El futuro de la Iglesia

¿Por qué la baja del cardenal Becciu podría hacer más fácil elegir al nuevo Papa?

El cardenal Angelo Becciu renuncia a participar en el próximo cónclave tras la revelación de dos cartas de Francisco que confirmaban su exclusión por su implicación en un escándalo financiero

Dos cartas firmadas por Francisco. Una, de 2023. Otra, del pasado mes de marzo, cuando aún estaba ingresado en el Policlínico Agostino Gemelli de Roma a causa de una neumonía bilateral. En ambas, el fallecido pontífice remarcaba su intención, y así quedaba negro sobre blanco, de que el cardenal Angelo Becciu no participase en un futuro cónclave. Poco tenía que ver, en esta decisión de Francisco, la inclinación conservadora de Becciu –hay, dentro del colegio cardenalicio, purpurados bastante más ortodoxos que él–, sino con su implicación con la malversación de 200 millones de dólares del Vaticano en un fondo financiero, lo cual llevaba por primera vez a un cardenal a sentarse en el banquillo de los acusados en un juicio del Vaticano.

Finalmente, y ante estos dos documentos, Becciu se quedaba sin su baza de que el Papa no le había excluido formalmente de participar en el cónclave, por lo que ha renunciado a entrar en la Capilla Sixtina el próximo 7 de mayo. Ha defendido, en todo momento, eso sí, su inocencia y ha llegado a asegurar, incluso, que “engañaron a Francisco” con relación a su caso. Algo curioso cuando fue el propio Becciu quien grabó una conversación telefónica con el pontífice en relación a su caso, traicionando así su confianza.

Ahora, con el purpurado fuera de filas, el camino del cónclave parece haber limado un poco las “tensiones internas” que podrían darse. Y es que Angelo Becciu, durante años sustituto de la Secretaría de Estado y prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, ha estado siempre del lado más ortodoxo de la Curia, dando prioridad al mantenimiento de doctrinas. La ausencia de Becciu del cónclave no solo elimina a uno de los purpurados de Italia, país que encabeza la lista con 18 cardenales, la mayoría de ellos muy en línea con el magisterio de Francisco, obligará a los conservadores que se inclinasen por un candidato italiano a buscar un candidato más “central”, reforzando así candidaturas como la de Matteo Zuppi o Pietro Parolin.

Asimismo, su implicación en el escándalo financiero de Londres, por el que fue condenado a cinco años y medio de prisión por malversación y fraude, habría marcado el cónclave con la polémica. Su retirada es, pues, un paso hacia la transparencia y la justicia eclesiástica tan defendidas por Francisco. De hecho, que Becciu haya desistido de sus intentos por entrar en el cónclave “por el bien de la Iglesia” no es sino un ejemplo más de lo bien atado que dejó el papa Francisco todo aquello que pudo controlar, incluso, en las últimas semanas de su vida, subrayando su mensaje de tolerancia cero ante la corrupción en la Iglesia que ha sido una de las banderas de su pontificado.

En definitiva, que Angelo Becciu no participe en el cónclave es garantía de menor fractura interna, ya que se ha eliminado un conflicto antes de que se produzca: y es que no serían pocos los cardenales que pondrían en tela de juicio si un condenado por el Vaticano puede votar al Papa. Que Becciu, que ha defendido su inocencia desde que en 2020 el papa Francisco le retirase sus privilegios como cardenal haya renunciado a entrar en la Capilla Sixtina no es un simple gesto de discreción por su parte.

Es un hecho que refuerza el legado de Francisco y que parece alinear las opciones del cónclave hacia el centro moderado. Bergoglio, conocedor de cómo ha quedado la Iglesia tras su pontificado, quiso despojarse de un lastre judicial y moral que habría generado una gran crisis reputacional en la Iglesia a la que debería enfrentarse –sea quien sea– el nuevo papa. Un pontífice que, sin Francisco y alejado del escándalo, cuenta ya con que es muy probable que sea votado por un amplio número del colegio cardenalicio.

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