Australia llora a Matilda, una niña de diez años que se convirtió en una de las víctimas del ataque terrorista ocurrido el pasado domingo en Bondi Beach, Sídney. Era la víctima más joven de los 15 fallecidos durante el atentado que interrumpió una celebración de Janucá junto al mar y dejó más de cuarenta heridos.
La imagen que su familia permitió difundir muestra a una pequeña sonriente, con un delfín pintado en la mejilla, disfrutando al aire libre. En palabras de su tía Lina, Matilda era “una niña muy amistosa, le encantaba la escuela y tenía muchos amigos. Siempre me daba abrazos”. Esa alegría, hoy ausente, es lo que su familia intenta recordar mientras enfrenta una pérdida que califican de “incomprensible”.
“Eran como gemelas”
Matilda asistía al evento Chanukah by the Sea con sus padres y su hermana menor cuando dos hombres, padre e hijo, comenzaron a disparar contra la multitud. Según relató su tía a ABC News Australia, la niña fue llevada con urgencia al Hospital Infantil de Randwick, pero “había perdido mucha sangre y no pudo ser salvada”. Lina explicó además que la hermana pequeña de Matilda se encontraba presente y “está en absoluto shock y estrés… imagina ver a tu hermosa hermana ser asesinada frente a ti. Eran como gemelas, nunca se habían separado”.
Los atacantes, identificados por la Policía como Sajid Akram, de 50 años, y su hijo Narveed Akram, de 24, abrieron fuego contra familias, niños y ancianos reunidos en el parque costero. En el lugar, según testigos, la escena fue de caos y valentía: madres cubriendo a sus hijos, personas huyendo entre gritos y voluntarios enfrentando a los agresores. La tía de Matilda aseguró que no siente odio hacia los responsables. “Vinieron al país de la paz y la belleza, y terminan así. No siento ira, solo tristeza y compasión por lo que han hecho a gente pacífica que nunca les hizo daño”.

De origen ucraniano, la familia de Matilda había emigrado a Australia en la década de 1990 buscando un futuro más seguro. La niña estudiaba en la Harmony Russian School of Sydney, que en un comunicado publicado en redes sociales expresó: “Honramos su vida y el tiempo que pasó como parte de nuestra familia escolar”. Su profesora de Lengua, Irina Goodhew, la describió como “una niña brillante, alegre y con un espíritu luminoso que traía luz a todos los que la rodeaban”.
En homenaje a la pequeña, Goodhew impulsó un GoFundMe para ayudar a la familia, que ahora enfrenta no solo el duelo, sino también el reto de sostener a la hermana menor de Matilda, testigo directo de la tragedia.
El ataque
El ataque del domingo fue el peor tiroteo masivo en Australia en casi tres décadas. Los agresores irrumpieron en plena festividad de Janucá, una celebración judía que simboliza la esperanza y la luz. Las imágenes captadas por testigos muestran a las familias refugiándose bajo las sillas de plástico del evento y a un grupo de hombres desarmando a uno de los tiradores, acto que el primer ministro Anthony Albanese calificó como “un ejemplo de la valentía australiana”.

Entre las víctimas se cuentan también un rabino devoto, un superviviente del Holocausto, un ex agente de Policía y un joven francés.
La comunidad judía de Sídney se reunió al día siguiente en Bondi Beach para rezar por los fallecidos. Los padres de Matilda asistieron entre lágrimas y en compañía de más de mil personas que fueron a apoyar a los afectados. “La oscuridad es mucho menor que los actos de bondad”, dijo el rabino Zalman Lewis en homenaje a su primo, otra víctima del ataque.
Matilda amaba los paseos al zoológico y las tardes en el parque. Su familia recuerda sus risas, su entusiasmo por la escuela y su inocencia. “Los niños deberían estar jugando en la playa, no pensando en balas que vuelan alrededor”, expresó su tía.

