En los debates sobre la gobernanza del “día después” en Gaza, analistas y políticos israelíes especulaban con la opción de ceder temporalmente el poder a milicias armadas gazatíes, enfrentadas desde antes de la guerra con Hamás. En Rafah, al sur de la franja, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) cedieron hace meses el control de parte del terreno a las “Fuerzas Populares” de Yasser Abu Shabab, un líder beduino local. En coordinación con las FDI, este miliciano lidera a cientos de hombres armados que protegen la llegada de ayuda humanitaria a los centros de distribución de la controvertida Gaza Humanitarian Foundation (GHF).
La apuesta por las milicias locales en plena ofensiva ha subido a otro nivel. Según informó el reportero Yaniv Yakubovich en el diario israelí Ha’aretz, las FDI y la inteligencia israelí cuentan con apoyo de milicias locales palestinas para operativos militares, a quienes reclutan a cambio de dinero y la cesión del control de ciertos territorios en la Franja.
Aparentemente, gazatíes armados llevan cooperando con Israel desde el inicio de la guerra, esencialmente para el descubrimiento de túneles o edificios sospechosos. Pero según soldados consultados por el periódico hebreo, la cooperación se acentuó en las últimas semanas, y en algunos casos fuera de la supervisión de las FDI. Las milicias locales cuentan con decenas de hombres armados, pertenecientes a clanes familiares o mafias.
Preocupación en las filas israelís
La luz verde que reciben por parte del ejército israelí permite a las milicias armadas tomar control de camiones de ayuda humanitaria, o la gestión de campamentos con desplazados por la guerra, lo que les reporta suculentos beneficios económicos. El Shabak, la inteligencia doméstica israelí, estaría al cargo de reclutar a los milicianos, que operan esencialmente en las áreas de Rafah o Jan Yunis, al sur de la franja. Según el canal Al-Arabiya, la semana pasada entraron incluso al hospital Al Shifa, el más grande de la ciudad de Gaza.
En la página de Facebook de las “Fuerzas Populares”, se publicó un anunció para reclutar “personal de seguridad”. El sueldo es de 760€ mensuales para soldados, y unos 1.300€ para oficiales. Pese a que operan en coordinación con las FDI, varios oficiales israelíes expresaron preocupación por la cesión de armamento moderno a estos grupos.

“Esto recuerda a Shabra y Shatila, es algo que se puede girar en contra nuestro”, comenta un recluta israelí, refiriéndose a la matanza en los campos de refugiados palestinos del Líbano en 1982, poco después de la ocupación israelí en el sur de dicho país. En aquel episodio, milicias falangistas cristianas asesinaron a miles de refugiados palestinos muy cerca de las posiciones de las FDI.
“No tienen control sobre el terreno, ni tienen compromiso con las órdenes de sus comandantes. Si cometen matanzas, ¿quién dará explicaciones?”, se pregunta otro soldado hebreo. La estrategia de las FDI y la inteligencia parece ser el uso de las milicias locales para operar en “zonas sensibles”. “Ahora reciben ordenes de actuar en zonas densamente pobladas, algo que no ocurría al principio. Tienen operaciones grandes y significativas”, aclara otro soldado.
“No molestarles y dejarles pasar”
Si bien al principio las FDI trataban de ocultar esta cooperación, “ahora se entrenan frente a nuestros ojos. Los vemos en grupos de 5 o 10 milicianos armados, y a veces coinciden con nuestras tropas porque no nos avisan a tiempo”. Si bien la comandancia de las FDI alerta a sus reclutas sobre las misiones que se asignan a las milicias palestinas, no acaba de aclararse cómo y dónde deben terminar su misión. La orden está clara: “no molestarles y dejarles pasar”.
Esta cooperación acarrea problemas, ya que en ocasiones las milicias locales cruzan las líneas de las FDI sin avisar previamente, lo que confunde a los soldados, que combaten contra un Hamás convertido en una guerrilla escurridiza. Ni las FDI ni el Shabak quisieron aclarar detalles de estos operativos a Ha’aretz.
Este miércoles se reportaron al menos 30 muertos y decenas de heridos en el asalto israelí sobre la ciudad de Gaza, el último bastión de Hamás en la franja. Desde el martes, blindados israelíes penetran la ciudad desde todas las direcciones, y más de 400.000 palestinos han huido entre las bombas hacia el sur del enclave. Las FDI siguen derribando edificios residenciales altos, y detectando trampas colocadas por Hamás para intentar cometer emboscadas.