20 cumpleaños de la Princesa

Leonor, frente a las herederas de Europa: la apuesta española por la disciplina y la discreción

La princesa de Asturias cumple 20 años convertida en la heredera más reservada y disciplinada del continente

A sus 20 años recién cumplidos, la princesa Leonor de Borbón y Ortiz comienza a transitar la etapa decisiva en la que su papel como futura jefa del Estado dejará de ser teórico para convertirse en una realidad institucional. Su educación, diseñada al milímetro por la Casa Real y el Gobierno, busca conjugar tradición, modernidad y servicio. Sin embargo, al comparar su recorrido con el de otras herederas europeas, se dibuja un perfil singular: el de una princesa española que se forma primero como militar antes que como universitaria.

Leonor completó la educación básica en el colegio Santa María de los Rosales, el mismo en el que estudió su padre. En 2021 ingresó en el UWC Atlantic College, en Gales, una institución cosmopolita que acoge a alumnos de más de 90 países y donde también estudió Isabel de Bélgica. Tras dos años de internado y convivencia internacional, regresó a España para iniciar su formación castrense en la Academia General Militar de Zaragoza.

La decisión supuso un giro simbólico y mediático. Mientras la mayoría de herederas europeas se orientan hacia carreras universitarias civiles, Leonor apostó por seguir el camino de su padre, el rey Felipe VI, en el ámbito militar. La Casa Real justificó la elección como un modo de “conocer las Fuerzas Armadas desde dentro” y reforzar su papel constitucional como futura capitana general. El contraste con sus coetáneas europeas es evidente.

Isabel de Bélgica, de 23 años, continúa su formación en Historia y Política en la Universidad de Oxford, compaginando sus estudios con una agenda institucional creciente. Amalia de los Países Bajos, de 21, cursa un grado interdisciplinar en la Universidad de Ámsterdam y, pese a las amenazas que la obligaron a mantener un perfil bajo, participa activamente en actos públicos y sociales. Incluso la princesa heredera Victoria de Suecia, madre de Estelle, ha servido de referente de un modelo híbrido: formación universitaria, preparación militar básica y un discurso social más próximo y moderno.

En comparación, la trayectoria de Leonor se caracteriza por una discreción extrema. Sus apariciones públicas se limitan a actos oficiales cuidadosamente preparados, como los Premios Princesa de Asturias o las juras militares. No concede entrevistas, no mantiene redes sociales y sus discursos son breves y medidos. En una era donde la conexión directa y la transparencia son sinónimo de cercanía, la estrategia de la Zarzuela apuesta por proteger su imagen, incluso a costa de sacrificar visibilidad.

Su formación militar contrasta con los caminos universitarios y más mediáticos de sus homólogas europeas, en una estrategia que prioriza el deber sobre la exposición

En el terreno lingüístico, la princesa muestra un perfil sólido: domina español, inglés y catalán, y ha estudiado francés y árabe. Su paso por el internado británico consolidó un acento fluido y natural que se percibe en sus intervenciones públicas. No obstante, mientras Amalia o Elisabeth se desenvuelven con naturalidad en hasta cinco idiomas, Leonor aún proyecta una figura más formal que cosmopolita.

Todo apunta a que, tras su paso por los tres ejércitos -previsto hasta 2026-, la princesa cursará estudios universitarios en el extranjero, probablemente en el ámbito de las Ciencias Políticas o las Relaciones Internacionales. Ese será el momento de proyectar una imagen más pública y global, alineada con la de las demás herederas de Europa. Mientras tanto, su recorrido marca un contraste generacional.

En un continente donde las monarquías han optado por la transparencia y la exposición, España ha apostado por la prudencia, la jerarquía y la tradición. El resultado es una heredera disciplinada, reservada y simbólicamente comprometida con el uniforme, pero todavía en busca de su voz propia. A los 20 años, Leonor representa una monarquía que se reconstruye con cautela. Ni influencer ni figura de masas, hablamos de una futura reina que se entrena en silencio, consciente de que el reto no será solo reinar, sino convencer.