En el extremo sur de Jávea, protegido por un entorno natural prácticamente intacto, se encuentra uno de los tesoros mejor guardados de la costa alicantina: la Cala Granadella. Esta pequeña cala de aguas transparentes, rodeada de acantilados y pinares, ofrece una de las postales más espectaculares del Mediterráneo en la Comunidad Valenciana.
Lejos del bullicio de otras playas más accesibles, la Granadella se abre paso entre la roca y la montaña con un suelo de grava y piedras blancas. Desde 1987, ostenta bandera azul que certifica la calidad de sus aguas y servicios, siendo un lugar de referencia para quienes practican snorkel o buceo en busca de fondos marinos llenos de vida. Aunque es complicado llegar, a este rincón se accede por una carretera que serpentea a través del Parque Forestal de la Granadella, un espacio donde también se puede disfrutar de rutas de senderismo como la del castillo del mismo nombre.
Con apenas 160 metros de longitud, la Cala Granadella concentra toda la esencia del litoral virgen: belleza, tranquilidad y naturaleza. Pese a su reducido tamaño, cuenta con servicios como vigilancia, alquiler de kayaks o zonas para comer junto al mar. Y aunque suele estar muy concurrida en temporada alta, madrugar permite disfrutarla en calma, con la primera luz del día reflejándose en el agua como si fuese cristal líquido.
Un paraíso para amantes del mar
Pero no es solo su belleza lo que convierte a la Granadella en un lugar especial. Sus aguas, cristalinas y con mucha de vida marina, han sido durante décadas una referencia para buceadores y aficionados al snorkel. No en vano, se encuentra muy cerca de la Reserva Marina del Cap de Sant Antoni, uno de los espacios protegidos más ricos en biodiversidad del litoral valenciano.

Senderismo con vistas al mar
Para quienes no se conforman con tumbarse al sol y buscan una experiencia más activa, la Cala Granadella es también el punto de partida de una de las rutas senderistas más bellas de la provincia: el camino que lleva hasta el castillo de la Granadella, un antiguo torreón defensivo del siglo XVIII. El sendero, de dificultad media y unos 4,5 kilómetros de longitud, ofrece una sucesión de panorámicas impresionantes del litoral de Xàbia y permite descubrir miradores naturales sobre los acantilados de Benitatxell. A mitad de camino, un paso equipado con cadenas añade un pequeño toque de aventura, aunque no es muy arriesgado por las medidas de seguridad existentes.
Tras la caminata, regresar a la cala para darse un chapuzón en sus aguas es la mejor recompensa. La mezcla de ejercicio, vistas, historia y baño hace que esta combinación convierta a la Granadella en una experiencia completa, no solo un simple día de playa.
Una cala de revista
Por todos estos motivos, la cala ha sido elegida como la mejor playa de España en encuestas y rankings especializados. Su fama ha crecido en los últimos años, lo que ha hecho necesario tomar precauciones como limitar el acceso de vehículos en temporada alta para mantener su carácter natural. Por eso, si se quiere disfrutarla con calma, lo ideal es visitarla fuera de los meses más concurridos o madrugar para encontrar sitio y sentir la tranquilidad que este rincón aún es capaz de ofrecer.
La Cala Granadella no es solo una de las postales más bellas del Mediterráneo, si no que también es un símbolo que permite acordarnos de que aún existen espacios donde la naturaleza y el ser humano pueden convivir sin problemas. Un rincón escondido donde disfrutar del mar y de sus azules aguas cristalinas.