Esta edición del Rally Dakar 2026 da un paso atrás en cuanto a igualdad se refiere. En la categoría de motos no habrá ninguna mujer. La única que compitió en el 2025 y que ganó su categoría, Sandra Gómez (Madrid, 1993), no ha conseguido los patrocinadores necesarios para poder ir. “La realidad golpea y duele” se lamenta tras meses intentando conseguir los cien mil euros necesarios para poder viajar a Arabia Saudí.
“El año pasado era yo la única mujer, que ya era triste“, mantiene de una ausencia que espera “que sirva de punto de inflexión, pensaba que estando sola yo el año pasado iba a servir de algo, pero está visto que no”.
Tirar de ahorros para competir
La madrileña, que ha hecho público este jueves, la triste noticia, comparte sus sensaciones con Artículo14. “He intentado todo, desde mayo tienes que tener los patrocinadores para poder ir, pero ha sido imposible“, nos explica de una carrera que supone unos 100.000 euros para participar.
“La inscripción son 15.000 euros, la moto son 30.000, más el equipo, llevar hasta allí la moto, ir a alguna carrera previa, entrenar… se pone en cien mil euros”, relata de unas cuentas que sólo pueden soportar quienes van patrocinados.
Sandra Gómez: “Para ir a mi primer Dakar me gasté todos mis ahorros”
“En mi primer Dakar me quedé sin ahorros porque puse todo lo que tenía, porque pensé que sería una inversión para mí, pero este año no he querido dejar todo lo que he ahorrado”, nos confiesa Sandra Gómez. “Me ayudó un patrocinador, las clínicas Crest y pude ir”, admite de una carrera tremendamente exigente, donde completar cada una de las etapas es una hazaña en sí misma. “El hecho de conseguir acabarla fue muy importante”, reconoce Sandra.
Desde la cantidad de horas sobre la moto “el año pasado hubo etapas de 12 horas seguidas pilotando, acaba doliéndote todo“, hasta la navegación y la orientación en pleno desierto, el Dakar pone a prueba la pericia de todos los participantes llevándoles al límite. “Tienes que ir interpretando unas viñetas, unos dibujos, que te dan en una tablet pero es a modo mapa antiguo, digamos, no tenemos GPS. Había veces que después de tantas horas ya no era capaz de ver los números“, asegura de un rally de 14 días donde se duerme sobre el suelo y se desafía al cansancio.
Sin embargo, lo más duro para Sandra es todo lo que hay que luchar para conseguir estar, “para mí lo más difícil es conseguir las ayudas para correrlo“. Más aún sin formación específica. “Trato de fijarme en cómo lo hacen otros instagramers, pero claro yo lo que estudié es fisioterapia…”.
Todo mereció la pena al cruzar la meta el pasado Dakar. Ganaba como mejor mujer y se colocaba en la general en el puesto 43. El recibimiento a su vuelta no se le olvidará jamás.
La niña que prefirió la moto al esquí
Tampoco a su Cercedilla natal, donde hoy se exhibe su moto de campeona en el Museo del esquí.
El lugar donde naces marca sin duda tu devenir, también en el deporte. Y Sandra Gómez nació en la localidad madrileña, cuna de grandes esquiadores, entre ellos los hermanos Fernández Ochoa.
“Siendo de Cercedilla quise ser esquiadora, pero era un deporte caro y para mi familia suponía un gran esfuerzo“, reconoce. Viendo a su padre y a su hermano montar en moto, la decisión estuvo clara.
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Hoy su palmarés en el Trial y en el Enduro es impresionante que comenzó con sólo quince años cuando se consagró en el Trial de Naciones. Títulos que no han parado de llegar hasta este mismo 2025, aunque quizá por lo que más le pregunten los curiosos es cómo fue aquello de hacer de doble Tokio en la Casa de Papel.
La esperanza de volver al Dakar
Este año el 3 de enero, cuando arranque el rally más desafiante del mundo, Sandra no estará entre los participantes. Le preguntamos si lo seguirá por televisión o preferirá aislarse “lo veré porque tengo allí muchos amigos que se están jugando el pellejo”, mantiene con una sensación agridulce.
Su sueño es bien sencillo, dedicarse nada más que al deporte que la conquistó desde niña viendo correr a su hermano, Alfredo Gómez. “Yo lo que quiero es vivir de las motos. No está todo perdido“, asume. Confiamos en que 2026 cumpla los deseos de Sandra.