transformación constante en la que hay mucho que aportar y mucho también que aprender.
Un error profesional del que aprendió una lección valiosa
Mas que un error específico, es una adaptación de la mentalidad ante las operaciones diarias: con el tiempo he aprendido en no confiar en que, por muy buen equipo que tengas, las actividades vayan a funcionar “por si solas”. Es necesario mantener un seguimiento continuo y de todos los puntos del proceso, revisando la planificación con visión de conjunto sin miedo a redirigirse si la situación lo requiere.

