El rock and roll no tiene límite de edad, y Patti Smith es la prueba viviente. La legendaria artista estadounidense, conocida como la madrina del punk, se presentó el pasado 10 de octubre en el Teatro Real de Madrid. Medio siglo después del lanzamiento de Horses, su disco más icónico, Smith sigue desbordando energía. El templo de la música clásica en España cambió la ópera por un género más rebelde, incluso revolucionario, haciendo vibrar a más de mil personas en el corazón de la capital. Durante el concierto, la presencia de Rosalía —convertida en una fan más, saltando y cantando— causó sorpresa entre el público. La Motomami coreó clásicos como Gloria, Pissing in a River y Dancing Barefoot.
Patti Smith compartió con los asistentes el trasfondo de varias canciones. Una de ellas fue Break It Up, compuesta junto al guitarrista Tom Verlaine. La artista explicó que la inspiración surgió de un sueño que tuvo tras la muerte de Jim Morrison, vocalista de The Doors. En él, caminaba por un bosque y se encontraba con una estatua de Prometeo encadenado. Sintió que dentro de la escultura había una presencia viva: una mariposa que luchaba por liberarse de la piedra. Finalmente, el insecto lograba romper la estatua en dos y volar hacia el cielo, simbolizando la libertad.
A lo largo de la noche, Patti Smith alternó entre poesía y música. En algunos momentos adoptaba un tono sereno para compartir reflexiones; en otros, se entregaba con intensidad al punk y al rock que la caracterizan, agitando su inconfundible melena blanca mientras el público respondía con euforia, moviendo cabezas y levantando puños.
Patti Smith marcó un antes y un después en la escena musical de los años setenta, al fusionar dos universos tan distintos como el rock y la poesía. Con el tiempo se convirtió en un símbolo de resistencia femenina, inspirando a nuevas generaciones de artistas. Rosalía lo confirma con su admiración abierta, mientras que Florence Welch, líder de Florence + The Machine, le dedicó la canción Patricia: “Su escritura es una huella. Parece reverenciar el acto de vivir de una manera que encuentro inspiradora”, afirmó la cantante británica.
Más allá del rock, el concierto se convirtió en un repaso de su historia personal y artística. Smith habló del poder de la creatividad como forma de resistencia y de cómo la poesía puede transformar el dolor en belleza. “Escribir es también una forma de romper las cadenas”, dijo, dejando claro que su voz sigue siendo, después de décadas, un canto de libertad.
Poeta antes que estrella del rock

La literatura y la poesía aparecieron en su vida mucho antes que la música. Por eso sus canciones tienen un trasfondo literario que cautiva al público: es una manera distinta de escribir y de cantar rock o punk. Antes de iniciar su carrera musical trabajó en una librería en Manhattan y participaba con frecuencia en recitales poéticos. Aquellos entornos intelectuales la impulsaron a recitar sus propios poemas acompañada de una guitarra, dotando a sus actuaciones de una atmósfera artística singular.
Entre sus grandes referentes se encuentran Arthur Rimbaud —a quien muchos consideran el primer poeta punk— y Charles Baudelaire. Tal fue su influencia que la portada de Horses se convirtió en un homenaje directo: “Es mi traje de gala de Baudelaire”, confesó Patti Smith en una entrevista. Estas figuras marcaron profundamente su concepción del arte, la belleza y la transgresión, elementos que ella trasladó al rock con una sensibilidad poética única.