Opinión

Sánchez se bloquea

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Empezaré parafraseando a Matías Prats y su célebre ‘perdónenme que insista’. Y lo haré porque de verdad siento ser pesado y volver con la misma cantinela, pero como ya he reiterado en varias ocasiones durante las últimas semanas: todo está en la carta que Pedro Sánchez le dirigió a la ciudadanía para anunciar que se tomaba los cinco días de asueto. Todo está en ese documento de la infamia. Todo lo que estamos observando en la actualidad, todas las miserias que van viendo la luz, la manera hipócrita y tramposa de afrontarlas, se intuían en aquellos renglones en los que empezó a descarrilar de forma imparable este Gobierno de la huida constante.

Y aquellas líneas, al contrario que los WhatsApps que hoy vamos conociendo, no las filtró nadie, las publicó un tipo que sabía lo que le venía encima para tratar de pergeñar un cortafuegos irresponsable, una estrategia desesperada y altamente lesiva para nuestra democracia que consistía y consiste en colocarse como víctima suprema de una persecución por parte de un Estado que, según él, no tiene derecho a fiscalizar las actividades de su Gobierno. Sánchez es la verdadera máquina del fango, él es el verdadero problema para una democracia sobre la que se quiere colocar por encima del bien y del mal, de lo divino y de la justicia, de lo lícito y lo ilícito. Ahora, los más rezagados y descreídos, empezarán a entender mejor a que venía aquel ataque despiadado a los medios de comunicación, a la Justicia, a todo aquello que osase investigar a un presidente que quiere tener patente de corso, obrar impunemente.

Tachó de informaciones falsas las noticias que salían sin señalar siquiera cuáles de ellas constituían bulos, apuntó al mogollón tratando de meter en el mismo saco a todos los medios de comunicación que publicaron informaciones que hoy se sabe que son verdad. Y lo hizo porque era consciente de que la verdad empezaría a aflorar, porque vislumbró este horizonte negro en el que hoy se encuentra, porque era conocedor de que lo que está ocurriendo y no lo iba a poder frenar.

Esta semana, a través de las exclusivas que ha publicado El Mundo, hemos podido ver a Sánchez al descubierto, o al menos con algunas caretas menos de las que lleva en el día a día. Hemos presenciado cómo se desenvuelve un líder autoritario, controlador, conocido cuáles eran sus miedos, sus inseguridades, sus preocupaciones. Hemos podido confirmar la animadversión que tenía hacia muchos de sus barones, llegando incluso a dejar por escrito que había que castigar a las Comunidades Autónomas que los eligieron en los Presupuestos Generales del Estado como método de presión. Hemos leído cómo echaba pestes también de su propia Ministra de Defensa, de los adversarios de dentro de su partido y hasta de sus socios de Gobierno.

Han salido por ahí, como corderos obedientes y aleccionados, supuestos guardianes de la deontología periodística (que deben de haber aprendido lo que es el oficio en algún cursillo de propaganda nazi) rasgándose las vestiduras y diciendo que la publicación de los mensajes no solo constituye un delito, sino que además no tienen ningún interés para la opinión pública. Es que hay que reírse, son para comérselos. Confunden su propio interés por mantener su statu quo mamando de la teta de este Ejecutivo al que le bailan el agua mientras orina sobre sus maltrechas credibilidades. Claro que tiene interés todo lo que está trascendiendo, claro que no es ‘casquería’ ni ‘cotilleos’ comprobar cómo José Luis Ábalos, ese hombre que hace unos meses se convirtió en un apestado y que muchos nos trataban de vender que casi que era un donnadie sin relevancia ni peso, despachaba con el presidente del Gobierno, y éste le decía incluso que echaba de menos trabajar con él. Claro que tienen enjundia unos mensajes en los que se desvela que cinco días después de que supuestamente la mujer del presidente del Gobierno intercediera en la operación del rescate de Air Europa, el propio Sánchez le dijera a su mano derecha que había que controlar y supervisar este movimiento.

Y no, no cuela ese escuálido argumento de que se rescataron más aerolíneas, de que en otros países también hicieron lo propio durante la pandemia. Y no cuela porque se cae solo con un hecho y una pregunta. El hecho: el rescate de Air Europa no solo fue el primero, sino en el que más dinero se desembolsó. La pregunta: ¿Cuántas mujeres de primeros ministros europeos estuvieron pasteleando en dichas transacciones? ¿A cuántas esposas de presidentes de otros países la aerolínea rescatada le pagaba una cátedra para la que ni siquiera tenía formación?

