En el marco de la segunda edición del congreso Creciendo Juntas, impulsado por Deoleo, Artículo14 continúa con entrevistas a mujeres que están transformando el sector oleícola.
En esta ocasión, la protagonista es Blanca Torrent, mujer referente en el sector empresarial y público, ejemplo de liderazgo femenino enraizado en la tradición y la innovación. Primera teniente de alcalde y delegada de Hacienda, Economía y Empleo del Ayuntamiento de Córdoba, compagina su labor institucional con la dirección de Aceitunas Torrent, empresa familiar que representa a cuatro generaciones de maestros aceituneros. Su trayectoria, que también la vincula a instituciones como la Cátedra de Empresa Familiar y la Cátedra Mujer, Empresa y Sociedad del Instituto Internacional San Telmo, así como a la Junta Directiva de Cesur, le ha valido un lugar en el ranking de “Las Top 100 Mujeres Líderes en España”.
En esta segunda edición del Congreso Creciendo Juntas, impulsado por Deoleo bajo el lema “Liderando la transformación en el sector oleícola”, Blanca Torrent pronunciará uno de los dos discursos inaugurales que se podrán escuchar para, posteriormente, dar paso al inicio de la primera mesa de debate. Tras haber sido una de las ponentes de la primera edición y uno de los principales apoyos que ha tenido la compañía con esta iniciativa, Blanca vuelve a participar en una cita en un foro que busca visibilizar el papel de la mujer en la transformación del sector, poniendo el foco en retos cruciales como la sostenibilidad, la innovación y el relevo generacional. No te pierdas este encuentro: regístrate para vivirlo presencialmente en el Palacio de Orive (Córdoba) o seguirlo en directo de forma telemática aquí.
¿Qué ha sido lo que te ha motivado a seguir vinculada a la tradición aceitunera y cómo recuerdas tus primeros pasos en este ámbito?
Nací y moriré rebelde. Mis comienzos fueron otros: me atraía la educación y después descubrí mi vocación de servicio público preparando oposiciones. El camino me llevó al sector agroalimentario y, en un momento dado, mi padre me reclamó en la empresa familiar. Desde entonces, entendí que la tradición aceitunera es mucho más que un trabajo: es un legado.
¿Recuerdos? Miles… pero, quizás por la pérdida de mi padre, ahora recuerdo más aquellos que me unían a él, centrados siempre en el respeto a lo que la naturaleza nos brinda y al servicio a nuestra
tierra, generando riqueza y empleo.
El aceite de oliva y la aceituna son mucho más que un producto: tienen un enorme peso social, económico y cultural en Córdoba y en España. ¿Qué significa para formar parte de esta cadena de valor?
Un orgullo inmenso. El olivar es símbolo de vida y de futuro, y en nuestro caso, ya son cuatro generaciones de maestros aceituneros. Abrir una lata de aceitunas en otro país no es solo un gesto gastronómico: es llevarte un pedazo de Córdoba, de Andalucía, de España. Para mí, formar parte de esta cadena de valor significa cuidar la tierra con responsabilidad y proyectar al mundo lo mejor de nuestra tradición.
El sector agroalimentario fue pasado pero también es futuro. Hablamos mucho de sostenibilidad, de ecología, etc. Todos estos aspectos no son una moda en nuestro sector. Desde siempre hemos sido sostenibles y hemos puesto en práctica la economía circular.
Más allá de las certificaciones oficiales, ¿cómo entiendes tú el concepto de “calidad” en el sector oleícola y qué valores crees que lo definen realmente?
Las certificaciones son necesarias, pero la calidad es mucho más; es la trazabilidad, el cuidado de cada proveedor, el control en el transporte y envasado, la atención a cada detalle. La calidad no se mide solo sobre el papel, sino en la confianza que el consumidor deposita en nosotros.
Desde tu doble visión como empresaria y como representante institucional, ¿consideras que la inversión que se está haciendo en investigación e innovación para mantener la competitividad del sector es suficiente?
Considero que la inversión en investigación e innovación es y debe ser una constante de este sector. A menudo se tilda al sector agroalimentario de “tradicional”, pero nada más lejos de la realidad. Solo se puede liderar invirtiendo en tecnología, en investigación y en talento. El apoyo institucional también es clave, no solo en lo relativo al aspecto económico, sino por la confianza y seguridad que genera en un entorno cambiante. Aunque en este sector nos tilden de pedir mucho, no es suficiente. Todos los recursos con los que contamos son pocos, aunque aplicados siempre de forma muy eficiente y rentable.
