Premio Nobel

María Corina Machado: un Nobel en la clandestinidad tras 407 días de asedio

El galardón refuerza su liderazgo de cara tanto al ámbito interno como al internacional y hace que la permanencia de Maduro se torne "más cuesta arriba"

María Corina Machado
La líder de la oposición venezolana, María Corina Machado, durante un encuentro con la prensa internacional
E. S. S. / KiloyCuarto

Una defensora de la democracia recibe el premio más importante del mundo, pero no hay reporteros agolpados a su puerta, ni flashes caracoleando ante una ventana que se entreabre. Solo hay breves y entrecortados audios de WhatsApp, porque la galardonada, la venezolana María Corina Machado, Premio Nobel de la Paz 2025, está en la clandestinidad desde hace un año y dos meses, es decir 407 días, cuando la amenaza de ser encarcelada por el régimen de Nicolás Maduro se hizo muy creíble.

Es posible que no haya en este momento una mujer más celebrada que la ingeniera Machado -también más vituperada, puesto que la izquierda defensora de tiranías violadoras de derechos humanos se le ha ido encima-; en fin, quizá no exista en el planeta una figura femenina con más menciones en la prensa, las redes sociales y los debates políticos y, sin embargo, ella está sola, aislada físicamente, ¿en Caracas?, ¿en otra ciudad de Venezuela?, ¿en la sede de la Embajada de los Estados Unidos de la capital venezolana, como ha insistido el régimen? No tiene a un solo amigo o familiar cerca. Su madre e hijos están en otras partes, incluso, en otros países, de manera que sus contactos están limitados a videollamadas, acechada por un régimen que deshoja la margarita de su detención.

María Corina Machado
La líder antichavista María Corina Machado pronuncia un discurso este jueves, en una manifestación en Caracas
EFE/Miguel Gutiérrez

El reconocimiento, anunciado este viernes 10 de octubre de 2025, ha sido percibido, más que como un galardón personal, como un acto de justicia que honra a una activista conocida por mantener “encendida la llama de la democracia en medio de una oscuridad creciente”, y una redefinición del conflicto venezolano. Porque el Comité Noruego del Nobel no solo honró el coraje de Machado, sino que hizo una caracterización de la dictadura de Nicolás Maduro en toda su crueldad y capacidad de devastación.

Un acta de acusación global

El discurso de concesión del Nobel de la Paz a María Corina Machado se leyó como una sentencia internacional. El Comité destacó la labor de Machado por lograr una “transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”. Describió a Venezuela como un país que ha evolucionado de ser relativamente democrático y próspero a un “estado brutal y autoritario” que sufre una crisis humanitaria y económica. Recordó que la “maquinaria violenta del Estado se dirige contra los propios ciudadanos” y que el régimen se “negó a aceptar el resultado electoral y se aferró al poder“.

La líder opositora venezolana, Maria Corina Machado, visita la Basílica Menor Nuestra señora de Coromoto, en el marco de la campaña presidencial, este miércoles, en Guanare.
EFE/ Miguel Gutiérrez

Muy importante esto último, puesto que recuerda el hecho de que Maduro se aferró al poder, tras ser derrotado en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, cuando la estructura nacional organizada por Machado logró obtener y conservar las actas de votación oficiales donde constaban los resultados, favorables en un 70 % a la opción opositora retadora. Por eso, los noruegos la encomiaron como uno de los ejemplos más extraordinarios de compromiso civil en Hispanoamérica en los últimos tiempos. Y subrayó que, a pesar de que el régimen bloqueó su candidatura presidencial en 2024, ella unificó a la oposición y movilizó a cientos de miles de voluntarios para garantizar elecciones transparentes, a pesar del riesgo de acoso, arresto y tortura.

Al distinguir a Machado, forzada a vivir escondida durante 407 días, el Comité se alinea con una tradición histórica de reconocer a quienes se enfrentan a la represión, llevando “la esperanza de la libertad en las cárceles, en las calles y en las plazas públicas”. Esta decisión obliga a recordar las trayectorias de Nelson Mandela, Lech Walesa y la birmana Aung San Suu Kyi, tres historias que se enlazan con la venezolana por su resistencia pacífica ante la tiranía.

