17.000 es un número casi mágico para el Partido Socialista en lo que a Castilla y León se refiere. Es la distancia en votos que les separó del PP en las últimas elecciones a la Junta (2022), y se tradujo en apenas tres procuradores de diferencia (28 para los socialistas, 31 para los conservadores). El Partido Popular logró formar Gobierno con Vox, aunque en verano de 2024 los de Santiago Abascal decidieron volarlo por los aires.
El barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del mes de julio les hizo soñar con la victoria, y los incendios que han asolado la comunidad autónoma les hacen pensar que el presidente, Alfonso Fernández Mañueco, sufrirá un correctivo en las urnas.
Ese barómetro, de hecho, apenas le da a Vox un 6,2% de los votos, muy lejos del 17,6% de sufragios que lograron hace cuatro años. Con todas las encuestas disparando al partido ultraderechista en las encuestas, sus esfuerzos por apelar a la España vaciada o al campo, y el previsible desgaste de Mañueco, el PSOE cree que está a tiempo de beneficiarse de la la tormenta perfecta.
Vaticinan que Vox podrá pescar en el caladero del PP, que los conservadores sufrirán por las heridas de los fuegos en una región que aún tiene muy presentes los incendios de la Sierra de la Culebra (2022). Que logren formar gobierno es mucho más improbable, dadas las malas perspectivas a su izquierda. Y lo asumen.
Éste es el diagnóstico de fuentes de la dirección del PSOE y de voces del Gobierno. Reconocen que aspiran a que la campaña se centre en una única pregunta: “Es Mañueco sí o Mañueco no”, resumen. Dan por hecho que el PP “va a intentar” nacionalizar la campaña, alejarla de las cuestiones específicas del territorio, y se preparan para contrarrestar estos esfuerzos.
Junto con Carlos Martín, alcalde de Soria y relevo de Luis Tudanca al frente del PSOE castellanoleonés, se espera el desembarco de Pedro Sánchez en la precampaña. También auguran un papel de peso al ministro de Transportes, Óscar Puente, alcalde de Valladolid hasta 2023. Puente, el ministro con verbo más afilado del Ejecutivo, lleva meses volcado en su región, y hay voces de Ferraz que se refieren a él como una suerte de candidato encubierto en la región.
Se volcará en la campaña, como Sánchez, para intentar poner el foco en la gestión del PP sobre los terribles incendios de este verano, o el malestar generado por las palabras del consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, recién reprobado en las Cortes -con la abstención de Vox.- Fue el consejero que respondió que tenía “la mala costumbre de comer”, cuando se le preguntó por su comida en la Feria Gastronómica de Gijón mientras su región ardía. El que aseguró en 2018 que “mantener el operativo de incendios todo el año es absurdo y un despilfarro”.
Entre los socialistas dan por hecho que Soria será clave, porque el candidato lleva 18 años rigiendo esta ciudad. Como Valladolid, la provincia en la que se reparten más procuradores, y la ciudad en la que Puente ha llevado la vara de mando durante 8 años (2015-2023).
No está tan claro el rol que desempeñará la ministra de Igualdad, Ana Redondo, en el ojo del huracán por la polémica de las “incidencias” con las pulseras telemáticas que portan los maltratadores. Natural de Valladolid, accedió a su escaño como procuradora en las Cortes en 2015, y hoy su gestión en Igualdad es criticada abiertamente dentro y fuera del partido. Se espera que la líder del PSOE de Burgos, Esther Peña, portavoz federal hasta julio, también aportará su granito de arena.
“En Castilla y León no hay nada a la izquierda del PSOE”
El problema es que formar gobierno es mucho más difícil que ser los más votados, fundamentalmente por la división a su izquierda. Y así lo admiten en el Gobierno y en Ferraz. “En Castilla y León no hay nada a la izquierda del PSOE”, asegura un dirigente socialista. Insiste en que les separan “17.000 votos” del PP, pero saben que la división a su izquierda no augura nada bueno.
En los pasados comicios, Soria Ya logró tres procuradores, y Podemos sólo consiguió el escaño de su secretario de Organización, Pablo Fernández. Visto que el partido morado apunta a que no pactará una candidatura unitaria con las formaciones de su órbita política, y que Sumar no tiene poder institucional en la región, la opción de ganar la Junta se aleja.
De hecho, incluso aunque logren ser el partido más votado, desvinculan esta futurible victoria de las siguientes elecciones previstas, las andaluzas. Marcan distancia entre ambas citas: Castilla y León funcionará en parte como termómetro de lo que está por venir en el nuevo ciclo electoral, pero no será definitorio. Un buen resultado en la primera cita con las urnas difícilmente cambiaría el estado de ánimo del partido sí, escasos meses después, Juanma Moreno vuelve a imponerse en Andalucía.