Puede parecer una forma lógica y ordenada de conservar el calzado en buen estado. Sin embargo, diversos expertos coinciden en que esta práctica, cuando no se realiza con ciertos cuidados, puede acortar la vida útil de los zapatos de forma significativa. Aunque parezca contradictorio, guardar los zapatos en cajas puede favorecer su deterioro. En especial, si permanecen así durante largos periodos de tiempo.
El problema de la falta de ventilación
Uno de los principales inconvenientes de guardar los zapatos en cajas es la escasa ventilación. La mayoría de las cajas, ya sean de cartón o de plástico, no permiten una circulación adecuada del aire. Esto genera un microclima cerrado en el que la humedad se acumula, sobre todo si los zapatos han sido utilizados previamente y no se han aireado antes de guardarlos.
Esta humedad residual puede afectar a los materiales del calzado, como el cuero, la goma o los adhesivos. Con el tiempo, los zapatos almacenados en cajas mal ventiladas tienden a agrietarse, deformarse o incluso desarrollar moho. En climas húmedos, guardar los zapatos en cajas puede acelerar ese proceso de deterioro en apenas unos meses.
El envejecimiento prematuro de los materiales

Cuando se opta por guardar los zapatos en cajas durante un tiempo prolongado, los materiales que componen el calzado sufren un envejecimiento prematuro. Las suelas de goma y los pegamentos sintéticos que se utilizan para ensamblar muchas zapatillas deportivas, por ejemplo, pierden elasticidad si no se mueven durante largos periodos.
Este fenómeno es especialmente común en las zapatillas deportivas de gama alta, que muchos aficionados al calzado tienden a coleccionar y conservar como nuevas dentro de sus cajas originales. El resultado, en ocasiones, es que al sacarlas de la caja un año después, la suela se desintegra o se despega al primer uso. Guardar los zapatos en cajas, sin una revisión o uso regular, puede convertirse en una trampa silenciosa para cualquier amante del calzado.
El peligro del plástico y el cartón
Otro aspecto a considerar es el tipo de caja utilizada. Aunque guardar los zapatos en cajas de plástico pueda parecer más seguro que hacerlo en cajas de cartón, esta elección también tiene sus riesgos. Las cajas de plástico tienden a sellar completamente el calzado, lo que impide aún más la transpiración. Además, si se almacenan en un espacio caluroso, el plástico puede modificar la temperatura interna de la caja, afectando los componentes del zapato.
Por otro lado, las cajas de cartón, especialmente las originales, pueden acumular polvo, ácaros o humedad. Y, si no están en un lugar seco y limpio, el cartón puede deteriorarse con el tiempo. A esto se suma el riesgo de transferencia de pigmentos o decoloración, si los zapatos están en contacto directo con papel impreso o forros internos de baja calidad.
¿Cuál es la alternativa?
Ante estos riesgos, muchos expertos en conservación de calzado recomiendan evitar guardar los zapatos en cajas de forma prolongada, salvo que se tomen ciertas precauciones. Una buena alternativa son los zapateros abiertos o las estanterías de madera, que permiten que el aire circule libremente alrededor del calzado.
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También es útil utilizar bolsas de tela transpirables, que protegen los zapatos del polvo sin aislarlos completamente. Y si no se puede evitar guardar los zapatos en cajas, lo recomendable es incluir bolsas de gel de sílice para absorber la humedad, y asegurarse de que los zapatos estén perfectamente limpios y secos antes de guardarlos.