Cada día del calendario litúrgico católico conmemora a varios santos y beatos que dejaron huella por su fe, su ejemplo y su entrega. Este miércoles 8 de octubre, la Iglesia celebra la memoria de figuras de distintas épocas y lugares que comparten una misma virtud: haber vivido el Evangelio con radicalidad. Entre los protagonistas del día destacan Santa Pelagia de Antioquía, San Hugo de Génova, San Demetrio de Alejandría y el Beato Juan Adams, mártir inglés del siglo XVI.
Santa Pelagia de Antioquía: de la vanidad a la santidad
El nombre más destacado del santoral de este 8 de octubre es Santa Pelagia de Antioquía, también conocida como Pelagia la Penitente o “Pelagia la Actriz”. Vivió en el siglo IV y su historia es una de las más conmovedoras del cristianismo primitivo.
Según la tradición, Pelagia fue una actriz y bailarina famosa en Antioquía, célebre por su belleza y su vida mundana. Sin embargo, al escuchar un sermón del obispo Nono de Edesa, decidió cambiar radicalmente de vida. Abandonó la riqueza y el lujo, se convirtió al cristianismo y pasó el resto de sus días en penitencia y oración en el Monte de los Olivos, cerca de Jerusalén.
Su historia simboliza el poder de la conversión y la misericordia divina. En muchas iglesias de Oriente, Santa Pelagia es venerada como modelo de arrepentimiento, y su figura se asocia a la idea de que nunca es tarde para empezar de nuevo.
San Hugo de Génova: el ejemplo del servicio silencioso
Otro de los santos que la Iglesia recuerda este 8 de octubre es San Hugo de Génova, también conocido como Hugo Canefri, religioso de la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. Nació en el siglo XII en Alessandria, Italia, y consagró su vida al cuidado de los enfermos y peregrinos en el hospital de Génova.
Su labor fue discreta pero incansable: se dedicó a asistir a los más necesitados durante las epidemias, sin importar su origen ni condición. Murió hacia el año 1233, y su culto se extendió rápidamente por el norte de Italia. San Hugo representa ese rostro humilde de la santidad, el de quienes sirven sin esperar reconocimiento.
San Demetrio de Alejandría: un pastor en tiempos difíciles
En el siglo III vivió San Demetrio de Alejandría, patriarca de la ciudad egipcia y figura clave en los primeros siglos del cristianismo. Gobernó la Iglesia alejandrina durante más de cuarenta años, guiándola en tiempos de persecuciones y conflictos teológicos.
Se le atribuye haber organizado el cálculo de la fecha de la Pascua, unificando la celebración para todas las comunidades cristianas, y fue mentor de Orígenes, uno de los grandes pensadores de la Iglesia antigua. Murió hacia el año 232, y es recordado como un hombre de ciencia, fe y sabiduría pastoral.
Mártires ingleses: fidelidad en tiempos de persecución
El santoral de este miércoles incluye también a varios mártires de Inglaterra, entre ellos el Beato Juan Adams, sacerdote ejecutado en 1586 durante el reinado de Isabel I por negarse a renunciar a su fe católica.
Adams ejerció su ministerio en secreto en tiempos en que el catolicismo estaba prohibido en Inglaterra. Fue arrestado, juzgado y condenado a muerte junto a otros compañeros sacerdotes. Canonizado como beato por el papa Juan Pablo II, es símbolo de fidelidad y resistencia religiosa frente a la intolerancia.
Nombres que se celebran hoy
Quienes se llamen Pelagia, Hugo, Demetrio o Juan están hoy de celebración. Cada uno de estos nombres encierra una historia de entrega y fe que ha trascendido siglos. Desde la penitencia de una antigua actriz hasta la entrega de un cuidador hospitalario o el valor de un mártir, todos comparten una misma raíz espiritual: la búsqueda de la verdad y la esperanza en medio de la adversidad.
Un día para recordar el poder de la conversión
El 8 de octubre es, en definitiva, una jornada que invita a reflexionar sobre la capacidad humana de cambiar, servir y creer. La figura de Santa Pelagia, en particular, sigue siendo una inspiración para quienes atraviesan momentos de duda o de búsqueda personal.
La Iglesia propone este día no solo como recuerdo histórico, sino como una oportunidad para redescubrir el sentido de la fe transformadora que define a todos los santos. Porque, como repiten los creyentes, cada día del calendario puede ser también una invitación a empezar de nuevo.