Venezuela
El candidato a la presidencia de Venezuela, Edmundo González Urrutia, y la líder opositora venezolana, María Corina Machado, dan declaraciones tras conocer los resultados de las elecciones presidenciales este lunes, en Caracas
Efe

Oslo advierte, ni con el pétalo de una rosa

El Premio Nobel de la Paz viene a dotar a María Corina Machado de un blindaje sin precedentes, tanto dentro como fuera del país, puesto que eleva su figura de manera estratégica en el tablero político.

Si antes era una cuestión peliaguda (y la prueba es que, pese a frecuentes amagos de asedio a la sede la Embajada de los EE UU, no la han secuestrado, como a tantos otros opositores), a partir de ahora, cualquier agresión o intento de detención constituirá un ataque contra una figura protegida por los estándares internacionales de derechos humanos y legitimidad democrática. Esto refuerza su liderazgo de cara al ámbito interno del país y hace que la permanencia del régimen se torne “más cuesta arriba”. La narrativa internacional cambia: deja de ser una figura opositora para ser un referente democrático global frente a una “estructura criminal enquistada en el poder”. El llamado Cártel de los Soles queda atrapado en un dilema: si reprime, acelera la intervención externa; si negocia, acepta su ilegitimidad.

Si fuera poco, el premio conlleva una relegitimación que ensancha y vigoriza su liderazgo interno y le da un nuevo oxígeno político. A dos años exactos de las primarias de 2023, de las que Machado emergió como la líder indiscutible de la oposición, el galardón renueva su legitimidad. Puede afirmarse, pues, que no solo el gobierno sino también sus adversarios en el tablero local se han llevado un buen varapalo. No por nada, el presidente electo (en 2024 y que aguarda en Madrid el momento de instalarse en el Palacio de Miraflores) calificó la asignación de Premio Nobel a la caraqueña como “tremendo carajazo”.

El rugido de la sororidad

La noticia tuvo un enorme impacto global en redes sociales y prensa internacional. Uno de los aspectos más destacados de la difusión global fue la oleada de felicitaciones que convocó el respaldo de mujeres líderes de todo el mundo. Este apoyo global, que fue tendencia en X (antes Twitter) en Hispanoamérica y España, subraya que la lucha venezolana no es un “conflicto interno” sino la arena donde se pulsa por la democracia planetaria.

Figuras icónicas de la lucha democrática y el liderazgo político alcanzaron a Machado en su escondite: Yulia Navalnaya (Rusia) y Sviatlana Tsikhanouskaya (Bielorrusia), líderes de la oposición en el exilio y en la lucha contra la tiranía, la felicitaron, reconociéndola como un verdadero ejemplo de “fuerza, resiliencia e integridad inquebrantable”. Líderes de la Unión Europea como Ursula von der Leyen (Presidenta de la Comisión Europea) y Roberta Metsola (Presidenta del Parlamento Europeo) destacaron su valentía. Von der Leyen afirmó que el premio “honra no solo tu coraje y convicción… sino a toda voz que se niega a ser silenciada”.

Exmandatarias y políticas latinoamericanas como Ingrid Betancourt, Laura Chinchilla, Claudia López, Patricia Bullrich y María Elvira Salazar se unieron a la celebración, catalogándola como el “Simón Bolívar de nuestros tiempos”. Ingrid Betancourt celebró el galardón como “la antesala de la liberación del pueblo venezolano”.

La novedad tuvo un impacto inmediato en España. La escritora Lucía Etxebarria lo celebró como un premio a los “8 millones de venezolanos que han tenido que abandonar su país y a quienes luchan dentro y lucha hasta el final”. Desde la esfera política, el apoyo fue contundente. Isabel Díaz Ayuso (Presidenta de la Comunidad de Madrid) se mostró “exultante” y vaticinó que “Venezuela tendrá pronto una presidenta, y es Nobel de la Paz”. Por su parte, Cayetana Álvarez de Toledo lo calificó como el “Premio Nobel de la Paz… Y DE LA LIBERTAD”. El Partido Popular juzgó que el Nobel de MCM es una “mala noticia para el régimen de Nicolás Maduro, para el PSOE y el nexo que les une: Zapatero”.

En fin, el Nobel fue ocasión para reconocer a una y repartir palo entre unos cuantos.