La intervención del PNV en el Congreso de los Diputados en la sesión extraordinaria sobre la presunta corrupción que se cierne sobre el exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, su antecesor José Luis Ábalos y exministro de Transportes, así como su asesor Koldo García, ha acaparado todo el foco. Cual César puño en alto, la expectación giraba en torno a si el pulgar jeltzale voltearía hacia arriba o hacia abajo, vida o muerte para esta legislatura. En el recuerdo reciente de Cámara Baja, todos saben qué mano dejó caer al Gobierno de Mariano Rajoy tras la sentencia de la Gürtel en 2018 y quién permitió a Pedro Sánchez ganar la moción de censura.
El PNV empezó muy duro. Pidió explicaciones políticas de la actuación de de Sánchez durante esta crisis y previamente a la aparición de los informes de la UCO. Más allá de las medidas anunciadas por el presidente, que afirman estudiarán, la portavoz en el Congreso, Maribel Vaquero, ha incidido en la necesidad de que Sánchez responda a preguntas que se han quedado en el aire como por qué prescindió de Ábalos en 2021. En definitiva, ha solicitado garantías de que la corrupción quede encapsulada en las tres personas que están siendo investigadas por la justicia. Con eso entienden que podría volver a concitar otra vez el apoyo de todos los grupos.
La confianza está en mínimos, “va camino de la UCI” afirmó Vaquero, o “no desfila desnudo, pero sí con una hoja de parra” . Desde el PNV sostienen que tiene que ser capaz de recuperar a todos los grupos que le apoyaron en la investidura para que vuelvan a otorgarle la gobernabilidad y eso pasa por medidas, por más explicaciones y porque la mancha de aceite de la corrupción hay parado de extenderse. De no ser así, señalan que permanecer en una legislatura agónica implicaría tener que dar un golpe de mano. A raíz de esta explicación, se entiende mejor las opciones que ha dejado abiertas Vaquero desde la tribuna, cuestión de confianza, dimisión para dar paso a otro candidato o convocatoria electoral.
El puño jeltzale se ha mantenido horizontal, Sánchez no se ha ganado aún su confianza, pero ha ganado tiempo. El reloj está en marcha recuerdan desde el PNV aunque agosto está por en medio hasta que vuelva a arrancar el nuevo curso político. Para ese momento, ya saben cuales son las condiciones del Grupo Vasco.
Conviene no olvidar que mientras en el Congreso la legislatura mide cuán débil está, el Gobierno Vasco y el Gobierno de España siguen funcionando. El próximo día 15 hay una reunión de la Comisión Bilateral de Transferencias a la que asistirán Pedro Sánchez y el lehendakari, Imanol Pradales, para cerrar traspasos pendientes. Entre ellos, un primer paquete de la gestión económica de la Seguridad Social, un asunto tabú que empieza a despejarse.

Otra de las cuestiones que el Ejecutivo vasco pretende solucionar a la mayor brevedad posible es la compra del la empresa Talgo por parte del consorcio vasco, conformado entre otros, por el propio Gobierno vasco. Un asunto estratégico para la economía y el empleo en Euskadi que depende de que la SEPI no altere las condiciones de financiación ya acoradas para permitir a la compañía pagar la multa impuesta por Renfe (controla por el Gobierno español) y que eche andar con solvencia la nueva gestión. Otro aviso a navegantes del PNV a Sánchez que ha dejado patente previo a la sesión extraordinaria y que exigen arreglar cuanto antes.
El PNV también ha sido interpelado por el Partido Popular. Feijóo ha advertido de que el PSOE pactará con EH Bildu dejando a los nacionalistas solos “sin votantes y sin principios” por seguir apoyando a este Gobierno. La segunda intervención del presidente de los populares ha elevado el tono, ya grueso desde el principio, arremetiendo contra el presidente al pedirle que no se compare con él y espetándole con esta pregunta “¿Pero con quién está viviendo usted? ¿De qué prostíbulos ha vivido usted? ¿Es partícipe a título lucrativo del negocio de la prostitución y quiere abolirla?”.
La réplica de Maribel Vaquero fue dirigida exclusivamente a Feijóo por atravesar todas las líneas rojas. La hiperbólica e incluso antipolítica que ha desplegado el PP no hace más que recordarle al PNV qué es lo que viene si en este momento la mano decisoria gira en dirección al suelo. Podría decirse que el PNV y el PP se han alejado aún más, y desde dentro del círculo jeltzale recuerdan que los populares no ha contactado más que para poder decir que ha hecho una ronda con los grupos.