El mundo tecnológico contuvo la respiración entre 2020 y 2023. Una tormenta perfecta (auge de la demanda por la pandemia, guerra comercial entre EEUU y China, incendios y parálisis en fabricantes) provocó una escasez global de chips que se notó en diversos ámbitos. Los fabricantes de automóviles tuvieron que gestionar listas de espera porque no contaban con los controladores para los vehículos, la industria del videojuego tuvo que gestionar una nueva generación de consolas con un stock muy limitado y, en síntesis, todo el planeta aprendió a esperar.
Luego llegaron las tensiones por la demanda de tarjetas gráficas. Desde el minado en granjas de criptomonedas a la fiebre de la inteligencia artificial, los productores de alta tecnología descubrieron que el mercado doméstico ya no era su principal fuente de maná. Esto es lo que está sucediendo ahora con la memoria RAM, un componente esencial en un sinfín de dispositivos. La RAM es la responsable de que el móvil, el ordenador y cualquier otro dispositivo tenga capacidad de almacenar memoria a corto plazo y, de este modo, operar y trabajar con cierta fluidez. Esta pieza crítica ha duplicado su precio en los mercados en los últimos meses. Su valor ha crecido más rápido que el oro. Y su escasez irá a más en 2026. Vienen curvas.
La IA se come la memoria
La razón es la propia inversión en inteligencia artificial. OpenAI, propietaria de ChatGPT, ha alcanzado un acuerdo con fabricantes como Samsung o SK Hynix para su proyecto Stargate, presentado en cuanto Trump regresó al Despacho Oval. La firma es histórica: la compañía planea que el proyecto Stargate consuma 900.000 obleas de memoria DRAM al mes hasta 2029. 900.000 obleas de DRAM al mes es prácticamente la mitad de la producción global de 2025, lo que da una idea de la dimensión que maneja. Y OpenAI no es la única que está aumentando su demanda de memoria.
Esto repercute directamente en los precios de tecnología de consumo. Muchos fabricantes están optando por este tipo de megacontratos en detrimento de la producción para usuarios. Prefieren producir memorias con más ancho de banda para centros de datos. Esto tiene más implicaciones. La RAM no es la única que sube de precio. También afecta a las memorias NAND, la tecnología que se usa en discos duros SSD, con lo que el desafío crece. AMD, fabricante de tarjetas gráficas, ya ha dado aviso de que incrementará los precios de sus productos en un 10% de cara al año que viene.
Samsung o SK Hynix ya han anunciado subidas de precio del 30% en sus memorias de cara al último trimestre. Estas dos compañías controlan el 70% del mercado global de RAM. Zhiyu Ma, responsable de Marketing global de Xiaomi, no dudó en tildar de “alarmante” lo que ya había visto hace unas semanas sobre estimaciones en los precios de memoria para 2026. Se da la circunstancia además de que este fenómeno cobra fuerza justo en el momento en el que la industria está dejando de producir memorias RAM DDR4, una generación obsoleta en pos de la nueva DDR5. El mercado reduce sus opciones y lo hace en el peor momento para los consumidores.
Cuánto subirán ordenadores y móviles
¿Esto en qué se traslada a lo que verás en los lineales o en los catálogos en línea? Algunos medios especializados ya sitúan en 2026 una medida drástica por parte de las empresas que se dedican a producir ordenadores portátiles. Subidas de hasta el 20% en su precio. En el ámbito de los teléfonos móviles, más de lo mismo. Se verán dispositivos con características similares a los actuales, pero más caros. O por el mismo precio, pero con menos memoria RAM. En el ámbito de los videojuegos, ídem. Algunos fabricantes, como Sony, han hecho acopio estos meses para tratar de proteger la producción de su PlayStation. Competidores como Microsoft se podrían ver obligados a subir el precio de su Xbox una vez más.
Por supuesto, la fiebre por la RAM no es el único factor a tener en cuenta. La incertidumbre geopolítica y las guerras comerciales hacen su parte. Pero es el entusiasmo bursátil por la inteligencia artificial lo que está ‘secuestrando’ buena parte de la producción y lo que hará que muchos dispositivos se encarezcan en los próximos meses. Que además intermediarios como productores de ordenadores ya ensamblados vean limitado su acceso a componentes hace que los precios finales suban, al no poder atender toda la demanda que hay por los dispositivos.
Esas son las razones que animan a muchos especialistas a comprar ya si en tus planes está el actualizar tu dispositivo, sea este un ordenador de sobremesa, un portátil, un móvil o una videoconsola. Además, no sería descabellado imaginar que esta situación escalara a otros mercados tecnológicos, en tanto que ya hay televisores inteligentes o coches que tienen ordenadores de abordo. Todo lo que tenga componentes informáticos ya está subiendo de precio.
¿Cuándo se moderarán los precios?
La situación no se revertirá a corto plazo. También ese es el problema. Que los grandes fabricantes de memoria DDR5 (para ordenadores) o LPDDR (móviles y tablets) estén priorizando megacontratos IA puede ser un problema puntual. Puede desembocar de otra forma si, eventualmente, la IA dejara de captar el interés y la atención que recibe de los inversores. Pero no se puede aventurar que tal cosa vaya a suceder inmediatamente. La otra alternativa es esperar a que los fabricantes de memoria amplíen su producción.
Sin embargo, levantar una megafactoría de memorias RAM y componentes informáticos no es algo que se pueda hacer en cuestión de meses. La mayoría de analistas coinciden en que los precios de la electrónica de consumo subirán en 2026. Pero 2027 no será mejor. De ahí la urgencia en comprar ahora para ahorrar mañana. El Black Friday ya ha terminado, pero los precios que se ven ahora podrían ser asumibles comparados con los que se verán en unos meses. Es más; algunos analistas advierten que la situación podría ser igual de grave en 2028, a dos años vista.
La razón es que Samsung y SK Hynix han advertido recientemente que no se van a exponer a riesgos. “En lugar de expandir rápidamente nuestras instalaciones, seguiremos una estrategia para mantener la rentabilidad a largo plazo”, advirtieron desde Samsung en una reunión con los analistas. “Minimizaremos el riesgo de exceso de oferta a través de una estrategia de gasto de capital que equilibre la demanda de los clientes y los precios”. En realidad, la producción aumenta. Pero no consigue alcanzar el ritmo al que también crece la demanda. En definitiva, 2026 será más caro. También en los productos tecnológicos.