La amenorrea, ese término tabú que durante años han vivido muchas atletas y deportistas de élite en silencio. La ausencia de regla es una alerta que emite el cuerpo cuando las cosas no están bien. Hoy se conocen las causas y sus peligrosas consecuencias, pero esto, no siempre fue así.
Durante años se consideró una consecuencia relativamente común del alto rendimiento. Los primeros estudios que asocian la ausencia de regla al deporte de élite datan de 1993, entoces el término se acuñó como triada. A partir de 2014, el Comité Olímpico Internacional empezó a llamarlo déficit energético relativo en el deporte.
Amenorrea y sus consecuencias
Durante años muchas mujeres deportistas, entrenadores y médicos normalizaron esta situación, especialmente en deportes donde hay un peso categorizado, como el judo, el taekwondo, el boxeo, o en los que la ingesta de calorías es mucho más baja que el gasto. Deportes de alta intensidad como el ciclismo o el atletismo son deportes en los que sus atletas pueden sufrirlo.
Gracias a los muchos estudios que hay en la materia hoy se sabe que la amenorrea puede acarrear graves problemas de salud. El doctor José Luis Castillo del Hospital Vithas nos explica que este déficit calórico, tiene como pilares en la deportista femenina, una baja disponibilidad energética, alteraciones menstruales y alteraciones de la densidad mineral ósea (osteoporosis), estando presente en un considerable porcentaje de atletas de alta competición, con unas consecuencias nefastas para su futuro a corto, medio y largo plazo. La prevalencia del déficit relativo de energía se ha estimado hasta en un 60% de deportistas
En primera persona
La atleta Ana Lozano lo vivió en primera persona. Estuvo durante seis años sin regla. “Yo me encontré con la amenorrea sin esperármelo. Estaba en un momento de gran rendimiento y no encontré mucho apoyo, ni tampoco mucha solución”. En 2017 estaba en el mejor momento de su carrera, y llegó al mundial de Atletismo para disputar los 5000m, una prueba en la que fue además campeona de España. “Los mayores éxitos de mi carrera los viví en amenorrea, pero luego me pasó factura”. Para combatir su amenorrea encontró mucha desinformación. “Me dieron la píldora, me decían que engordase, que dejase de correr. Me topé con muchos médicos que no conocían nada sobre la materia, que no estaban ni preocupados ni actualizados, así que empecé a buscar soluciones”.
Se sintió muy sola en esa búsqueda, pero no se detuvo. “Y pronto mi entrenador tuve la suerte de que se empezó a formar en este tema también”. Su licenciatura en Biología le ayudó a comprender lo que se había escrito sobre el tema, tratando de encontrar herramientas útiles que le devolviesen a un presente saludable.
Una vez que profundizó en el estudio de la amenorrea se topó con sus consecuencias. “Para mí casi lo de menos es que me afectase a mi fertilidad. Para mí lo peor es que me di cuenta de que estaba comprando papeletas para ser de cristal”.
Lo que ocurría es que su cuerpo le estaba alertando sin que ella se diese cuenta. “Cuando el organismo sufre algún tipo de estrés, apaga funciones secundarias y entre ellas pues apaga la reproductora porque podemos sobrevivir sin tener esa función” además de desactivar la función reproductiva, la osteoporosis es otra de las consecuencias. “Los estrógenos, entre otras cosas, hacen que nuestros huesos tengan una densidad mineral ósea adecuada, y cuando faltan esos estrógenos, los huesos se pueden romper con más facilidad”.
También, la amenorrea puede hacer crecer los niveles de colesterol, por lo que las enfermedades cardiovasculares, hipertensión o diabetes son algunas de las que están asociadas.
Aunque la causa principal es un gasto calórico mayor que su ingesta, también la amenorrea puede llegar por factores psicológicos. “Muchas veces no se hace caso a la salud mental y es muy importante, las atletas sufrimos mucho estrés. No somos superwoman somos seres humanos que sin darse cuenta han maltratado su cuerpo un año tras otro“.
El cuerpo tarda en volver a confiar
“Yo además me sentía muy culpable, hacía todo lo que me decía el médico, comía, había cogido kilos, las analíticas me salían bien, pero no me venía. Sentía mucho agobio de no saber qué podía estar mal”. Más tarde aprendió que el cuerpo puede tardar meses o incluso años en volver a reactivar todas las funciones. “Yo siempre digo que el cuerpo es como un amigo, cuando le fallas, tarda en volver a confiar“.
A pesar de todas estas peligrosas alertas, durante años, hubo médicos que incluso le dijeron que era lo normal en el deporte de élite. “Es incluso una negligencia, tenemos que grabarnos todos a fuego que es un problema muy grave y que no va de la mano con el deporte profesional, las atletas que nos van a representar en París tienen la regla”.
Para combatir la oscuridad que ha habido durante décadas sobre este tema, Ana ahora ofrece charlas para concienciar a familias, entrenadores y deportistas. En ellas siempre alienta a las deportistas a que no se callen sus problemas de salud, a que lo compartan “no estáis solas” suele recordar en sus ponencias. Su empeño hizo que desde el año pasado el Consejo Superior de Deportes incluyese estas ponencias entre sus programas didácticos. Su meta no es que las deportistas salgan de la amenorrea, “el objetivo es que nadie caiga”.