Opinión

Que vivan los apagones y los parones del AVE

Apagón
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¿Se acuerdan del claim de aquella campaña de La Moncloa con el que comparecía Pedro Sánchez en aquellos días de pandemia? De ésta salimos más fuertes. Ahora, pasado el tiempo, sabemos que quienes salieron reforzados fueron Ábalos y Koldo y los empresarios que montaron una trama con, según la Guardia Civil, un nexo corruptor llamado Víctor de Aldama. También sabemos que el Gominas tenía en su agenda los móviles de algunos ministros y había estado reunido con la mujer de nuestro Presidente del Gobierno.

El Sánchez de ayer en el Congreso me recordó al Beni de Cádiz y el chiste del gaditano que estaba parado y se entera de que un barco que va a zarpar necesita un electricista. El hombre, que no sabía nada de electricidad pero que tenía cara como para hacer que sabía, decidió presentarse como un experto en electricidad y se hizo con el currelo. El problema fue que, como le ocurrió a la Presidenta de Red Eléctrica, lo que era imposible que pasara, pasó, y en mitad de la noche y en alta mar el barco perdió la corriente y se fundió a negro. En eso, el capitán del navío fue a buscar a su flamante especialista en asuntos de luz. El gaditano, tras más de dos horas de sesudo análisis del barco, concluyó diciéndole al capitán que allí estaba todo bien, que la avería debía ser de la calle. Pues eso, diez días después del apagón, ayer el presidente nos dijo que la avería debe ser de la calle y si acaso de las nucleares y de los poderosos señores que se encuentran detrás de ellas. Cero autocrítica, cero admisión de errores y búsqueda de enemigo externo, nada nuevo bajo el sol de Sánchez.

La segunda derivada del mensaje del presidente fue que tenemos que sentirnos muy orgullosos de que todo funcionó y que la luz volvió muy pronto. Tratar a los ciudadanos como a tontos no hace que nos convirtamos en ello. Que un país se quede a oscuras y que diez días después no se conozcan las causas nos es para sentirse orgulloso. Tuvimos suerte, el 28 de abril fue un día largo de luz natural y de una meteorología agradable, lo que permitió que la gente pudiera disfrutar de la calle, pero ¿se imaginan esto mismo en un día duro de invierno o en un sofocante día de agosto? Sánchez ayer pretendía explicarles a los españoles una realidad que cada uno de ellos vivió en sus propias carnes y estoy seguro de que ningún español siente orgullo de que nuestro país sea así de frágil y pueda irse a negro sin dimisiones de nadie ni asunción de responsabilidades políticas.

Pero, si grave es lo del apagón, más indignante es que el presidente aún no haya encontrado un minuto, recepción a Melody mediante, para pedir perdón a las víctimas del caos ferroviario del lunes. Caos que sufrieron miles de familias y que volvió a alterar el normal funcionamiento del país. Y me detengo en esto porque creo que es clave en todo este asunto. La alta velocidad en España está considerada como una infraestructura critica del Estado. Ese tipo de infraestructuras están controladas por el CNPIC, un órgano que depende del Ministerio del Interior, en concreto del SES (Secretario de Estado de Seguridad). Lo que pasó el domingo por la tarde en nuestro país es un fallo de seguridad, un agujero que deja a las claras la debilidad de nuestras infraestructuras críticas.

El esfuerzo para robar cable o colocar un artefacto explosivo es el mismo, el resultado afortunadamente es bien distinto. ¿Han visto ustedes dimitir al ministro del Interior? Lejos de eso, que sería lo serio, hemos tenido al Ministro de Transportes, Óscar Puente, hablando desde el primer momento de un sabotaje, otra vez lo del Beni de Cádiz: la avería es de la calle. Pero en esa teoría del sabotaje o en la posterior recogida de cable y la Guardia Civil me ha explicado que mi lógica no es la de los ladrones, lo que no pueden ocultar es el fracaso absoluto en materia de seguridad. Pero ya saben, si ustedes piensan que las cosas no funcionan como deben y que faltan explicaciones, póngase en el lado de los malos españoles, aquellos que Sánchez describió en su discurso de investidura como los del otro lado del muro y que tiempo después, en aquella carta donde resucitó tras cinco días, siguió señalando cómo los hijos de la pena que no saben valorar el sobreesfuerzo que hacen él y Begoña por el país. Ya saben lo bueno que es un apagón o pasar la noche tirado en un tren. No sean casposos y aplaudan, que Tezanos les está mirando.

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