La central Nuclear de Almaraz se ha convertido, en plena recta final de la campaña electoral en Extremadura, en uno de los asuntos más sensibles para el PSOE. Mientras el partido a nivel nacional siempre ha defendido un calendario de cierre, su candidato en el territorio, Miguel Ángel Gallardo, ha hecho equilibrios solicitando llegando a solicitar su prórroga. “No se va a cerrar”, ha llegado a afirmar, a pesar de los mensajes llegados desde Madrid por su propio partido.
Almaraz no es una instalación más. Se trata del mayor polo industrial y económico de Extremadura y una de las cinco centrales nucleares que siguen activas en España. Su impacto en la región es determinante: genera alrededor de 4.000 empleos directos e indirectos, sostiene a más de 400 empresas y aporta una contribución fiscal cercana a los 435 millones de euros anuales, de los cuales una parte significativa revierte en las administraciones extremeñas. Además, produce cerca del 7% de la electricidad nacional, suficiente para abastecer a cuatro millones de hogares, evitando la emisión de seis millones de toneladas de CO₂ cada año.
En este escenario, la posición del PSOE no es unánime. Mientras el partido a nivel nacional ha impulsado un calendario de cierre que fija el apagado del primer reactor en 2027 y del segundo en 2028, el PSOE extremeño trata ahora de distanciarse de esa estrategia. Recientemente, Gallardo envió una carta a las eléctricas propietarias —Endesa, Iberdrola y Naturgy— para que soliciten “de forma inmediata” la prórroga de la actividad de la central. Allí, se evidencia un choque entre el partido nacional y regional.
La postura del Gobierno central también cambió una vez se conoció que se iba a celebrar elecciones en Extremadura. En noviembre, Sara Aagesen, la vicepresidenta tercera, llegó a asegurar que el Ejecutivo está dispuesto a estudiar una prórroga, aunque precisó que estas extensiones no pueden “venir acompañadas ni de rebajas de impuestos ni de cargas que perjudiquen económicamente a los ciudadanos”.
“Traición a Extremadura”
La continuidad de Almaraz se ha consolidado como una cuestión de amplio consenso social en la región, especialmente en la comarca del Campo Arañuelo, donde se concentra la renta media más alta de la comunidad. De ahí que Gallardo insista públicamente en que “Almaraz no se va a cerrar” y en que su vida útil será prolongada, pese a que los hechos recientes en el Congreso contradicen ese mensaje.
La votación que rechazó la enmienda del Partido Popular para derogar el calendario de cierre de Almaraz, Ascó y Cofrentes, ha reforzado la percepción de incoherencia. Las imágenes de los aplausos de los socialistas tras la votación han sido una “traición a Extremadura“, zanjó María Guardiola, presidenta de la comunidad, del PP.
Así, Almaraz se convierte en otro talón de Aquiles para Gallardo, ya lastrado por su imputación en el caso del hermano de Pedro Sánchez y en un momento en el que las últimas encuestas apuntan a una drástica caída de los socialistas en intención de voto.



