Universitat de Barcelona

“Ibas a su casa y no sabías si ibas a redactar un artículo o a cenar y algo más”

Exalumnas, investigadoras y doctorandas denuncian un patrón de coerción sexual y abuso de poder ejercido a lo largo de más de veinte años por un catedrático emérito de la Universitat de Barcelona

Un catedrático emérito de la Universidad de Barcelona
KiloyCuarto

En los últimos meses, 24 investigadoras de CREA (Community of Research on Excellence for All) han abandonado el grupo y el pasado mes de junio, 14 mujeres dirigieron al rector de la Universitat de Barcelona, Joan Guàrdia, un documento expresando que, durante años, el catedrático habría manipulado su estatus como docente e investigador para presionarlas emocional y sexualmente, simultaneando el ofrecimiento de prebendas académicas y la demanda de favores personales. Según esas denunciantes, las relaciones eran parte de una estrategia de subordinación en un entorno donde el docente ejercía un poder absoluto. Su autoridad se manifestaba hasta en aspectos íntimos como mantener relaciones sexuales cuando consideraba, hacerle masajes, marcar la forma de vestir de las mujeres o alimentarse.

Hacerle la maleta, la compra, plancharle la ropa, limpiar su casa, la cena…

Las mujeres relatan cómo debían estar disponibles de lunes a domingo, a cualquier hora del día, para poder dar respuesta a las múltiples peticiones que podía hacer el catedrático. “No sabías a qué ibas”, asegura una de las víctimas”. “Ibas a su casa y no sabías si ibas a redactar un artículo, a ver una película, a cenar, o a cenar y algo más”. Varias de ellas explican cómo debían hacerle la maleta, plancharle la ropa, participar de la limpieza de su casa, hacer la compra o la cena.

“Ibas a su casa y no sabías si ibas a redactar un artículo, a ver una película, a cenar, o a cenar y algo más”
KiloyCuarto

La larga sombra de CREA

CREA, fundado en 1991 en la Universitat de Barcelona, se ha perfilado desde hace veinte años como un referente en investigación sobre desigualdad y violencia de género. Sin embargo, desde hace décadas se le ha acusado de dinámicas autoritarias y control excesivo dentro del equipo.

En octubre de 2004, varios miembros de CREA presentaron denuncias internas ante la Universitat de Barcelona acusando al grupo de ejercer manipulación psicológica, control excesivo y presuntas prácticas sectarias que incluso vulneraban la vida privada de sus integrantes. Se abrió una información reservada dirigida por el catedrático en derecho Enoch Albertí y luego fue trasladada a la Fiscalía. Aunque no se presentaron cargos penales, la Fiscalía archivó el caso en 2006 al no encontrar indicios suficientes de delito. No obstante, solicitó a la UB que implementara cambios en varios protocolos internos del grupo, lo cual se llevó a cabo.

En mayo de 2016, tres exmiembros de CREA presentaron nuevas quejas por presuntos comportamientos sectarios, manipulación emocional y violación de la privacidad. El 6 de junio, la Universitat de Barcelona trasladó estas quejas a la Fiscalía, estimando que “superaban el ámbito académico”. Finalmente la Fiscalía archivó las actuaciones a comienzos de 2017 por falta de pruebas objetivas que sustentaran infracción penal.

La respuesta de la universidad y las críticas recibidas

La UB, si bien reconoció las dos denuncias anteriores, respondió que la carta presentada el 17 de junio pasado no era una denuncia formal —al no contener nombres ni fechas concretas, ni haberse articulado a través de los canales oficiales—. Así mismo, invita a las víctimas a utilizar canales internos como la Unidad de Igualdad.

Sin embargo, las abogadas de las denunciantes cuestionan esta postura por ser demasiado genérica. En un comunicado emitido en las últimas horas se solicita “una respuesta que trascienda los protocolos formales”. Las letradas aseguran que “no estamos ante hechos individuales, sino ante un esquema sistemático que requiere una mirada estructural y una intervención decidida por parte de la institución”. El rectorado de la UB ha ofrecido una reunión con las representantes legales de las 14 mujeres denunciantes, que se espera tenga lugar en los próximos días, como canal seguro para que las mujeres no tengan que enfrentar campañas de descrédito público.

Las letradas aseguran que “no estamos ante hechos individuales, sino ante un esquema sistemático que requiere una mirada estructural”
KiloyCuarto

Las abogadas denuncian campañas de desprestigio y violencia simbólica dirigidas contra las víctimas, impulsadas por Flecha y miembros de CREA como estrategia disuasoria. Y recuerdan que “no corresponde que sean las propias afectadas quienes activen los mecanismos, especialmente bajo esta presión”.

Amplificación social y posicionamientos públicos

La Plataforma Unitaria contra las violencias de género, una institución que aglutina un centenar de entidades contra la violencia machista, ha interpretado el éxodo de 24 investigadoras como evidencia del error de estructuras profundamente arraigadas y opresivas. La plataforma expresa su apoyo rotundo a las denunciantes y denuncia un esquema de “agresiones sexuales machistas, abuso de poder y privilegios de un superior sobre personas subordinadas”. Se subraya que las víctimas han sufrido “manipulación reiterada del consentimiento. Un consentimiento condicionado por el estatus de docente, por la autoridad científica o por el poder jerárquico, que puede influir en las condiciones laborales y de investigación académica”.

El comunicado insta a CREA y a su directora, Marta Soler, a aplicar el protocolo de violencia cero que elaboró el propio grupo de investigación frente a esta situación. Se pide reconocimiento de los hechos, apoyo institucional a las víctimas y rectificación colectiva.

Refuerzo del código ético

Tras los casos archivados, la UB reforzó su código ético en 2024, tipificando como “mala praxis profesional” cualquier relación sexoafectiva entre profesorado y alumnado, y limitando la libertad de cátedra cuando esta encubra métodos sectarios o vulneraciones de derechos fundamentales. Estas modificaciones reflejan el compromiso de evitar dinámicas autoritarias que ponen en riesgo comunidades académicas, y garantizan procedimientos más sólidos y preventivos.

El catedrático señalado aseguró en conversación telefónica que nunca ha mantenido relaciones sexuales con una alumna o subordinada. A preguntas de si alguna vez había solicitado masajes o sexo a miembros de CREA, respondió que hacer preguntas sobre su sexualidad sin consentimiento es acoso sexual. En sus redes asegura que las informaciones publicadas forman parte de una campaña de descrédito. “Siempre que he apoyado a víctimas que me lo han pedido, quienes las agreden me han amenazado con diferentes palabras pero con el mismo contenido: que si las apoyaba me destruirían inventándose todo lo que fuera instrumentalmente eficaz para hacerlo”, asegura en su cuenta de X”.

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