La XXVIII conferencia de presidentes concluyó sin acuerdos y bajo un clima de máxima tensión. Sobre el papel, la jornada tendría que haberse centrado en la financiación autonómica o la vivienda. En la práctica, la cumbre tuvo un nombre propio, el de Isabel Díaz Ayuso. La presidenta madrileña cumplió su palabra y llevó hasta el final su órdago contra “la maniobra” del pinganillo trastocando la estrategia de su partido y molestando a alguno de sus homólogos. “No siempre tiene que ser la protagonista”, llegó a deslizar uno de ellos.
Fue poner un pie en Pedralbes y todos los focos se dirigieron a ella. Ya en los saludos, Ayuso protagonizó un tenso encontronazo con la ministra de Sanidad, Mónica García. “¿Vas a saludar a una asesina?”, le contestó, en alusión a las acusaciones de Más Madrid sobre su responsabilidad por las muertes en residencias durante la pandemia. El momento copó rápidamente las portadas de periódicos digitales.
Dentro del palacete, llegaron las intervenciones. Y Ayuso cumplió su palabra. Fue empezar a hablar Imanol Pradales en euskera y la presidenta madrileña se marchó a una sala aledaña junto a parte de su equipo. También hizo lo propio cuando Salvador Illa se pronunció en catalán. Incómodos, el resto de presidentes autonómicos del PP se quedaron en su sitio. “Podría no haber usado el pinganillo en modo de protesta y ya está”, sugirió uno de los asistentes.
A puerta cerrada, ante sus homólogos y miembros del Ejecutivo central, Ayuso justificó su comportamiento. “Es un disparate hablar en español en el pasillo durante el café y luego poner un pinganillo para tratar aquí los temas de todos los españoles”, expuso. “Se quiere visibilizar un Estado plurinacional que no somos”, sentenció.
La presidenta se incorporó en el turno del presidente de la Xunta, el popular Alfonso Rueda, que comenzó hablando en gallego para rápidamente pasar al español. Rueda aseguró que tener dos lenguas es un privilegio. También la balear Marga Prohens utilizó durante unos minutos el catalán y Carlos Mazón el valenciano.
El protagonismo de Ayuso en la cumbre trastocó los planes de la dirección nacional del PP, que había acordado con sus presidentes que, uno a uno, fueran exigiendo elecciones anticipadas a Sánchez. La petición se hizo, pero quedó deslucida por la polémica de los pinganillos. Voces de los Gobiernos de Andalucía, Aragón, Galicia o Balares mostraron su malestar por los acontecimientos.
Una distancia con Ayuso que quedó reflejada en las comparecencias posteriores a la reunión. Alfonso Rueda se desmarcó con claridad: “Yo no me he levantado y he empezado mi intervención reivindicando la riqueza y el privilegio de poder tener dos lenguas oficiales en Galicia”. También Juanma Moreno evitó defender la actitud de su homóloga madrileña: “Yo no soy ‘ayusólogo’ y, por tanto, no soy capaz de interpretar las decisiones ni las posiciones de una compañera”.
“Respetamos a la presidenta que se va y también a los presidentes que se quedan”, afirman oficialmente en Génova, en un claro intento de no aumentar la tensión interna. En privado, fuentes de la dirección nacional sí sugieren que con su actitud Ayuso generó “un problema con el resto de sus compañeros”. “Se puede protestar de muchas formas…”, sugirieron al más alto nivel. Alberto Núñez Feijóo optó por guardar silencio.
A pesar de esas diferencias internas, todos los presidentes autonómicos del PP coincidieron en pedir la convocatoria inmediata de elecciones generales. Uno a uno se lo dijeron a Pedro Sánchez, que tuvo que insistir en que los comicios se celebrarán en 2027. “Sin Presupuestos, sin apoyo parlamentario, con grietas en el Consejo de ministros, con su partido dividido, y desbordado por la proliferación de casos de corrupción que avergüenzan al país, el presidente del Gobierno debe acabar con esto y dar la palabra a los españoles”, resumieron los populares.
Y, a partir de ahí, la palabra más repetida fue “fracaso”. La conferencia de presidentes confirmó la ruptura total entre el Ejecutivo y el PP. Una sucesión de monólogos que no se tradujo en ningún consenso. “Como hablar con la pared”. Con estos mimbres, los barones populares se reunirán este domingo con Feijóo en la plaza de España de Madrid para protestar contra Sánchez bajo el lema “mafia o democracia”.