Corazón

La rehabilitación cardiaca lleva a una mejor recuperación y evita recaídas

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo. Es por eso que la OMS recomienda detectarlas a tiempo para buscar un tratamiento adecuado

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte alrededor del mundo, y se estima que 17,9 millones de personas fallecieron en 2019 como consecuencia de una enfermedad cardiovascular, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. Esto representó el 32% de las muertes a escala mundial.

La misma OMS recomienda detectar este tipo de enfermedades a tiempo para un tratamiento adecuado. No obstante, superar una enfermedad cardíaca no solo depende del tratamiento médico inmediato.

La recuperación completa también implica un proceso clave: la rehabilitación cardiaca. Este conjunto de intervenciones médicas y terapéuticas, realizadas bajo supervisión especializada, tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de los pacientes y prevenir recaídas, tal como explica la doctora Esther Merino, especialista en Cardiología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.

En qué consiste la rehabilitación cardiaca

La rehabilitación cardiaca es un programa integral diseñado para abordar los factores que favorecieron el desarrollo de una enfermedad cardíaca y evitar que esta vuelva a manifestarse. “En estos programas se identifican los factores de riesgo que han favorecido el desarrollo de la enfermedad y se optimizan los tratamientos para controlarlos”, indica la doctora Merino.

Este tipo de rehabilitación no solo incluye tratamiento físico, sino también educación sobre el estilo de vida, ayuda psicológica y control médico. “Ayudamos a hacer los cambios en el estilo de vida que son necesarios en muchos casos: dejar de fumar, hacer ejercicio, adelgazar, comer de forma saludable…”, detalla la especialista. Además, el programa incorpora sesiones semanales de ejercicio físico supervisado, con monitorización constante del estado del corazón.

Las ventajas de ir a rehabilitación tras sufrir alguna afección en el corazón

La evidencia científica respalda la eficacia de estos programas. “Está comprobado que las personas que hacen un programa de rehabilitación cardiaca después de un problema cardiaco, cuando se comparan con aquellas que no lo hacen, tienen en el futuro menos recaídas o complicaciones, visitan menos urgencias, tienen menos ingresos hospitalarios e incluso un menor riesgo de fallecer por causa cardiaca”, asegura la doctora.

Además, su beneficio se extiende más allá de los casos evidentes. “Lo recomendamos en muchas otras situaciones: después de cirugía cardiaca, implantes de dispositivos, ablación de fibrilación auricular, o en personas con alto riesgo cardiovascular, como hipertensos, personas con colesterol alto o con diabetes”, añade.

Tiempo recomendado para la rehabilitación

El programa se adapta a las necesidades de cada paciente. Por lo general, la rehabilitación ambulatoria comienza tras el alta hospitalaria y se prolonga entre dos y tres meses, con una frecuencia de una a tres sesiones semanales. En algunos casos, como en pacientes que se van a someter a una cirugía, el programa puede iniciarse incluso antes de la operación.

Este tiempo permite trabajar no solo en la recuperación física, sino también en la adquisición de hábitos saludables que deben mantenerse a largo plazo.

La ayuda psicológica

Sufrir una afección cardiaca puede ser un golpe emocional tan fuerte como el físico. “Requiere un periodo de aceptación. En la mayoría de las personas genera tristeza, miedo a las recaídas, incertidumbre sobre si se podrá volver a trabajar o a hacer deporte”, explica la doctora Merino.

Por eso, los programas de rehabilitación también incluyen acompañamiento psicológico. “La información sobre la enfermedad y el apoyo psicológico ayudan a superar estos temores”, señala. En algunos pacientes, el impacto emocional puede derivar en trastornos como ansiedad o depresión. En esos casos, “es importante el diagnóstico y tratamiento precoz, porque ambos son factores de riesgo de recaídas”, advierte la especialista.

Los objetivos de la rehabilitación

El propósito principal de la rehabilitación cardiaca es lograr que el paciente adopte y mantenga un nuevo estilo de vida. “El objetivo es que el paciente cambie de estilo de vida y mantenga los hábitos adquiridos durante el programa para el resto de su vida”, subraya la experta.

Este enfoque integral busca capacitar al paciente para que tome un rol activo en su recuperación, con un seguimiento constante de sus factores de riesgo, medicación y bienestar emocional. No se trata solo de recuperarse del episodio agudo, sino de prevenir futuros problemas y mejorar la calidad de vida a largo plazo.

Durante el proceso, los pacientes realizan ejercicios diseñados para mejorar tanto la resistencia como la fuerza muscular. La intensidad y tipo de actividad se ajustan a las condiciones físicas de cada persona. “Además de recibir una prescripción de ejercicio adecuada, también intentamos ayudar al paciente a modificar los factores de riesgo con asesoramiento nutricional, apoyo para dejar de fumar, ayuda psicológica, control de la medicación, etc.”, explica la doctora.

Estos ejercicios se desarrollan en un entorno seguro, con monitorización continua del estado cardíaco, lo que permite detectar cualquier anomalía a tiempo y adaptar la actividad según sea necesario.

Una vez concluido el programa de rehabilitación, el trabajo no ha terminado. “La práctica de ejercicio físico debe mantenerse toda la vida”, insiste Merino. Lo ideal es combinar ejercicios aeróbicos de intensidad moderada —al menos tres horas a la semana— con ejercicios de fuerza entre dos y tres veces semanales.

Volver a una vida normal es posible. La rehabilitación no solo ayuda a recuperar capacidades físicas, sino también la confianza para retomar actividades cotidianas, laborales o deportivas. Es un paso fundamental hacia una nueva etapa, más consciente y saludable.

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