España se juega millones en turismo y proyección internacional con su posible salida de Eurovisión

La ausencia del país en el mayor espectáculo televisivo de Europa supondría un impacto directo en ingresos publicitarios, en la visibilidad internacional de la marca España y en el atractivo turístico vinculado al festival

La española Melody participa en el desfile de banderas durante la final del 69º Festival de la Canción de Eurovisión en Basilea, Suiza, el 17 de mayo de 2025.
EFE/EPA/GEORGIOS KEFALAS

La decisión del Consejo de Administración de RTVE de retirar a España del Festival de Eurovisión 2026 si Israel participa no solo abre un debate político, sino también económico y turístico.

La ausencia del país en el mayor espectáculo televisivo de Europa supondría un impacto directo en ingresos publicitarios, en la visibilidad internacional de la marca España y en el atractivo turístico vinculado al festival.

Tal y como informa Europa Press, Eurovisión no es únicamente música: es una industria cultural que moviliza a millones de espectadores, turistas e inversores cada año. El certamen genera cientos de millones de euros en ingresos para la ciudad anfitriona, que recibe a decenas de miles de visitantes en apenas una semana.

Aunque España no será sede en 2026, la emisión del festival en RTVE arrastra cada año a millones de telespectadores, lo que se traduce en ingresos publicitarios millonarios para la corporación pública y en una amplia promoción de la cultura española en Europa.

Los expertos en marketing cultural aseguran que estar presentes en Eurovisión es como tener un escaparate turístico abierto a 160 millones de personas en todo el mundo. Por lo tanto la ausencia podría afectar tanto al país como destino como a su industria musical.

España forma parte del selecto grupo del ‘Big Five’, junto a Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, los cinco países que más aportan económicamente a la Unión Europea de Radiodifusión (UER). Gracias a esta contribución, las delegaciones nacionales de estos países tienen garantizada su presencia en la final y una visibilidad privilegiada ante millones de espectadores.

La retirada de España implicaría no solo el cese de su aportación económica a la UER, sino también la pérdida de los derechos de emisión, lo que dejaría a la audiencia española sin acceso directo al certamen. Se trataría de un vacío inédito desde 1961, año en que España debutó en el concurso.

Cada edición deja en la ciudad anfitriona entre 200 y 350 millones de euros en impacto económico directo, con hoteles llenos, restaurantes a rebosar y una ocupación cercana al 100%. El turismo ligado a la música y los eventos en directo es uno de los segmentos con mayor crecimiento en Europa. En ciudades como Basilea, Liverpool o Malmö, últimas sedes del festival, los hoteles agotaron plazas con meses de antelación y la hostelería local registró cifras récord.

Las ciudades españolas también se benefician de forma indirecta. En cada edición, hoteles, bares, restaurantes y espacios culturales aprovechan el tirón del festival con fiestas temáticas, retransmisiones y actividades paralelas.

El Benidorm Fest, preselección nacional que ha convertido a la ciudad alicantina en un referente turístico de invierno, se ha consolidado como motor económico local. En su última edición, generó más de 14 millones de euros de impacto directo, con ocupación hotelera superior al 90%. Sin el vínculo con Eurovisión, temen los empresarios, el certamen podría perder atractivo internacional y con él buena parte del turismo extranjero.

Según ha precisado RTVE, la decisión del Consejo de Administración “no altera los planes” respecto a la celebración del Benidorm Fest -preselección de España para Eurovisión-, “un festival con identidad propia, totalmente consolidado y que el próximo año celebra su quinta edición”.

Más allá de lo económico, la ausencia del país en un festival seguido en más de 40 países significaría un retroceso en la estrategia de proyección cultural y turística de España. Otros países como Portugal o Italia han utilizado el festival para reforzar su identidad cultural y atraer visitantes, especialmente jóvenes europeos.

Expertos señalan que, en un contexto de recuperación del turismo tras la pandemia, “renunciar a una plataforma de este calibre es dar un paso atrás en competitividad”.

La decisión de RTVE, aprobada con 10 votos a favor, 4 en contra y una abstención, está condicionada a lo que determine la Unión Europea de Radiodifusión (UER) sobre la participación de Israel. Una resolución se espera para diciembre.

Si España confirma su ausencia, el país perdería por primera vez desde 1961 su lugar en el festival, con un coste no solo cultural y político, sino también económico: millones en promoción turística, proyección internacional y visibilidad para la industria musical y hostelera.