Elecciones farsa

“Yo no voto”, el llamamiento de Machado a la desobediencia en Venezuela

La líder venezolana asegura que la nueva convocatoria es una maniobra del régimen. “Ya votamos”, recuerda, en relación a los comicios de julio en los que perdió Maduro

María Corina Machado
María Corina Machado ha llamado al boicot electoral este domingo
KiloyCuarto

El 25 de mayo quedará claro quién tiene el poder: ¡tú! Déjalos solos, vacíos. El poder es nuestro. El 25 de mayo no es una elección, es una farsa, es una trampa. Por eso, te pido algo muy simple: Este domingo, pa’ tu casa. No salgas. No los obedezcas. Vacía las calles. Vacíalos, que se queden solos. Que quede claro quién el poder, tú.

Este es el mensaje más reciente de la líder opositora venezolana María Corina Machado, (al momento de escribir esta nota) divulgado desde la clandestinidad donde se encuentra desde agosto del año pasado. Su tajante negativa se dirige a las elecciones parlamentarias y regionales convocadas para este domingo 25 de mayo.

Una nueva trama del régimen

Conviene explicar que el anuncio y consolidación de la fecha para estas elecciones no se dio en una única declaración directa y explícita por parte de Nicolás Maduro en una fecha específica, sino que fue un proceso liderado por el muy desprestigiado Consejo Nacional Electoral (CNE), con declaraciones de altos funcionarios del gobierno y del partido oficialista PSUV.

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Captura de pantalla tomada de la líder opositora de Venezuela María Corina Machado durante una entrevista virtual
EFE/ @Ventevenezuela

El 19 de febrero pasado, el CNE anunció que las elecciones regionales y legislativas se celebrarían el domingo 25 de mayo. Al principio, había anunciado elecciones “integrales” para el 27 de abril de 2025, pero luego esta fecha fue cambiada al 25 de mayo. El caso es que Nicolás Maduro no hizo el anuncio sino que la convocatoria se formalizó a través del CNE y fue reafirmada por la alta jerarquía de la dictadura.

Quién le cree al CNE

El CNE no resulta confiable porque en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, su presidente, Elvis Amoroso, compareció ante la opinión pública con un papelito donde supuestamente decía que Nicolás Maduro había ganado con un 51,20% de los votos, (frente a Edmundo González Urrutia con un 44,20%), pero nunca publicó las actas de escrutinio que, por ley, deben darse a conocer. Y su explicación para este incumplimiento de la norma fue que sus sistemas habían sido objeto de un “hackeo” o “ciberataque”, lo que habría afectado la totalización y publicación de las actas.

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María Corina Machado saluda a sus seguidores junto al exdiputado venezolano Juan Pablo Guanipa el jueves, en la manifestación en Caracas
EFe

Mientras, la oposición liderada por María Corina Machado y la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), había llevado a cabo una estrategia diseñada por Machado y su equipo de expertos electorales para recabar las actas emitidas y certificadas por el propio CNE de la mayoría de las mesas de votación. Y fueron estas las que mostraron al mundo para sustentar su afirmación de que González Urrutia se había impuesto con el 70% de los comicios. Esta declaración se basa en las copias de las actas que sus testigos lograron obtener en cada mesa, y que ellos sí publicaron en un portal web propio. Por cierto, muchos testigos fueron perseguidos con saña por la dictadura y muchos fueron detenidos y torturados y otros más se vieron obligados a salir del país.

La falta de publicación oficial y detallada de las actas por parte del CNE es uno de los principales argumentos de la oposición para denunciar la falta de transparencia y la ilegitimidad de los resultados.
Es la fecha que el CNE no ha publicado las actas de escrutinio desagregadas de las elecciones del 28 de julio de 2024, aunque la Ley Orgánica de Procesos Electorales (LOPE) establece que el acta de escrutinio es el documento oficial por mesa que respalda los votos. Por eso, según la mayoría de los expertos en derecho electoral y observadores internacionales, el CNE violó la ley en lo que respecta a los principios de transparencia y verificabilidad electoral; y se hizo cómplice del dictador, que entonces se quedó en el poder pese a haber sido desalojado de este por la soberanía popular expresada en el voto.

“Ya votamos”

Desde el primer momento, María Corina Machado adoptó una postura firme: la desobediencia civil al llamamiento de Maduro a elecciones parlamentarias y regionales. Una determinación arraigada en la desconfianza en el sistema electoral venezolano y en la convicción de que, bajo las actuales condiciones, la vía electoral tradicional no es la ruta para restaurar la democracia en el país. Porque ya ese camino se recorrió y no sirvió de nada, puesto la victoria opositora evidente en las urnas –fruto de la movilización y la esperanza generada por su liderazgo, aun sin poder ser candidata directa–, el resultado oficial clausuró el cambio político.

