Cada vez que el debate migratorio se coloca en primer plano a Junts le cuesta tragar saliva. Aliança Catalana, el partido ultra que lidera la todavía alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols al grito de “Salvemos Cataluña”, le ha comido mucho terreno a la formación de Carles Puigdemont con su discurso xenófobo al estilo de Marine Le Pen en versión catalana y todo parece indicar que esta tendencia continúa avanza.
Por eso, después de que trascendiera que el Gobierno y la comunidad de las Islas Canarias habían fijado los criterios para el reparto por toda España de los menores migrantes no acompañados que se acumulan en el archipiélago, Junts trató de desmarcarse de pacto alguno que le sitúe en la bienvenida de extranjeros sin papeles a Cataluña. “Catalunya no puede formar parte del ‘café para todos’. No podemos ser una [autonomía] más”, dijo el secretario general de Junts, Jordi Turull, tras visitar el complejo industrial de Repsol en Tarragona.
El preacuerdo con el PSOE
Junts, presa del miedo a Orriols, trata de endurecer su discurso migratorio sin confundirse con Aliança Catalana. Intenta una difícil acrobacia por la que ha pasado prácticamente todo el centro-derecha europeo: defender más restricciones a la extranjería sin resultar xenófobo, ser más ultra y no parecerlo demasiado. La presunta solución que Junts ha hallado a esta filigrana es un preacuerdo con el PSOE adelantado por Artículo14, según el cual los Mossos podrían colocarse en las fronteras y la Generalitat tendría capacidad para expulsar migrantes mediante un “encargo de funciones” en lugar de un “traspaso de competencias”.
Pero Junts quiere todavía más garantías antes de anunciar el acuerdo migratorio con el PSOE y, entretanto, Aliança Catalana advierte que no habrá remedio alguno con este nuevo sistema porque a los de Puigdemont les continuará temblando el pulso. “La diferencia entre Aliança Catalana y Junts es que nosotros queremos absorber las competencias en inmigración y extranjería para cerrar fronteras y expulsar irregulares y delincuentes, y Junts las quiere para gestionar, consolidar y ampliar el desastre”, advierte Orriols.
¿Desalojar a Orriols en Ripoll?
La resolución del pacto migratorio en el conjunto de España y el impacto que pueda tener en Cataluña transcurre en un momento muy singular porque Junts, atrapada en sus dilemas con Aliança Catalana, no sabe qué hacer con sus votos en Ripoll, donde los partidos de la oposición mantienen conversaciones cruzadas respecto a desalojar a Orriols de la alcaldía tras perder la dirigente una cuestión de confianza el pasado 27 de enero y ponerse en marcha un reloj de 30 días para comprobar si existe alternativa.
Los de Puigdemont temen que prestarse a un pacto municipal con PSC, ERC y CUP para desbancar a la alcaldesa de Aliança Catalana solo sirva para fortalecer a la temida dirigente soberanista. Orriols, por el contrario, se muestra crecida y desafiante. Nadie se salva de sus feroces zarpazos: ni los partidos españoles por “saquear” la riqueza de Cataluña, ni los partidos independentistas por colaborar con los socialistas, ni, en suma, todos y cada uno de los que blandean con poner freno a la inmigración pese al retroceso que ella aprecia en los servicios públicos y en la identidad catalana.
“El problema de Junts es que orriolea en el comedor de casa, pero ante el micrófono, hace el papelina. Al mundo le dan la vuelta a los valientes, no los que tienen temblor de piernas”, se regodea la líder de Aliança Catalana.