Moda

Berghain: lo que dice el vestuario de Rosalía

En su nuevo videoclip para 'Berghain', la artista convierte el vestuario en liturgia visual: negros intensos, lazos rojos a lo Blancanieves, joyas ancestralmente cargadas y un final pleno de blanco ritual

Fotografía: Kiloycuarto

El escenario para este ejercicio de estilo es tan potente como la estética. El título del sencillo es Berghain, en clara alusión al icónico club techno berlinés Berghain, un espacio que ha adquirido una enorme carga simbólica relacionada con la liberación, la noche, el trance, lo oculto.

Dentro de ese marco, Rosalía articula su vestuario como una especie de ritual visual: las prendas no están simplemente para vestir un cuerpo, sino para contar un pasaje…, lo sacro, lo directo, lo doméstico, lo mítico. La dualidad entre luz y sombra, pureza y pecado, cuerpo y símbolo, atraviesa tanto el videoclip como cada elección de vestuario.

Ya en las primeras escenas la vemos vestida de negro: un vestido ajustado, de escote cuadrado y mangas abullonadas, de inspiración barroca, que da paso al vídeo mientras la cámara se desliza por una casa oscura. Esa prenda negra actúa como campo de tensión, preludio de lo que vendrá: una representación estética de lo reprimido, lo interior, lo nocturno.

El negro crea una especie de confesionario escénico, donde el cuerpo está contenido, tocado por la estética barroca y religiosa.

Luego aparece el lazo rojo en el cabello de Rosalía. Esta cinta remite directamente a la figura de Blancanieves: piel pálida, lazo rojo, cierta inocencia trastocada. Pero la alusión no es ingenua: se transforma y se perturba, ubicándose en la noche, en la vigilia, en la interrogación.

En una escena, aparece con un vestido lencero rosa palo -pieza vintage de la casa Balenciaga (colección 2004)- que añade textura, sensualidad contenida, fragilidad deliberada. Esa pieza da paso a la feminidad que no se sostiene solo en fuerza, sino en la vulnerabilidad.

Un detalle que no pasa desapercibido: las sandalias-rosario de Alexander McQueen (colección primavera/verano 2003), que Rosalía lleva en un primer plano al inicio del vídeo. Estas sandalias no son meramente zapatos: son fragmentos de historia de la moda, reliquias estéticas, símbolos que aluden al rosario, a la oración, a la penitencia puesta en los pies.

Las joyas también juegan un papel fundamental. Un medallón con forma de corazón deteriorado aparece como icono: el corazón dañado, el cuerpo que ha sido atravesado por algo, el símbolo de la vulnerabilidad expuesta. Se entremezcla con referencias religiosas, imágenes de santidad, de sacrificio y redención.

Por último, la interpretación final: Rosalía trasciende la simple moda y convierte su vestuario en una iconografía personal que dialoga con lo religioso, lo nocturno, lo doméstico, lo mitológico. El lazo rojo es princesa y testigo. El negro es confesionario. El blanco es resurrección. Las sandalias rosario son penitencia. La joya corazón es vulnerabilidad. Y la combinación de marcas es señal de que el gran espectáculo contiene también lo pequeño, lo humano.

En Berghain, el vestuario de Rosalía organiza el cosmos. La moda como ritual, como confesión, como liturgia pop.

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