Nadie lo dice en voz alta, pero casi todas las mujeres que prueban la copa menstrual por primera vez piensan lo mismo: “¿Qué estoy haciendo mal?” La promesa de libertad, ahorro y sostenibilidad se convierte, en los primeros intentos, en un pequeño drama. Insertarla cuesta, sacarla da miedo y la sensación de “no estar haciéndolo bien” puede frustrar a cualquiera. Pero lo cierto es que la mayoría de las mujeres que hoy no conciben sus reglas sin copa también empezaron odiándola.
Las dificultades del principio existen, y son completamente normal. Esta guía está pensada para quienes están a punto de rendirse: porque, con información y práctica, la copa menstrual puede convertirse en una de las mejores decisiones de autocuidado.
El primer intento: un manual de paciencia
La copa menstrual es un pequeño recipiente de silicona médica que se introduce en la vagina para recoger el flujo menstrual, no para absorberlo. Suena sencillo, pero en la práctica el primer uso suele venir acompañado de dudas, torpeza y alguna que otra lágrima. El principal error es pretender que funcione bien desde el primer día.
“Se necesita práctica para conocer el propio cuerpo y encontrar el pliegue que mejor se adapta”, explica la ginecóloga y sexóloga Laura Gómez. “No hay una única forma correcta, pero sí muchas formas equivocadas si no te tomas tu tiempo”.

Existen varios tipos de pliegue: el en forma de C, el en punch down o el en triángulo. Cada mujer debe probar cuál se adapta mejor a su anatomía. También es clave humedecer ligeramente la copa o usar lubricante a base de agua para facilitar la inserción. La paciencia —más que la técnica— es el ingrediente esencial.
Lo que nadie te cuenta: los primeros errores
Durante las primeras veces, lo normal es que haya fugas. O que la copa no se despliegue bien y quede doblada en su interior. Algunas mujeres la colocan demasiado arriba; otras, demasiado abajo. La clave está en notar el vacío suave que se forma al abrirse dentro: eso significa que está sellada y no habrá pérdidas.
Otro error común es intentar sacarla tirando del tallo directamente. No hay que hacerlo: hay que pellizcar la base para romper el vacío y luego moverla suavemente. Si cuesta, respira, relaja el suelo pélvico y vuelve a intentarlo. “La tensión es el peor enemigo”, dicen las expertas.
@ginecologaangela1 🌸¿Ya utilizas la copa menstrual? ❤️Hacerlo trae beneficios para tu bienestar, hoy quiero enseñarte una guía completa sobre cómo poner la copa menstrual, comenzamos con esta primera parte, pendientes que pronto te estaré dando más recomendaciones sobre cómo quitarla y lavarla. 💚🌸 #CopaMenstrual #ginecologiamedellin #ginecologiacolombia
Y sí: hay un momento inevitable en el aprendizaje en el que te manchas. Pero ese “accidente” también forma parte del proceso. No es un fracaso, es práctica. En pocas reglas más, sabrás colocártela en segundos.
Cuándo perseverar (y cuándo no)
Aunque la mayoría de mujeres puede usarla, no todas se sienten cómodas con la copa menstrual. En casos de dolor persistente, infecciones frecuentes o imposibilidad de extracción, lo mejor es consultar con un profesional. También conviene elegir la talla adecuada, que varía según la edad, los partos y la altura del cérvix.
Para el resto, el consejo es simple: no renuncies a la primera. Es habitual que se necesiten tres o cuatro ciclos para sentirse segura. Luego llega la recompensa: olvidarse del cambio de compresas o tampones cada pocas horas, nadar o dormir sin preocuparse y ahorrar dinero y residuos.
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La recompensa del intento número cinco
Pasado el primer mes de frustración, llega la magia: te das cuenta de que no la notas, de que puedes pasar hasta 8 o 12 horas sin cambiarla y de que tu menstruación se siente más natural. También, que es más barata a largo plazo y mucho más sostenible.
La copa menstrual, en el fondo, no es solo un objeto: es una reeducación corporal. Obliga a conocerse, a perder el miedo y a entender cómo funciona el propio ciclo.