Ah, y otro pequeño detalle que se nos pasa por alto. Claro que tienen relevancia unos mensajes sobre el rescate de una aerolínea cuyos intereses estaban representados por un comisionista llamado Víctor de Aldama, que se reunió en varias ocasiones con Begoña Gómez, que sabemos que tenía pase Vip tanto en el Ministerio de Transportes como en la sede del PSOE en Ferraz, dos sitios por los que se paseaba como Pedro, nunca mejor dicho, por su casa. Claro que tienen relevancia, sobre todo cuando este conseguidor que fue el puente entre el Gobierno y la compañía ha sido bautizado por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil como el ‘nexo corruptor de la trama’. Ahí es nada.

Pero no, por lo visto todo lo que va saliendo por las cañerías de la indignidad es totalmente irrelevante. Y lo es porque lo dice un Gobierno echado al monte que cuando les beneficiaban los informes de la UCO que señalaban a sus adversarios los ungía con agua bendita y que, hoy, sin sonrojarse, es capaz de acusar sin pruebas a esa prestigiosa unidad de la Guardia Civil de haber sido la culpable de filtrar los mensajes, incurriendo en un gravísimo delito. Uno de los acicates de esta teoría de la conspiración es María Jesús Montero. Toda una vicepresidenta que se aferra a ese clavo ardiendo y que en las últimas horas también se ha visto en los papeles, mandándole mensajes muy cariñosos a ese hombre al que hace unos meses decía “llevar en el alma” o al que le reconocía como “tronco” del Gobierno. Nada, pero no tiene relevancia.

Es muy revelador el ridículo al que estamos llegando en las últimas horas, porque a la vez que acusan a la Guardia Civil, tienen a Ábalos jugando a la ambigüedad con la prensa, sin desvelar si ha sido él el que ha filtrado los mensajes o no, pero dejando claro que, después de llevar meses él tragando con las filtraciones, ahora les toca a ellos. Insinuando que hay muchos más chats con la misma chicha. Desde 2016, afirma. Y, sobre todo, demuestra los nervios porque como se publicó ayer, es inverosímil que sea la UCO la que haya puesto en suerte los mensajes ya que los que están en su poder no cuadran con las fechas de los que han trascendido en las últimas horas.

Estamos ante un Gobierno en descomposición, y la mejor prueba es la sesión de control que se celebró ayer. Van como pollos sin cabeza, a la defensiva todo el rato. No tienen agenda, no gobiernan. Son rehenes de su propio desgaste. Apagón, caos en Renfe, crisis de la vivienda. Todo eso casa fatal con la intervención de un Sánchez bloqueado que ayer intentaba salir por peteneras diciendo que ellos están en seguir mejorando la vida de los españoles. Ayer no fue capaz de dar ni una sola explicación sobre lo planteado en este artículo. No negó nada de lo publicado, no explicó cómo se llevó a cabo el rescate de Air Europa, solo siguió con ese mantra de la carta, el que le acompaña desde abril de 2024. Y no lo hizo porque sabe que vienen más, que esto es una sangría que no se va a frenar con torniquetes ni tuits chorras. Ha perdido por primera vez por completo las riendas del relato, va al rebufo de sus propios cismas, de sus incongruencias, de sus mentiras, de los volcanes de pus de su Gobierno y su parentela. No tiene capacidad ya para cambiar las tornas, y su margen de asombro es nulo al haber sometido durante tantos años a la ciudadanía a su juego de trilerismo extremo.

Ahora vendrá Santos Cerdán, el disco duro de Ábalos en un agujero negro que absorbe la esperanza de vida de un Ejecutivo que además de la corrupción tiene a todo ese espectro de socios carroñeros tratando de arrancarle la vida. No habrá reducción de la Jornada Laboral sin los siete de Junts. Al igual que es complejo que saque el vital incremento del Gasto en Defensa sin sus socios infantiloides. Llegamos a un callejón sin salida, en el que están acorralados por conversaciones. Las que se tendrán que dar y las que ya se dieron. Y Sánchez está bloqueado, con cara de emoticono depresivo. Y José Luis Ábalos es un ex dolido y despechado, sin nada que perder, rumbo al banquillo, con muchos pantallazos debajo de la manga.

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