En la historia de la literatura abundan las figuras que alcanzaron la gloria demasiado tarde, cuando sus voces ya se habían apagado. Pero pocas resultan tan conmovedoras como la de Jean Rhys, una autora que conoció la miseria, la invisibilidad y el desprecio antes de ser reconocida como una de las escritoras más importantes del siglo XX.
Su novela Ancho mar de los Sargazos, publicada en 1966, es hoy considerada un clásico imprescindible. Pero durante décadas Jean Rhys fue un nombre condenado al silencio.
Jean Rhys, una vida marcada por la ausencia
Nacida en 1890 en Dominica, en el corazón del Caribe, Jean Rhys vivió desde el principio entre dos mundos. Por un lado, la herencia colonial británica que impregnaba la isla y, por otro, la intensidad de la cultura criolla que marcó su infancia.
Esa mezcla de raíces y desarraigos sería fundamental en su literatura, donde la identidad fragmentada, el exilio y la soledad son temas recurrentes.
A los dieciséis años viajó a Inglaterra, donde intentó abrirse camino como actriz. Fracasó. La precariedad económica la llevó a sobrevivir como corista, modelo y amante ocasional de hombres adinerados.
Aquella experiencia se reflejó después en sus primeras novelas, protagonizadas por mujeres marginadas, heridas por la pobreza y el abandono. Desde el principio, la obra de Jean Rhys se construyó desde la mirada de los que no tenían voz.
Una autora invisible
En los años veinte y treinta, Jean Rhys publicó varias novelas y colecciones de relatos, entre ellas Voyage in the Dark (1934) y Good Morning, Midnight (1939). Su estilo, directo y despojado de adornos, anticipaba la modernidad literaria con un realismo brutal que no encajaba en la época.
Escribía sobre mujeres vulnerables, alcoholismo, fracaso sentimental y alienación en ciudades hostiles.

La crítica de entonces no supo qué hacer con sus libros. Demasiado incómodos, demasiado oscuros, demasiado sinceros. El mercado editorial tampoco la respaldó.
Tras la publicación de Good Morning, Midnight, Jean Rhys cayó en un olvido casi absoluto. Pasó décadas viviendo en la pobreza, aislada, prácticamente desaparecida del mapa literario. Se la dio por muerta más de una vez.
El regreso inesperado
Cuando ya nadie esperaba nada, ocurrió lo improbable. En 1966, después de casi treinta años de silencio, Jean Rhys reapareció con Ancho mar de los Sargazos. La novela no solo la devolvió a la vida literaria, sino que la consagró como una de las escritoras más audaces del siglo XX.

En este libro, Jean Rhys se apropió de un personaje secundario de Jane Eyre de Charlotte Brontë: Bertha Mason, la “loca del ático” y esposa criolla de Rochester.
Rhys reescribió su historia desde el origen, situándola en el Caribe, explorando el racismo, el colonialismo y la opresión patriarcal. Lo que para Brontë había sido un personaje monstruoso, para Rhys era una mujer atrapada entre culturas, víctima del desarraigo y del poder masculino.
Ancho mar de los Sargazos fue recibida como una obra maestra. De repente, aquella autora olvidada, que había pasado media vida en la penuria, era reconocida como una de las voces imprescindibles de la literatura contemporánea.
La crítica la aclamó, los lectores se volcaron y el nombre de Jean Rhys regresó del silencio para quedarse.