8-J: ¿Fin de ciclo?

La calle no vota, pero anticipa el cambio: de 2009 a 2025

Uno de cada dos participantes en las manifestantes contra las políticas de José Luis Rodríguez Zapatero había votado al PSOE en las elecciones. Movilizar a parte de los desencantados es clave para lograr el vuelco según los expertos

A falta de llenar las urnas, ¿por qué no llenar las calles? El razonamiento del PP —que hoy, domingo, convoca a los ciudadanos a la plaza España de Madrid bajo el lema “Mafia o democracia”— guarda su lógica, sobre todo por un motivo: “En las democracias, las dinámicas electorales y de contestación social están íntimamente conectadas”.

La conclusión es de los profesores Manuel Jiménez, Antonia María Ruiz y Luis Navarro, autores de la publicación Protesta y cambio electoral en España. Los profesores estudiaron las alternancias de Aznar a Zapatero y de Zapatero a Rajoy. Tiempos distintos que compartieron el factor de unas “movilizaciones electoralmente significativas” aunque con explicaciones muy diferentes porque nada tenían que ver las protestas contra la invasión de Irak con las de los indignados ni con las de quienes se quejaban por la austeridad durante la gran recesión.

Vale la pena fijarse en 2009 por la similitud con 2025: por entonces gobernaba el PSOE y José Luis Rodríguez Zapatero estaba en el ecuador de la legislatura. Ahora también gobierna el PSOE mediada la legislatura de Pedro Sánchez. “2009 era el inicio de la crisis, y en los prolegómenos de un nuevo ciclo de movilización, casi 1 de cada 2 manifestantes había votado al PSOE en las elecciones de 2008“, descubren los profesores a partir de datos del CIS. La conclusión es que movilizar a una parte de ese electorado es clave para explicar el vuelco, igual que lo puede ser ahora.

La fuerza de la oposición

El profesor Andreu Paneque, que imparte Estudios de Derecho y Ciencias Políticas en la UOC, considera que la concentración de este domingo tiene por objetivo “tensar la cuerda y avivar la frustración”, pero subraya que juzgar su efectividad es complicado porque “no hay una proximidad electoral”. “Por tanto, estamos ante una manera de visibilizar la fuerza de la oposición y de calentar al electorado, como ya se vio este viernes en la Conferencia de Presidentes”, dice.

En efecto, la concentración con fecha 8 de junio no es casual. Sánchez anunció el 14 de mayo que la Conferencia de Presidentes sería el 6 de junio. Y Alberto Núñez Feijóo anunció el 29 de mayo la protesta de este 8 de junio, solo dos días después de que los barones autonómicos del PP pidieran en la Conferencia de Presidentes de forma coordinada al Gobierno la convocatoria de generales.

Fernández Mañueco (Castilla y León); Prohens (Islas Baleares); Díaz Ayuso (Madrid) y Guardiola (Extremadura), en la Conferencia de Presidentes
Efe

El PP se propone este domingo alzar un clamor contra un Gobierno al que se le acumulan los escándalos de corrupción, todos ellos en fase de investigación. Lo verdaderamente difícil, consideran los expertos, es “identificar un tema dominante entre la contestación en las calles”.

Es decir, que el verdadero reto para la oposición es que cristalice socialmente la idea de “Mafia o democracia”. “Un rechazo a la gestión del Gobierno, incluso entre sus votantes, así como una alternativa electoral claramente posicionada en contra de esa gestión, puede explicar cambios en el comportamiento electoral: movilización de la abstención, trasvases de votos desde el partido del Gobierno hacia la abstención o hacia otros partidos”, concluyen en Protesta y cambio electoral en España.

Del refuerzo de voto al cambio

En todo caso, toda manifestación convocado por la oposición tiene un primer objetivo y es el de buscar un efecto de refuerzo del voto entre los propios electores del partido convocante. El premio es mayor si lograr arrastrar a abstencionistas, ya que debe presumirse que su intención es abandonar este comportamiento y volver a las urnas para facilitar la alternancia.

No se trata, en realidad, de ningún experimento. El PP ya lo hizo también durante el primer gobierno de Zapatero (2004-2008). En 2006, promovió diversas campañas en favor de la unidad de España como reacción a los procesos de reforma de los estatutos autonómicos y, de manera especialmente intensa, a la reforma de los estatutos vasco y catalán. Igualmente apoyó activamente diversas manifestaciones masivas organizadas por la Asociación Nacional de Víctimas del Terrorismo, contrarias al diálogo con ETA.

Lo que demuestran los datos posteriores a esas manifestaciones es que el mayor flujo de cambio se dirigió hacia el PP: en concreto, 1 de cada 3 votantes que dejó al PSOE y que había participado en manifestaciones se pasó al PP. El resto de los que votaron PSOE en 2004 y cambiaron en 2008 lo hizo para optar por IU (20%) y por el voto en blanco (23%). Aquel PSOE de 2008 venció las generales de nuevo, pero se dejó por el camino más de 800.000 votos, mientras que el PP ganó más de 500.000.

¿Y si sale mal?

En todo caso, la primera prueba de fuego es comprobar la capacidad de movilización que demuestre el PP este domingo. El profesor Andreu Paneque subraya que en toda concentración de estas características “hay una validación interna”.” ¿Qué pasa si la concentración no es un éxito, quién es el beneficiado? No lo tengo muy claro, la verdad: el PSOE, Ayuso?”