La innovación tecnológica está transformando la industria. ¿Qué papel consideras que debe jugar en el futuro para reforzar la calidad y la sostenibilidad del aceite de oliva?
La innovación tecnológica es imprescindible para impulsar el crecimiento de este sector. Es más, desde el Ayuntamiento de Córdoba tenemos un proyecto de ciudad en marcha, que es convertir a Córdoba en la Ciudad de la Innovación Agroalimentaria. Para ello, además de apoyar a nuestros sectores estratégicos, tenemos nuevas infraestructuras, como la Incubadora de Alta Tecnología Córdoba Biotech, un espacio donde trabajan startups y equipos de investigación altamente innovadores, que están transformando los sectores agroalimentario, medioambiental y de la salud.
Gracias a este proyecto, estamos impulsando la creación de empleo de alta cualificación, estamos atrayendo y reteniendo el talento, y posicionando a Córdoba como un referente en la innovación agraria y biotecnológica, mostrando nuestros productos por España y el resto del mundo con una línea de ayudas específica para el sector, denominada CRECE e INNOVA y gestionada por el Instituto Municipal de Desarrollo Económico.
¿Crees que el consumidor es plenamente consciente de todo lo que implica hablar de “calidad” en un producto como el aceite de oliva?
Tenemos un consumidor cada vez más consciente y exigente. Pero creo que, si conociera mejor todo lo que hay detrás de un producto como el aceite de oliva, cambiaría mucho su percepción. Aun así, los consumidores están bien informados a la hora de comprar. No se compra por precio, se prioriza la calidad. No obstante, deberíamos acercar más el aceite al consumidor, con degustaciones, talleres o experiencias que conecten al público con todo lo que hay detrás de una botella de aceite o una lata de aceitunas.
En tu experiencia, ¿cómo está contribuyendo el liderazgo femenino a impulsar nuevas formas de innovar en el sector agroalimentario?
El liderazgo femenino está transformando el sector, y tenemos ejemplos muy inspiradores. En Córdoba Biotech, por ejemplo, una emprendedora local, María Rosa Alcántara, ha creado la única empresa del mundo que cultiva setas sobre hojas de olivo con un modelo circular. Con este proyecto, ha sido finalista en los “Awards of Excellence” del prestigioso certamen internacional Global Women in AgriTech Summit, unos galardones europeos que ponen en valor a las empresas y a las mujeres líderes que están impulsando la innovación y la sostenibilidad en el sector agroalimentario.
Personalmente, como mujer en un sector eminentemente masculino, sé lo que supone abrir camino: el reto es grande, pero también la satisfacción de demostrar que con esfuerzo y talento no hay barreras.
Mirando hacia delante, ¿cómo imaginas el futuro de la calidad y la sostenibilidad en la industria oleícola en los próximos años?
Con optimismo. En Córdoba tenemos un sector líder a nivel mundial, talento formado en nuestras universidades y un ecosistema que impulsa la innovación y el emprendimiento. El compromiso del Ayuntamiento de Córdoba refleja nuestro modelo de ciudad: una Córdoba que apuesta por el talento y por sus sectores estratégicos, una Córdoba que avanza sin dejar a nadie atrás.
¿Qué retos pendientes identificas para lograr un sector verdaderamente igualitario, que reconozca y potencie el talento femenino en todos los niveles de la cadena de valor?
Es fundamental seguir apoyando el talento y el emprendimiento femenino, como hacemos desde IMDEEC. La mitad de las ayudas que otorgamos a autónomos recaen en proyectos promovidos por mujeres. Pero no se trata de sumar, sino de multiplicar. Esto solo se logra uniendo talento sin importar el género.
Como impulsora de Creciendo Juntas y de cara a la segunda edición del congreso Creciendo Juntas que celebraremos el próximo 15 de octubre en el Palacio de Orive, ¿qué representa para volver a formar parte de esta iniciativa impulsada por Deoleo?
Un agradecimiento enorme a DEOLEO por permitirme formar parte de esta iniciativa. Creciendo Juntas convierte a Córdoba en epicentro del talento femenino en el sector agroalimentario y visibiliza el papel de las mujeres rurales. Para mí, es un orgullo demostrar que este sector, con siglos de historia, tiene mucho futuro gracias al liderazgo y la pasión de tantas mujeres que trabajamos en él.