María Corina Machado
María Corina Machado asegura que Venezuela “superó el miedo” al salir a las calles
EFE/Miguel Gutiérrez

La piedra angular de la postura de María Corina Machado podría ser su propia inhabilitación política. A pesar de haber ganado las primarias de la oposición del 22 de octubre de 2023, con el 92,35% de los votos, lo que la convertía en la candidata de la oposición para enfrentar a Maduro, este emitió una medida administrativa para impedir a su rival el ejercicio de cargos públicos. Ella siguió en la brega y apoyó a Edmundo González Urrutia hasta que este se alzó con el triunfo frente al dictador.

Machado acusa al CNE de ser un apéndice del partido de gobierno en lugar de un árbitro imparcial; y ha insistido, en numerosas entrevistas que el voto no es suficiente si no existen condiciones democráticas plenas, como ausencia de represión, transparencia en el recuento y observación internacional creíble. Su consigna “ya votamos” enfatiza que la voluntad popular ya se expresó y que una nueva convocatoria sin cambios estructurales es una maniobra del régimen para rasguñar alguna legitimidad.

¿Boicot o desobediencia?

El llamamiento explícito de un conjunto de líderes opositores que incluye a Machado, pero que no se limita a ella, al boicot de las elecciones del 25 de mayo de 2025 no es, según ellos, un acto de pasividad, como otras figuras opositoras condenan, sino una estrategia activa basada en el convencimiento de que “no hay camino electoral bajo dictadura”. Para Machado, la participación de la oposición en elecciones sin garantías solo sirve para maquillar la realidad autoritaria del país ante la comunidad internacional, otorgando una fachada de normalidad democrática.

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La líder opositora de Venezuela, María Corina Machado, habla a través de video conferencia durante el Foro América Libre
Efe

Desde su perspectiva, la única vía efectiva es la “desobediencia” a un sistema ilegítimo, por lo que ha llamado a la población no a través de las urnas en este contexto, sino de la resistencia civil y la presión sostenida. “La oposición no será cómplice de un proceso que no considera justo”.

Vale destacar que esta estrategia marca una profunda diferencia con otros sectores de la oposición, que han optado por participar en estas elecciones con el argumento de la necesidad de no abandonar los espacios políticos, por mínimos que sean. Esta divergencia subraya una fractura en la unidad opositora, donde las visiones sobre cómo enfrentar al gobierno difieren.

Qué puede ocurrir

Si el boicot es masivo, si la gente se queda en casa y deja los centros de votación vacíos, cual es el llamado de la líder, el riesgo apunta es que el oficialismo consolide aún más su control sobre la Asamblea Nacional y las gobernaciones, barriendo cualquier contrapeso institucional (que, de todas formas, es insignificante). Sin embargo, una desobediencia exitosa, en términos de baja participación, podría reforzar la ilegitimidad del proceso electoral ante la comunidad internacional y la población local, con un consecuente aumento de la presión sobre el régimen.

La estrategia de Machado y sus aliados, entre quienes se cuenta, por cierto, el Partido Comunista de Venezuela (PCV), supone una apuesta de alto riesgo. Si el boicot no logra la baja participación esperada, su influencia podría verse mermada. Por otro lado, si logra deslegitimar el proceso, su liderazgo podría fortalecerse, posicionándola como la principal figura de una resistencia más allá de la vía electoral tradicional. Su enfoque parece ser el de presión internacional y movilización social continua, buscando un cambio que vaya más allá de los resultados de una votación que percibe como controlada.

Venezuela
La líder opositora venezolana, María Corina Machado, agita una bandera ante seguidores
EFE/ Ronald Peña

En suma, la posición de María Corina Machado ante las elecciones del 25 de mayo de 2025 se define por un boicot estratégico y principista. Anclada en la inhabilitación política y una profunda desconfianza en la legitimidad del sistema electoral, ella y su movimiento se niegan a convalidar lo que consideran una farsa democrática. Y en estos días publicó en sus redes: “El 25 de mayo le daremos otra pela al régimen. Tú tienes el PODER de decirles NO. DESOBEDECE. DÉJALOS SOLOS”.

Digamos que el boicot es la acción concreta y visible en relación a estas elecciones, mientras que la desobediencia civil es la filosofía o el principio subyacente que guía no solo este boicot, sino también su resistencia más amplia a las inhabilitaciones y a la manipulación del sistema por parte de la dictadura.
Este talante, aunque polariza a la oposición, subraya la convicción de Machado, de que la lucha por la democracia en Venezuela no se libra bajo las condiciones actuales del voto, que ella lleva décadas defendiendo e intentando blindar, sino a través de la resistencia y la desobediencia a un sistema ilegítimo. El éxito de esta estrategia determinará, en gran medida, el rumbo de la oposición y el futuro político inmediato de Venezuela.