El anuncio del compromiso de Cristiano Ronaldo y Georgina Rodríguez no solo ha sido noticia por el tamaño del diamante que luce la modelo, sino también por el lugar desde el que fue revelado: Riad, la capital de Arabia Saudí. En un país de arraigadas tradiciones islámicas y leyes que prohíben la convivencia de parejas no casadas, la relación del astro portugués y su pareja desde hace casi una década ha estado bajo el foco público desde que él se unió al club Al-Nassr en 2023.
Georgina publicó una fotografía en Instagram en la que se veía su mano sobre la de Ronaldo, con un anillo ovalado de grandes dimensiones. La imagen iba acompañada del mensaje: “Sí, quiero. En esta y en todas mis vidas”. La prensa especializada, como People, estimó que la piedra podría rondar los 37 quilates y un valor cercano a los 5 millones de dólares.
Este fue el primer anuncio público de boda para la pareja, que tiene cinco hijos en común. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue que el compromiso se hiciera oficial en un país que, hasta hace poco, castigaba el sexo fuera del matrimonio con penas tan severas como la flagelación.
“Los saudíes nos tratan muy bien”
Arabia Saudí mantiene leyes de estatus personal que prohíben a las parejas no casadas vivir juntas. Aunque en los últimos años algunas normas se han flexibilizado, las excepciones concedidas a extranjeros son escasas y casi siempre se manejan con discreción. En el caso de Ronaldo y Georgina, medios locales atribuyeron su situación a un permiso especial, aunque las autoridades nunca lo confirmaron.
La llegada de Ronaldo a Riad, tras un contrato millonario con Al-Nassr —valorado en 700 millones de dólares por dos años, con un 15% de participación en el equipo, un bono de 33 millones y un extra de 2 millones para gastos—, coincidió con un momento clave en la estrategia del gobierno saudí para atraer grandes figuras deportivas como parte de su plan Visión 2030.
El propio futbolista ha destacado la buena acogida recibida: “Mi familia siempre me apoya en mis decisiones. Los saudíes nos tratan muy bien. Por eso queremos vivir allí”, declaró en un vídeo difundido por el club.
Interpretación de la ley islámica
Desde que el príncipe heredero Mohammed bin Salman asumió de facto el poder en 2015, el país ha experimentado cambios significativos: se permitió a las mujeres conducir a partir de 2018, se abrió el acceso a eventos deportivos y se organizaron conciertos y festivales internacionales. Sin embargo, persisten las limitaciones legales y culturales para muchas mujeres, especialmente aquellas sin un certificado de matrimonio, que pueden encontrar obstáculos para registrar a sus hijos o acceder a servicios básicos.
La relación del futbolista, vivida de forma pública y documentada en redes sociales, contrasta con la realidad de muchas parejas saudíes. El hecho de que la pareja asista a eventos, viaje por el país y comparta imágenes desde lugares emblemáticos refleja la ambigüedad legal actual: no existe un código penal escrito, y la interpretación de la ley islámica depende de los jueces, lo que deja margen para decisiones flexibles en casos de alto perfil.
Una pareja mediática y global
El vínculo entre la pareja comenzó en 2016, cuando ella trabajaba en una tienda Gucci en Madrid. Desde entonces, su relación ha sido seguida por millones de personas, especialmente tras el lanzamiento de la serie de Netflix ‘Soy Georgina’. La influencer y modelo ha acompañado al delantero en sus retos deportivos y en su vida familiar, incluso tras la dolorosa pérdida de uno de sus mellizos en 2022, un episodio que compartió públicamente en su programa.
En Arabia Saudí, Rodríguez ha mantenido una presencia activa en la vida social y mediática: ha acudido a estrenos de cine, posado en alfombras rojas y mostrado en redes momentos íntimos de la vida familiar. Su visibilidad ha sido parte de la imagen internacional que el reino busca proyectar.
La fama puede modificar las reglas del juego
El compromiso llega mientras Ronaldo, de 40 años, afronta un nuevo intento por conquistar la Saudi Pro League, un título que aún se le resiste desde su llegada al Medio Oriente. Con contrato hasta 2027, su vida en Riad parece asentada, aunque no se sabe si la boda se celebrará dentro o fuera del país.
Mientras tanto, el anuncio ha generado todo tipo de reacciones en redes sociales, especialmente en el mundo árabe, donde proliferaron memes y comentarios irónicos: algunos apuntaban a que Ronaldo había necesitado “dos años de trabajo en Arabia para poder casarse”, y otros aludían con sarcasmo a la tradicional fase de noviazgo previa al matrimonio.
En un país donde la ley y la costumbre a menudo se entremezclan, la historia de amor ilustra cómo la fama puede modificar las reglas del juego, al menos para algunos.