En la segunda temporada de Landman, Demi Moore regresa con una interpretación profundamente emocional y llena de matices, encarnando a Cami Miller, una mujer que debe reconstruirse tras la pérdida de su esposo adentrándose en un mundo que siempre observó desde la periferia.
Durante esta conversación, Demi Moore reflexiona sobre la resiliencia, el sentirse subestimada y la compleja relación entre poder, vulnerabilidad y supervivencia.
La actriz reconocida por romper moldes a lo largo de su carrera, desde desafiar la imagen de la maternidad en Hollywood hasta liderar su propia productora cuando pocas mujeres lo hacían, comparte cómo este momento representa un nuevo capítulo personal y profesional, impulsado por la intención consciente de volver a encontrar desafíos. Moore habla del universo creado por Taylor Sheridan, del papel de las mujeres en la industria, del choque entre tradición y modernidad en el mundo del petróleo y de su propio vínculo con la tierra y la maternidad. Con humor y honestidad, Moore deja ver a una artista que no teme reinventarse.

En tu carrera has roto moldes: normalizaste el embarazo, fuiste la actriz mejor pagada. Sin embargo, parece que aún debes demostrar quién eres al mundo. ¿Ese sentimiento conecta con tu personaje?
Cami enfrenta un desafío que yo no he vivido; la vida después de perder a su pareja, el pilar de su existencia. Sobre “probarse a uno mismo”, quizá de joven sentí que debía demostrar algo, pero nunca hacia afuera. Es algo que siempre ha sido hacia mí. Conecto con el personaje en la sensación de ser subestimada. Entrar a un mundo nuevo con fuerza y capacidad de resistencia.
Cami y Monty construyeron su vida juntos. Ahora que él ya no está, ¿puedes dar un adelanto de tu trabajo con Billy Bob en esta temporada?
Tommy y Cami tienen mucha historia. Empezaron juntos y él es su único ancla, su puerto seguro. A nivel personal, trabajar con Billy Bob es muy divertido. Con la ausencia de Monty, Tommy es quien la sostiene mientras todo a su alrededor comienza a explotar más allá de lo que ella conocía.

En Substance y en Landman interpretas personajes que enfrentan sexismo y edadismo, pero reaccionan de formas muy distintas. ¿Qué sigue ahora para ti como mujer, artista y madre?
Lo importante es sentirme cómoda con no saber cuál será el siguiente capítulo y estar presente a lo que llegue. No significa esperar pasivamente, sino mantenerme abierta y seguir retándome. Me gusta salir de mi zona de confort trabajando con personas que me elevan. Este proyecto es un mundo nuevo. Yo nunca había trabajado sin saber hacia dónde iba la historia, pero ese sentimiento entre incertidumbre es emocionante porque sabes que los guionistas son sensacionales.
Tu personaje quiere involucrarse más y recibe la advertencia de que a ella le ofrecerán malos negocios y a él los buenos. En tu carrera, ¿has vivido algo así?
Sí, ha ocurrido. Pero no me he aferrado a eso. Después de tantas décadas ya no lo siento; quizá de joven sí. Cuando leí la escena tuve una reacción de ego, pero entendí que él está tratando de protegerla, le avisa que podrían intentar aprovecharse de ella. Aun así, existe ese primer impulso de “¿por qué me excluyes?”. Es una de las sutilezas hermosas del guion.
Este papel es distinto dentro del mundo de Taylor Sheridan. ¿Cómo se siente interpretar a una mujer tan poderosa aquí?
Las mujeres están tomando más control de las opciones disponibles. Aunque siguen existiendo limitaciones, y lo noto comparado con lo que se envía a actrices de 30 años, está claro que hay interés por ver historias con mujeres de todas las edades. La variedad de personajes, edades y personalidades hace que la serie sea muy rica emocionalmente.
El título Landman evoca nuestra relación con la tierra: algunos la explotan, otros la preservan. ¿Qué significa para ti haber comprado una finca de tierra por primera vez? ¿Cómo ha evolucionado tu relación con ella?
Explorar este mundo ha sido muy educativo. Taylor (Sheridan) no toma postura política; muestra los riesgos reales. Perdí a un primo de 22 años que trabajaba en una plataforma petrolera. Mi relación con la tierra es profunda. Crecí mudándome mucho y mi hogar en Idaho es un santuario. Rescaté patitos este verano y ahora 36 van cada día a comer. Mi tierra es mi raíz y mi refugio.

