Tercera jornada del juicio al fiscal general del Estado en el Tribunal Supremo. Allí han declarado este miércoles el que fuera líder del PSOE de Madrid, Juan Lobato, y Pilar Sánchez Acera, que en el momento de los hechos era jefa de gabinete de Óscar López, por entonces jefe de gabinete, a su vez, de Pedro Sánchez. Y, pese al intento de la acusación, ambos han desvinculado a Moncloa de la filtración del ya famoso correo en que el abogado de Alberto González Amador reconocía delitos fiscales en su nombre.
Una tesis que el juez instructor, Ángel Hurtado, sí recogió al proponer que se juzgara a Álvaro García Ortiz. El magistrado, recordemos, sostuvo entonces que el fiscal actuó siguiendo “indicaciones recibidas de Presidencia del Gobierno”, pero posteriormente la Sala de Apelación del Supremo admitió que esa afirmación no había sido lo suficientemente acreditada.

El primero en declarar ha sido Lobato, que dimitió como líder de los socialistas madrileños hace ahora un año, tras trascender que había registrado ante notario los mensajes que intercambió con Sánchez Acera, en los que ella le envió una imagen de ese email con la confesión para que lo usara en la Asamblea de Madrid. Lobato le preguntó entonces si se había publicado en “algún sitio”, advirtiendo de que, de lo contrario, parecería que la imagen se la había proporcionado la Fiscalía.
A preguntas de las partes en el juicio, el ahora senador, que ha sostenido que Moncloa no le daba órdenes en materia de comunicación -“Instrucciones y órdenes desde luego no”, ha aseverado- ha defendido que preguntó por el origen del documento y posteriormente elevó esos mensajes con Sánchez Acera a registro público “por principio de prudencia” y no porque sospechara que provenían de la Fiscalía.



