Moda

La segunda mano deja atrás prejuicios y seduce a los ricos

El mercado de segunda mano conquista al lujo discreto: más exclusividad, conciencia y poder adquisitivo en las boutiques vintage

Hace apenas dos décadas, comprar en las tiendas de segunda mano en España era cuestión de hippies, modernos, adolescentes y consumidores con escaso presupuesto. Hoy las cosas han cambiado, el sector de segunda mano ya no es solo sinónimo de económico (que también) sino de ecológico, exclusivo y consciente. Y con todos estos adjetivos, un nuevo perfil de compradora se ha sumado a la ola de la segunda mano: las ricas. Sí, mujeres con alto poder adquisitivo que consideran que es más ‘chic’ rebuscar una prenda especial en una boutique vintage que comprar donde todo el mundo puede acceder. Y se está notando en un cambio también de ubicación de estas tiendas.

Si en Madrid, el barrio de Malasaña era el centro neurálgico del vintage, ahora puedes encontrar otras tiendas en barrios más “nobles” como por ejemplo Salamanca. Otro ejemplo es Humana, que tiene previsto abrir en la calle Numáncia, en las Corts, en Barcelona, para el mes de agosto. Serán trescientos metros cuadrados de zona comercial donde poder encontrar hasta 7.500 artículos a la venta. La conquista por las zonas más ricas también se ha producido en Madrid. Lo mismo puedes encontrar una tienda Humana en el barrio popular de Lavapiés que en la calle Alcalá, cohabitando con las boutiques más finas y elegantes de la zona.

El sector de segunda mano está rompiendo prejuicios y ampliando clientes en todas las clases sociales. En España ya cuenta con 54 tiendas repartidas entre Barcelona, Madrid, Sevilla y Granada con un balance económico muy bueno: cerró el año 2024 con un crecimiento de las ventas del 4,6% y unos ingresos de casi 30 millones de euros.

La ropa que vende Humana tiene la misma procedencia: los más de 5.000 contenderos que tienen por todo el país por lo que la materia primera le sale gratis de ahí que sus beneficios sean tan redondos. Además, esas ganancias financian proyectos sociales y de cooperación al desarrollo y de paso, le dan una segunda y tercera vida a la ropa evitando que termine en los vertederos.

La diferencia de precios determina

China es un termómetro del consumo para el resto del mundo y ha desarrollado las ventas de segunda mano a medida que cae en deflación, es decir, en bajada de precios. El país lleva ya cuatro meses con el índice de precios en negativo y eso conlleva una retracción del consumo con un aumento de la oferta y una demanda más lenta de los hogares cuyo dinero vale menos. En medio de esta crisis, el mercado del lujo se resiente, con bolsos demasiado caros para una sociedad que prefiere ahorrar. De ahí el éxito de los artículos de segunda mano, con tasas de crecimiento anual según publica Reuters que superaron el 20% en 2023. Algunas tiendas, como Super Zhuanzhuan, ofrecen artículos con descuentos de hasta el 90 % sobre su precio original, en comparación con el 30-40 % habitual en la industria en los últimos años.

Por ejemplo, un bolso marca Coach, que su primera dueña compró por 3260 yuanes (454 dólares), puede adquirirse de nuevo por 219 yuanes (30 dólares). Un collar Givenchy G Cube de 2200 yuanes se puede encontrar por 187 yuanes. Una diferencia de precios que convence a la población, sobre todo a una clase media cuyos salarios han disminuido considerablemente.

Su auge también tiene que ver con un público que quiere vender productos que compraron hace años y que ahora piensan en desprenderse de ellos para conseguir un extra sobre sus sueldos.

Es una forma de conseguir dinero rápido gracias a los previos a la pandemia cuando muchas mujeres de clase media se lanzaron a la compra de elementos de lujo. Ahora esos bolsos son vistos como una nueva fuente de ingresos en plena crisis de precios que todos, compradores y vendedores, quieren aprovechar.

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