4 alternativas a ‘El Juego del Calamar’ para superar su final

Cada una de estas series recoge una parte del espíritu de 'El Juego del Calamar' y lo proyecta con su propio lenguaje, su cultura y su estilo

El Juego del Calamar - Cultura
Fotograma de la última temporada de 'El Juego del Calamar'
Netflix

Cuando una serie como El Juego del Calamar llega a su conclusión, deja tras de sí no solo una estela de espectadores sobrecogidos, sino también un vacío difícil de llenar. La creación surcoreana de Hwang Dong-hyuk no solo redefinió el concepto de thriller televisivo, sino que ofreció una contundente crítica social disfrazada de competición macabra.

Con su mezcla de violencia estilizada, dilemas morales y una estética impecable, El Juego del Calamar se convirtió en un fenómeno global. Ahora que su historia ha llegado a su fin, miles de seguidores buscan una ficción que esté a su altura. Por fortuna, hay series y formatos que, sin copiar su fórmula, beben de las mismas fuentes. Estas cuatro propuestas son ideales para quienes aún no pueden quitarse de la cabeza el eco de aquella muñeca gigante que cantaba “Luz roja, luz verde”.

‘Alice in Borderland’

Quienes disfrutaron del suspense de El Juego del Calamar encontrarán en Alice in Borderland una propuesta igual de perturbadora y adictiva. Esta serie japonesa, basada en el manga de Haro Aso, arranca con una premisa vertiginosa: un joven obsesionado con los videojuegos y sus dos amigos son transportados a un Tokio desierto, donde deberán participar en desafíos de vida o muerte si quieren sobrevivir.

La afinidad con El Juego del Calamar es evidente. Ambos mundos presentan pruebas físicas y psicológicas que obligan a los personajes a tomar decisiones éticas imposibles. Sin embargo, Alice in Borderland lleva la experiencia un paso más allá, incorporando una capa de lógica matemática y estrategia que convierte cada juego en una partida de ajedrez.

La serie también destaca por su ritmo vertiginoso, sus efectos especiales y su capacidad para desarrollar personajes que evolucionan en entornos hostiles.

Además, mientras El Juego del Calamar denuncia la desigualdad social desde una óptica muy coreana, Alice in Borderland plantea un nihilismo más existencial, más filosófico, más japonés. Ambas series coinciden en su visión distópica de la modernidad. Pero cada una lo hace con su propio acento cultural.

‘3%’

La brasileña 3%, pionera dentro de la ciencia ficción latinoamericana, también se presenta como una alternativa digna para los huérfanos de El Juego del Calamar. En un futuro no muy lejano, el mundo está dividido en dos realidades antagónicas: el Continente, un lugar sumido en la pobreza, y el Maralto, una sociedad avanzada y exclusiva a la que solo accede el 3 % de la población.

Para ello, deben superar un proceso de selección implacable que no duda en poner a prueba la resistencia física, la inteligencia y la integridad moral de los participantes.

El paralelismo con El Juego del Calamar es evidente. Ambos relatos plantean una lucha darwinista bajo el pretexto de un concurso. La diferencia está en el contexto. Mientras en la serie coreana el juego es clandestino y extremo, en 3% está institucionalizado y forma parte del sistema. Pero en ambos casos, el resultado es el mismo: un reflejo cruel del mundo real, donde las oportunidades están reservadas para quienes pueden pagar el precio.

El mérito de 3% no solo está en su guion sólido y sus giros argumentales, sino también en su capacidad para construir un universo creíble con recursos limitados. Con una producción mucho más modesta que la de El Juego del Calamar, esta ficción demuestra que las grandes ideas no necesitan presupuestos millonarios para impactar.

‘Hellbound’

Si El Juego del Calamar planteaba una crítica descarnada a la codicia y la desigualdad, Hellbound eleva la apuesta. ¿Qué pasaría si supiéramos con antelación el momento exacto de nuestra muerte? ¿Y si además supiéramos que es un castigo enviado desde el más allá? Esta serie surcoreana, también de Netflix, comienza con una serie de apariciones sobrenaturales que pronostican el infierno a determinadas personas.

Poco después, criaturas monstruosas aparecen para cumplir esa condena con una brutalidad que nada tiene que envidiar a la de los juegos infantiles de El Juego del Calamar.

La conexión entre ambas producciones no es solo geográfica, sino también temática. Ambas exploran los límites del sufrimiento humano, el miedo como motor de la acción y el juicio colectivo como herramienta de control. Si en El Juego del Calamar los participantes eran observados por una élite perversa, en Hellbound es la propia sociedad la que condena a quienes consideran culpables, muchas veces sin pruebas ni clemencia.

El tono de Hellbound es más oscuro, más religioso, más metafísico. Pero también más complejo. No hay juegos, pero hay reglas. No hay premios, pero hay castigos.

‘Beast Games’

Para quienes buscan una experiencia más directa, Beast Games ofrece una alternativa curiosa: un reality show inspirado en la estética y el formato de El Juego del Calamar, pero sin muerte ni violencia. Producido por MrBeast, uno de los creadores de contenido más populares del mundo, este programa reúne a mil participantes en desafíos progresivos que imitan el tono, el decorado y hasta la tensión de la serie coreana.

El premio: 456.000 dólares. Una cifra simbólica que homenajea al número de concursantes originales en El Juego del Calamar.

La magia de Beast Games reside en su capacidad para recrear la atmósfera de la serie de Netflix con participantes reales. Aunque el riesgo no es vital, la ansiedad, la estrategia y la presión social están muy presentes. Cada prueba es un microcosmos donde aflora lo peor y lo mejor del ser humano. Y en ese sentido, el paralelismo con la serie original sigue intacto.

Además, el reality introduce un componente nuevo: la interacción con el espectador. Ver a personas reales enfrentarse a desafíos extremos en tiempo real genera un tipo distinto de tensión, una empatía más directa, un voyeurismo que complementa bien la ficción.

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