Qué es el ‘sharenting’: un peligro para los niños en las redes

España prepara una ley para proteger la privacidad infantil y frenar una práctica que puede marcar de por vida la identidad digital

Sharenting - Sociedad
Una imagen simbólica que recrea un selfie de una madre con su hija.
Artículo14/ Krea

El sharentingla práctica de compartir fotos o información sobre los hijos en redes sociales— ha dejado de ser una costumbre inocente para transformarse en un problema público. Lo que antes parecía una forma de mostrar orgullo o amor parental, hoy se debate en los despachos del Gobierno.

Ahora, el Ministerio de Juventud e Infancia ha abierto una consulta pública para regular el sharenting. Cualquier ciudadano puede enviar propuestas hasta el 12 de noviembre. La ministra Sira Rego ha insistido en que la infancia debe considerarse “sujeto de derecho”, y que las plataformas digitales asumirán responsabilidades directas sobre la protección de los menores.

La futura ley nace de una urgencia compartida por juristas, psicólogos y educadores. El sharenting ha crecido sin control, en paralelo al auge de la cultura digital de la autoexposición. Según el informe EU Kids Online, el 89% de los padres españoles publica imágenes de sus hijos al menos una vez al mes. Muchos lo hacen por cariño, sin reparar en que están creando una identidad digital que acompañará a esos niños toda su vida.

Una práctica común con consecuencias invisibles

“Publicamos desde el afecto, pero olvidamos que estamos construyendo la huella digital de nuestros hijos”, explica Claudia Caso, directora de la Fundación SOL, en 20 Minutos. Cada imagen compartida puede ser reutilizada, copiada o incluso manipulada por inteligencia artificial. Ese rastro puede afectar a la privacidad, la autoestima o el futuro académico del menor.

El Ministerio busca con esta ley proteger la intimidad de los niños y adolescentes. Tanto si la publicación tiene fines económicos como si no. También pretende formar a los padres sobre los derechos de sus hijos en el entorno digital. Para Rego, regular el sharenting no es una opción, sino “una obligación moral y jurídica”.

Los datos lo respaldan: el 42% de los menores confiesa sentir vergüenza por lo que sus padres publican, según el Comité de expertos para un entorno digital seguro. Además, el 81% de los niños aparece en internet antes de cumplir seis meses. Y uno de cada cuatro lo hace antes de nacer, por las ecografías que suben los progenitores.

Los derechos del menor frente a la libertad del adulto

“El interés superior del niño debe prevalecer sobre la libertad de expresión de los adultos”, recuerda José Pedro Espada, portavoz de la Sociedad Española de Psicología Clínica Infanto-Juvenil, en 2o Minutos. A su juicio, el sharenting debería abordarse desde la prevención y la educación, reconociendo el derecho del menor a revocar su consentimiento y a eliminar imágenes propias.

Los peligros del sharenting
Una imagen simbólica que recrea un selfie de una madre con su hija.
Artículo14/ Krea

Claudia Caso coincide en que no basta con la buena voluntad. Hay prácticas que, a su juicio, deben prohibirse de forma explícita: publicar fotos de niños en situaciones de vulnerabilidad, o con contenido íntimo, debería considerarse inaceptable. Además, propone limitar la explotación económica derivada del sharenting —por ejemplo, en cuentas familiares con patrocinadores— y exigir a las plataformas herramientas sencillas para denunciar o retirar contenidos.

El impacto psicológico y social del ‘sharenting’

El sharenting no solo expone datos personales. También influye en la construcción de la identidad. Durante la adolescencia, la autoimagen se vuelve esencial. “Si un joven percibe que su imagen ha sido gestionada por otros, puede sentir vergüenza o rechazo hacia su entorno familiar”, advierte Espada. Esa exposición temprana puede reforzar la idea de que el valor personal depende de la apariencia o de la aprobación social.

El fenómeno tiene, además, una dimensión de seguridad. Según la Policía Nacional, el 72% del material incautado a pedófilos procede de imágenes cotidianas —no sexualizadas— tomadas de redes sociales. Y un estudio de la Universidad de Navarra concluye que las fotos con niños generan un 41% más de interacciones en Instagram. Eso incentiva aún más el sharenting.

“Las redes premian la exposición, y los algoritmos amplifican el contenido infantil porque genera emociones”, explica Caso. Pero esa viralidad puede tener un coste: humillación, ansiedad o retraimiento social cuando el menor toma conciencia de que su imagen circula sin su control.

La nueva amenaza: la inteligencia artificial

El avance de la IA generativa multiplica los riesgos del sharenting. Hoy, cualquier imagen puede ser manipulada o sacada de contexto en segundos. “Las fotos domésticas pueden convertirse en memes humillantes o material de ciberacoso”, alerta Caso. Incluso los perfiles privados no garantizan protección total: las imágenes pueden difundirse entre conocidos o filtrarse sin intención.

Qué es el 'sharenting': un peligro para los niños en las redes
Una imagen simbólica de la relación entre los humanos y la Inteligencia Artificial.
Artículo14/ Krea

Espada advierte que los niños, al ver su vida expuesta, pueden desarrollar una sensación de desconfianza hacia los adultos. “El sharenting erosiona la frontera entre lo íntimo y lo público. Los menores necesitan espacios de privacidad para crecer emocionalmente sanos”, explica el psicólogo.

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