Son dos hermanas multimillonarias, saudíes y discretas. Lubna y Hutham Olayan han logrado convertir la empresa familiar que fundó su padre en un negocio cuyos tentáculos alcanzan hasta Wall Street. Cuando el presidente Trump celebró una cena de Estado en honor al príncipe heredero de Arabia Saudí, acudieron como invitados grandes empresarios tecnológicos estadounidenses como Tim Cook, el consejero delegado de Apple o Elon Musk, fundador de Tesla. Entre esas mesas de personalidades importantes también estaban las hermanas Olayan, lo que pone de manifiesto la influencia del imperio que manejan, de más de 50.000 millones de dólares según cifras publicadas por Bloomberg.
Dos empresarias de gran poder en un país donde hasta hace poco las mujeres no podían conducir un coche ni viajar sin autorización masculina.
Excepción
Ellas son la excepción en un país en el que, al menos visiblemente, solo aparecen hombres en las cúpulas financieras y sin embargo las hermanas Olayan dirigen un conglomerado con más de 15.000 empleados y presencia en prácticamente todos los sectores estratégicos de la economía saudí como servicios, petróleo, acero o alimentación. Pese a haber heredado el imperio de su padre, ambas son mujeres preparadas. Lubna fue analista en J.P Morgan y tiene un máster MBA por la Universidad de Indiana. Estudió y trabajó en Estados Unidos antes de dar el salto al negocio familiar.

Su padre, Suliman Olayan, amasó su fortuna sin vínculos directos con la familia real saudí. Tras hipotecar su casa para comprar dos camiones, consiguió un contrato clave para la construcción de un oleoducto. A partir de ahí, el grupo creció al calor de la industria petrolera y de una sociedad en plena modernización, convirtiéndose en el socio local de marcas como Coca-Cola, Colgate, Oreo, Kleenex o Burger King en Oriente Medio y el norte de África.
De su matrimonio con Mary Perdikis, nacieron cuatro hijos: Khaled, Hayat, Hutham y Lubna y ninguno figura de manera individual en rankings internacionales de grandes fortunas, lo que demuestra su gran discreción.
Liderazgo en el país saudí
Lubna Olayan rompió techos de cristal dentro del propio sistema saudí. En 2004 se convirtió en la primera mujer en entrar en el consejo de administración de una empresa cotizada del país, Saudi Hollandi Bank. Bajo su gestión, Olayan firmó acuerdos estratégicos con la empresa estatal Saudi Aramco y participó en grandes proyectos de desarrollo como la Ciudad Económica Rey Abdalá, cerca de Yeda.
Su hermana Hutham Olayan desempeña un papel clave al otro lado del Atlántico. Desde Nueva York, supervisa las inversiones del grupo en Norteamérica y Sudamérica, incluidas participaciones en empresas cotizadas y una cartera inmobiliaria que abarca propiedades residenciales en estados como Maryland y Virginia. En 1987, Hutham se convirtió en la primera mujer saudí en formar parte del consejo de administración de una gran empresa estadounidense cotizada, Thermo Electron, hoy integrada en Thermo Fisher Scientific. También ha sido consejera de Morgan Stanley y dirige la oficina de Olayan America en Park Avenue.

Dueñas del Hotel Ritz de Madrid
En 2015, el nombre de las hermanas Olayan se hizo conocido en España porque compraron el emblemático Hotel Ritz de Madrid junto al grupo hotelero Mandarin Oriental por 130 millones de euros, a los que se sumó una inversión adicional de 90 millones para su reforma.
Pero pese a su poder económico, las hermanas han mantenido un perfil bajo en el debate público sobre los derechos de las mujeres en Arabia Saudí. Han apoyado discretamente iniciativas educativas y sanitarias. Y también han participado en conversaciones sobre el papel femenino en el país, pero sin adoptar un discurso activista. “No soy una feminista radical”, afirmó Lubna en un discurso en 2004. “Soy defensora de un sistema en el que las oportunidades sean neutrales respecto al género”.
Desde una posición de liderazgo y privilegio, las hermanas Olayan han convertido su imperio familiar en uno de los más influyentes. Y, paradójicamente, menos visibles del capitalismo global. Ricas pero discretas.

