“Make America Great Again” (MAGA), el eslogan triunfal que llevó a Donald Trump en dos ocasiones al despacho oval de la Casa Blanca, es también el nombre que recibe su base de seguidores más fieles. Pero a los “MAGA”, norteamericanos conservadores y contrarios al mainstream político-mediático de Washington, hay cosas que no gustan. Ni la transferencia -indirecta- de armas a Ucrania ni, sobre todo, que Trump figure en los archivos del depredador sexual Jeffrey Epstein.
La base más reaccionaria del Partido Republicano mostró su indignación la semana pasada, después de que el Departamento de Justicia de EE UU obviara repentinamente que Jeffrey Epstein disponía de una “lista de clientes” entre las élites económicas y políticas del país -donde figura Trump-, y que habrían participado durante décadas en la explotación sexual de niñas menores de edad.
Voces del movimiento MAGA exigen transparencia a su líder sobre el caso Epstein. No solo lo exigen influencers conservadores en redes sociales: también la congresista Marjorie Taylor Greene, aliada del presidente, ha mostrado su descontento. “EE UU merece la verdad sobre Jeffrey Epstein y las ricas élites poderosas de su círculo”, escribió la congresista por Georgia en X.
Statement of the century!
Unbelievable. https://t.co/NlrjISgmCw— Marjorie Taylor Greene 🇺🇸 (@mtgreenee) July 8, 2025
Durante una década, Trump ha utilizado toda clase de argumentos para denegar responsabilidades en los múltiples escándalos que le afectaron. Desde los pagos a una actriz porno para comprar su silencio; un intento de golpe de estado con el asalto al Capitolio tras la victoria de Joe Biden; o supuestas estafas con un negocio fallido de criptomonedas. Sus bases parecían perdonarle todo.
Pero el escándalo Epstein parece una línea roja intraspasable. En su pugna por ser reelegido como presidente, Trump prometió que publicaría el archivo Epstein, que algunos creían que contendría más detalles sobre su muerte. “Los americanos merecen saber más sobre por qué Einstein no se suicidó”, consideró el senador Mike Lee, republicano de Utah.

Algunos influencers conservadores, que ahora forman parte de la administración Trump, contribuyeron a la diseminación de historias alocadas sobre el caso. “La lista de Epstein va a dinamitar el mundo político”, tuiteó en el pasado Dan Bongino, que hoy es vicedirector del FBI. Pam Bondi, fiscal general del país, aseguró que “tengo la lista de Epstein en mi mesa, a punto para ser revisada”. Ahora, no obstante, Bondi aclara que no existe dicha lista de clientes.
La semana pasada, el FBI y el departamento de justicia insistieron en la versión de que Epstein se suicidó, y que no se hará pública más información. En un post en su red Truth Social, Trump imploró a sus seguidores que le perdonen por el caso Epstein, y aseguró que los archivos del caso fueron “escritos por Obama y cocinados por Hillary Clinton”, así como otros integrantes del Deep state que pretende derribarle. “No gastemos más tiempo y energía en Epstein, alguien que ya no importa”, agregó el presidente.
Pero Trump no calculó bien: a muchos MAGA les importa el tema, y se mostraron enfurecidos. En una conferencia conservadora celebrada recientemente en Tampa, el cómico Dave Smith acusó a Trump de “encubrir una red gigante de violación infantil”, ante los aplausos de la audiencia. “Tras usar teorías de conspiración durante toda su carrera política, de repente Trump se ve en peligro de ser consumido por una”, consideró Michelle Goldberg en el New York Times.
“Los obsesivos con Epstein tienen razón en sospechar de los giros inesperados que ha tomado el caso. Hay muchos aspectos que parecen inexplicables, como el acuerdo favorable que Epstein consiguió en 2008 y el hecho de que aparentemente pudo suicidarse a pesar de ser uno de los reclusos más vigilados del país”, prosiguió Goldberg. Y agregó: “Incluso si resulta que una revisión del caso no implica a nadie que no haya sido ya acusado, debería ser un escándalo que Bondi engañara al público sobre la existencia de una lista de clientes”.
El trumpismo se ha basado en la idea de que lucha contra fuerzas globalistas oscuras, y dentro del movimiento existe un anhelo intenso por exponer y derrotar a esas fuerzas malévolas. Se suponía que los archivos de Epstein mostrarían al mundo la magnitud del sistema perverso que los votantes de Trump creen que él combate. “Epstein es una llave que abre la cerradura de tantas cosas”, declaró Steve Bannon, ideólogo inicial de Trump, recientemente. Ahora, los MAGA contemplan atónitos como su líder rehúye la responsabilidad en un caso que supone un cortocircuito para el movimiento.