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Cortado, el café con acento español en París que enamora a Rosalía

Un rincón con aroma a espresso y acento mediterráneo que se ha convertido en parada obligatoria para artistas, locales y viajeros en busca de un pedazo de España en la capital francesa

Fotografía: @tomaymerich_

En una ciudad donde el café es casi religión, no es fácil sobresalir. Pero Cortado, una pequeña cafetería española instalada en el distrito XI de París, lo ha conseguido. ¿Su secreto? Un equilibrio perfecto entre tradición ibérica, estética contemporánea y un ambiente que invita a quedarse. Y si hacía falta un sello definitivo de tendencia, lo acaba de dar Rosalía, quien ha convertido este espacio en su refugio parisino.

Fundada por un grupo de jóvenes españoles que decidieron llevar la cultura del café más allá del tópico del croissant, Cortado rinde homenaje a esa bebida corta, intensa y con espuma justa que da nombre al local.

La carta combina lo mejor de ambos mundos. Junto a los clásicos espresso, flat white y cold brew, aparecen propuestas propias como el “cortado de la casa”, preparado con leche fresca de granja y un blend de café latinoamericano tostado en Barcelona, o la “tostada catalana” con pan crujiente, tomate rallado y aceite de oliva arbequina. No faltan opciones dulces como la tarta de Santiago reinterpretada con cítricos, ni los croissants rellenos con crema de avellana que ya son favoritos en Instagram.

La magia de Cortado radica en su energía. El local ha sabido captar el espíritu nómada de los creativos que habitan París: diseñadores, músicos, fotógrafos y estudiantes de arte se cruzan en mesas compartidas, ordenadores y cuadernos llenos de ideas. Ese aire de comunidad moderna -con acento español, pero alma internacional- es lo que parece haber atraído a Rosalía. Según clientes habituales, la artista suele pasar de incógnito, pidiendo un cortado clásico.

La presencia de la cantante ha disparado la popularidad del lugar. Desde que se supo que Cortado es su cafetería favorita en París, el local ha visto crecer las colas de curiosos y fans que buscan sentirse parte de un ritual compartido. Los dueños han aprovechado el fenómeno para reforzar su identidad, un lugar donde el café español dialogue con París sin clichés ni artificios.

Aunque la presencia de la artista lo ha puesto en el mapa global, el encanto del lugar está en algo más íntimo; en la sensación de que, por un momento, se puede vivir la calidez española en pleno corazón del Marais.

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