En plena oleada de reformas electorales, como la que se propone ahora en el Reino Unido, la edad mínima para votar se ha convertido en uno de los temas más debatidos en el panorama internacional. Aunque muchos dan por hecho que los 18 años marcan la frontera de entrada a la vida democrática, la realidad es que existen notables excepciones que sorprenden tanto por su apertura como por sus restricciones.
Desde jóvenes que votan con 16 años hasta países donde solo se permite participar a partir de los 25, el mapa mundial del voto es mucho más diverso de lo que parece.
El estándar mundial: 18 años como norma general
La gran mayoría de los países del mundo han fijado en los 18 años la edad mínima para votar. Este umbral se consolida como un estándar democrático desde la segunda mitad del siglo XX. La edad se adoptó progresivamente en sustitución de sistemas más restrictivos, coincidiendo con la expansión del sufragio universal.
En Europa, por ejemplo, todos los países de la Unión Europea —excepto dos— mantienen los 18 años como edad mínima para votar en elecciones generales. Este consenso regional se apoya en la idea de que a los 18 se alcanza la mayoría de edad legal. Eso permite ejercer derechos civiles plenos, incluidos los políticos.
Austria y Grecia: excepciones dentro de Europa
Sin embargo, hay matices. En el caso de Austria, la edad mínima para votar se redujo en 2007 a los 16 años. Eso convirtió al país en pionero no solo en Europa, sino en todo el mundo desarrollado. La medida buscaba incentivar la participación juvenil en política y fue acompañada por programas de educación cívica para los estudiantes.
Por su parte, Grecia optó por una solución intermedia: en 2016 modificó su legislación para permitir que los jóvenes griegos puedan votar desde los 17 años. Aunque no generó tanto debate como en otros países, este cambio también fue visto como un intento de rejuvenecer el electorado.
Hispanoamérica: más aperturismo del que se piensa
Si bien América tiende a seguir el estándar de los 18 años, algunos países destacan por permitir el voto a edades más tempranas. En concreto, Nicaragua, Ecuador, Brasil y Argentina han establecido los 16 años como edad mínima para votar. Aunque en muchos casos el sufragio a esa edad es optativo y no obligatorio hasta los 18.
En Argentina, por ejemplo, los adolescentes pueden participar desde los 16 en todas las elecciones. Pero la obligatoriedad se activa recién a los 18. Lo mismo ocurre en Brasil, donde el voto es voluntario entre los 16 y 17 años y se vuelve obligatorio a partir de la mayoría de edad. Ecuador sigue un modelo similar, permitiendo el voto opcional a los jóvenes desde los 16, así como a personas mayores de 65 años.
Asia y África: variedad y restricciones
En buena parte de Asia y África, la edad mínima para votar también se sitúa en los 18 años. No obstante, existen países donde las restricciones son más severas y el sufragio no es tan universal como parece. Por ejemplo, en Arabia Saudí, las mujeres no pudieron votar hasta 2015. Y en otros Estados como Brunéi o Kuwait, el derecho de voto está limitado a ciertos grupos sociales o se ejerce en condiciones muy restringidas.
Uno de los casos más llamativos es el de los Emiratos Árabes Unidos, donde la edad mínima para votar es de 25 años, y aun así, solo una parte de la población puede participar en los limitados procesos electorales. La gran mayoría de los ciudadanos no votan, y quienes lo hacen, deben estar registrados en una lista aprobada por el gobierno. Se trata de un sistema más simbólico que representativo, lo que convierte a Emiratos en el país con la edad de voto más alta del mundo.