El Six Kings Slam ha nacido con un brillo innegable: dinero, estrellas y espectáculo. Pero también con una sombra evidente. Este nuevo torneo de exhibición, celebrado en Arabia Saudí como parte de la Riyadh Season, reúne a seis de los mejores tenistas del mundo —Carlos Alcaraz, Novak Djokovic, Jannik Sinner, Alexander Zverev, Taylor Fritz y Stefanos Tsitsipas— en una competición millonaria sin puntos ATP, diseñada para atraer miradas globales.
Sin embargo, entre los focos y la pompa, hay una pregunta que cada vez resuena con más fuerza: ¿por qué no hay mujeres en el Six Kings Slam?
La ausencia de figuras femeninas en un torneo de este calibre no es un mero descuido organizativo. Es el síntoma visible de un problema más profundo: la falta de visibilidad, reconocimiento y espacio que aún se reserva a las mujeres en un deporte que, paradójicamente, cuenta con algunas de las mayores estrellas mediáticas del planeta.
El espectáculo masculino del Six Kings Slam
El Six Kings Slam es, oficialmente, una exhibición. No reparte puntos para el circuito profesional ni influye en el ranking mundial. Pero lo que sí reparte —y mucho— es dinero. Cada participante recibe 1,5 millones de dólares solo por competir, y el campeón puede alcanzar los 6 millones en total. Con semejante cifra, la repercusión mediática está garantizada. Y la intención de Arabia Saudí de proyectar una imagen moderna y cosmopolita también.

Sin embargo, el espectáculo se construye únicamente alrededor del tenis masculino. El formato no incluye a ninguna jugadora, ni siquiera como parte de una modalidad mixta. Y eso resulta difícil de justificar en pleno 2025, cuando el deporte femenino atraviesa uno de los momentos más brillantes de su historia.
La paradoja es evidente. Mientras el tenis femenino produce estrellas globales como Iga Świątek, Coco Gauff, Aryna Sabalenka o Naomi Osaka, el Six Kings Slam prefiere mantener su narrativa centrada en “los reyes” del tenis. Una elección que, más allá de la estrategia comercial, encierra una declaración de intenciones sobre qué figuras merecen protagonismo y cuáles no.
El contexto saudí y la invisibilización femenina
Resulta imposible desligar el Six Kings Slam del país que lo alberga. Arabia Saudí ha invertido miles de millones de dólares en grandes eventos deportivos en los últimos años: fútbol, Fórmula 1, boxeo, golf y ahora tenis. Su objetivo declarado es diversificar la economía y abrir el país al mundo. Pero detrás de ese impulso deportivo hay un debate más incómodo: el llamado sportwashing o cómo los regímenes autoritarios usan el deporte para limpiar su imagen internacional.
En ese contexto, la exclusión femenina del Six Kings Slam adquiere otra dimensión. Arabia Saudí ha realizado avances recientes en materia de derechos de las mujeres —pueden conducir, trabajar en más sectores y asistir a eventos deportivos—, pero sigue siendo un país donde las restricciones legales y sociales persisten. Organizar un torneo mixto o femenino de alto perfil podría suponer un desafío político, social y logístico que los promotores prefieren evitar.

Pero el resultado es el mismo: las mujeres quedan fuera del relato. El mensaje que transmite este torneo es que los grandes nombres masculinos son los únicos dignos de encarnar la excelencia deportiva global, mientras las grandes tenistas del presente —igual de admiradas y seguidas en todo el mundo— quedan al margen.
Una oportunidad perdida para el tenis
El Six Kings Slam podría haber sido una oportunidad histórica para enviar un mensaje distinto: uno de igualdad, de visibilidad compartida, de unión entre el tenis masculino y femenino en un mismo escenario. En lugar de eso, se ha optado por reforzar la narrativa clásica: los hombres como protagonistas, las mujeres como ausentes.
Resulta especialmente doloroso que un evento tan mediático ignore a jugadoras que hoy definen el pulso del tenis mundial. Iga Świątek ya es una leyenda; Coco Gauff simboliza una nueva generación que combina talento y conciencia social; Aryna Sabalenka se ha convertido en una de las tenistas más carismáticas y potentes del circuito, y Naomi Osaka, tras su regreso, sigue siendo una de las deportistas más influyentes del mundo. ¿Por qué todas ellas no están en esta fiesta del tenis?
Llenan estadios, venden entradas, inspiran campañas y atraen audiencias millonarias. Su exclusión del Six Kings Slam no puede explicarse solo por una cuestión de formato. Es una decisión que perpetúa la idea de que el espectáculo más rentable sigue siendo masculino. Y, estando en 2025, esto resulta inadmisible.