Taylor Sheridan crea mundos con los que la audiencia conecta. ¿Qué lo hace tan especial?
Es un escritor extraordinario que crea personajes complejos y valientes. Equilibra sustancia y entretenimiento de forma única. Siempre le admiro cómo escribe a las mujeres. Alterna desafíos humanos, temas sociales, humor y personajes moralmente ambiguos de manera brillante.
Comparado con series antiguas como Dallas, ahora hablamos de billonarios y un mundo mucho más complejo. ¿Crees que Landman es más fascinante por eso?
Sí. La serie toca temas actuales y los vemos a través del lente del momento histórico, que sin duda es un reto para todos. Sheridan refleja los problemas reales sin perder el entretenimiento que todos necesitamos en tiempos difíciles.
En la vida real tienes hijas adultas. ¿Interpretar a una madre de hijas más jóvenes te trajo recuerdos? ¿Cómo influye la maternidad en tu vida y en tu personaje?
Para cualquier madre, los hijos siempre son tus bebés, aunque sean adultos. En la serie, más que la relación madre-hijas, lo central es el vínculo entre Cami y Monty, que tienen una conexión muy profunda. En mi vida, ser madre es el papel más importante que he tenido.

¿Cuál fue tu reacción al saber que pronto obtendrás tu estrella en el Paseo de la Fama?
Estoy muy emocionada y agradecida de recibirla justo ahora. La valoro más que si hubiera llegado antes.
Muchas actrices jóvenes te ven como pionera. ¿Cómo te hace sentir?
Me conmueve. Nunca intenté ser ejemplo; solo quería enfrentar mis propios desafíos. A veces basta con preguntarse “¿por qué no?” y averiguar cómo hacerlo posible.
Tanto en The Substance como en Landman exploras sistemas que consumen a las personas. ¿Qué te atrajo de examinar cómo el poder y el valor se negocian sobre el cuerpo y el alma?
Es una excelente pregunta. No sé si era algo totalmente consciente. En The Substance sí era explícito. En Landman quizá lo estoy comprendiendo ahora, iniciando el viaje de Cami. Necesito pensarlo más.
Has interpretado mujeres fuertes que caminan entre el control y la vulnerabilidad. ¿Qué te atrae de ese equilibrio?
Busco responder mis propias preguntas y desafiar lo establecido. Todos caminamos esa línea entre el control y la vulnerabilidad, pero la vulnerabilidad es lo que nos conecta. Elegir roles que la exploran me ayuda a darme más espacio para respirar.
Tu personaje pasa de esposa a dirigir una empresa. ¿Cómo ves este cambio respecto a los papeles y retos que enfrenta la mujer de hoy?
Cami no es una ‘Mujer Trofeo’. Ella y Monty construyeron todo juntos. Lo interesante es que no es experta y debe navegar un mundo nuevo. Descubre cosas que quizá no eran como creía, y su curva de aprendizaje es intensa.

¿Qué te emocionó de entrar en el mundo de Cami?
Además de la ropa, que era un mundo totalmente nuevo. Filmar en Fort Worth fue clave. Es un lugar donde puedes estar junto a tres billonarios sin saberlo, mezclado con la cultura vaquera. Como alguien de Nuevo México, muchas cosas me resultaron familiares.
The Substance y Landman salieron el mismo año. ¿Sientes que marcan un nuevo capítulo en tu carrera?
Sí. Llegué a pensar que quizá esta etapa había terminado porque no encontraba personajes que me inspiraran. The Substance abrió una puerta, pero primero tuve que abrirla yo.

¿Piensas en el legado que dejas a otras mujeres al elegir un personaje?
No es lo primero que pienso, pero sí considero el impacto del tema. Con G.I. Jane sabía que podía generar un cambio cultural. Igual con The Substance. Pero mis elecciones deben venir desde adentro.
¿Cuál es tu mentalidad al asumir un papel como el de Landman?
The Substance y Landman no podrían ser más distintos, pero juntos son piezas de un tapiz que estoy creando. Una vida bien vivida. Espero estar al servicio de abrir caminos simplemente al cuestionar lo posible. Y sobre todo, hacer lo que me da alegría. Taylor me contó la historia sin guion y me pidió confiar. Dije que sí, y estoy abierta a donde me lleve en su universo.


